Recuerdo con mucho cariño aquéllos desayunos de domingo en los que mi abuela (siempre

Recuerdo con mucho cariño aquéllos desayunos de domingo en los que mi abuela (siempre presente en mi memoria) ponía ante mí un plato con un par de croissants.

Quién más quién menos tendrá sus evocaciones en relación con esta deliciosa pieza de bollería, a la que aludo hoy porque acabo de descubrir su curioso origen. Al parecer, a finales del siglo XVII los soldados otomanos pusieron cerco a Viena. Sin embargo, a pesar de sus repetidos asaltos, no habían conseguido quebrantar la resistencia de los vieneses.

Los turcos decidieron entonces tomarlos por sorpresa y comenzaron a excavar túneles por debajo de la muralla, que desembocaran en el centro de la ciudad. Para no ser descubiertos trabajaban sólo por la noche, pero los panaderos también. Éstos oyeron el ruido que hacían los turcos con las palas y picos, y dieron la voz de alarma.

Para celebrar lavictoria, los panaderos crearon un bollo en forma de luna creciente, símbolo del Imperio Otomano. Fue la reina Maria Antonieta, de origen austriaco, la que hizo llegar a la corte de Versalles el croissant (”lune croissant”) junto con otros productos y dulces que acabaron por formar parte de la cultura culinaria francesa.

Feliz fin de semana!

Imagen vía Miriam Figueras