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En total serían 25 los países en los que se detectó el funcionamiento de Circles, una una empresa dedicada a proveer tecnologías de vigilancia. Según una investigación realizada por el del Citizen Lab de la Universidad de Toronto, la compañía permitiría la posibilidad de realizar escuchas telefónicas, el rastreo geolocalizado de dispositivos y la implementación de tecnología para el espionaje. En el listado se incluyen siete países latinoamericanos: Chile, Perú, Ecuador, México, El Salvador, Ecuador y Guatemala. 

El reporte “Running in Circles: Uncovering the clients of cyberespionage firm Circles”, publicado este martes, afirma que Circles estaría afiliada con NSO Group, compañía israelí responsable del spyware Pegasus. NSO Group declara ofrecer sus servicios en forma exclusiva a los gobiernos, lo que no ha impedido que su tecnología haya sido usada para espiar a activistas, periodistas, defensores de derechos humanos y miembros de la sociedad civil en distintas partes del mundo, incluyendo México.

Según constata el reporte de Citizen Lab, Circles aprovecha una vulnerabilidad en la red SS7 que permite enviar comandos para escuchar llamadas de voz, acceder a mensajes de texto e identificar la geolocalización de dispositivos móviles conectados a la red de telefonía global en cualquier lugar del planeta. según la investigación, para los operadores de telecomunicaciones es complejo distinguir si este tráfico es benigno o malicioso, por lo que se vuelve difícil bloquearlo. 

Citizen Lab identificó que los clientes de Circles corresponden a gobiernos con historial de manejar herramientas digitales “para abusos contra los derechos humanos”. Entre los Estados que el laboratorio destaca como probables clientes de Circles figuran siete países latinoamericanos: Chile, donde el sistema es utilizado por la Policía de Investigaciones (PDI); en tanto en El Salvador, Ecuador y Guatemala, la tecnología estaría siendo utilizada por la Dirección General de Inteligencia Civil; en Honduras, estaría a cargo de la Dirección Nacional de Investigación e Inteligencia; al igual que en Perú, que sería implementado por la Dirección de Inteligencia Nacional y México, por la Armada y el Estado de Durango.

Además, Circles estaría en funcionamiento en países como Bélgica, Dinamarca, Australia, Nigeria, Marruecos, Malasia e Indonesia, entre otros.

La noche del lunes 21 de junio se emitió un debate entre los cuatro precandidatos a la presidencia de Chile del pacto Chile Vamos, que aglutina a los partidos de derecha. Uno de los momentos más comentados de la transmisión fue aquel donde Joaquín Lavín —abanderado de la UDI y ex alcalde de Las Condes— mostró un dispositivo que (al parecer) habría intentado conectar a su teléfono, sin éxito, lo que generó varias burlas en redes sociales.

“Este pequeño aparato que está aquí, se llama UFED. Se pone en los celulares para extraer la información de los celulares incautados a los traficantes”, explicó. “¿Sabe cuántos tiene la PDI en su brigada de robos? Uno. ¿Y sabe quién se los dio? Nosotros, la Municipalidad de Las Condes”. Más tarde, cuando se discutió el conflicto en la Región de la Araucanía, Lavín insistió: “Este aparatito que mostré antes, que se llama UFED, que extrae la información de narcotraficantes y terroristas desde sus celulares, obviamente debería estar lleno de estos”.

UFED (Universal Forensic Extraction Device) es un producto de la empresa israelí Cellebrite que permite acceder y copiar la información almacenada en dispositivos móviles, incluyendo contactos, fotografías de la cámara, vídeos, audio, mensajes de texto, registros de llamadas y de ubicación. Su principal particularidad es que permite burlar la seguridad de distintos modelos de teléfonos inteligentes, tan solo conectándolo al puerto de datos del teléfono.

Por su carácter altamente intrusivo, es un dispositivo que en Chile las policías solamente podrían utilizar con una orden judicial para acceder a las comunicaciones almacenadas en los teléfonos. Lo que levanta la primera interrogante: ¿por qué una autoridad comunal adquiere este tipo de tecnología, que no está legalmente facultada para usar?

Lejos de ser un mero formalismo, el requisito de una orden judicial para realizar acciones investigativas lesivas de derechos fundamentales es una herramienta de control contra posibles abusos (¿se acuerdan de la Operación Huracán?), cuestión que Lavín decide ignorar en favor de una postura que él mismo resume como “más respaldo a la policía” y “tecnología y equipamiento”. Misma postura que utilizó como alcalde de Las Condes para hacer de la lucha contra la delincuencia un espectáculo y posicionar su candidatura presidencial.

Las soluciones tecnológicas a la delincuencia no solamente son efectistas, sino que pueden producir nuevos problemas. Contrario a lo que el candidato Lavín señala, el UFED no solamente extrae información de los celulares de narcotraficantes y terroristas, sino de cualquier teléfono. Eso ya se volvió un problema en los Estados Unidos cuando la policía comenzó a vender en eBay los modelos dados de baja, poniendo capacidad altamente intrusiva en manos de los mismos delincuentes que se supone están tratando de combatir.

El anhelo de Lavín de un Chile “lleno de estos” UFED no es sinónimo de mayor seguridad, sino que al contrario, se parece más a una distopía tecno-autoritaria de la que nadie está a salvo.  Y cuando uno revisa la lista de clientes de Cellebrite, queda claro que eso no es una exageración: Emiratos Árabes Unidos, Hong Kong, Turquía, Rusia y Bielorrusia, todos con un largo historial de violaciones a los derechos humanos. 

Puedes revisar la inervención de Joaquín Lavín acá.

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