#chezzemoon
Me puedo considerar un mago,
sabiendo que acostumbro a desaparecer de la vida de las personas,
o quizá algo más simple, solamente alguien que desea creer en la magia que hay dentro de sí mismo.
Terminar entregando todo el corazón en una simple ilusión pasajera, siempre ha sido un error que nunca dejo de cometer y del que nunca aprendo nada.
Entre lo dulce y lo irrelevante, sólo déjame danzar al compás de un dolor recurrente que me contagia con la despreocupación de lo que vendrá después.
Desde que era niño, la vida me obligo a conocer el dulce dolor de la soledad, sólo déjame ahora al menos actuar de manera desinteresada, irresponsable, despreocupada, sólo quiero encontrarme con todo aquello de lo que me perdí.
Terminas por dejar todo en manos del tiempo, y al final el tiempo te termina consumiendo a ti.
Nunca tengo algo que decir en concreto, pero si algún día vuelves a verme con esos ojos, te juro que lo único que tendré para ti será un “Te Amo”.
Mañana podría morir, toda mi vida podría pasar en un efímero sueño, y estoy aquí, no haciendo más que pensar en ti.
Solamente soy alguien que se sostiene con el mínimo deseo de vivir.
Por un segundo, dejo de ocuparme, y empiezo a notar que mi vida sigue siendo un desastre.
Me encuentro tan frágil, que con un “adiós” puedes quebrarme fácilmente, así que por favor, quédate.
A punto de volver a querer esconderme de mí mismo.
No procuro escribir sobre ti, pero existe ahora mismo una situación de urgencia en el corazón, por dejarte en claro que lo que algún día fuiste para mí, aún tiende a ser necesitado.
Eternamente desinteresado en el cielo, eternamente enamorado de lo que ello refleja en tus ojos.
Un desacierto total de mi parte volver a enamorarme de ti.
Entiende que el problema sigo siendo yo, que vive intensamente por nada, que se levanta sin ninguna convicción, que no persigue nada, que no avanza nada, que sigue siendo un insólito vacío en medio de la nada.
¿Por qué me sigo mintiendo a mí mismo?
Anda, dile al corazón que no estás bien.
Nunca fui yo quien hizo más daño, pero por alguna razón, soy quién menos se permite ser feliz.
Nunca en mi vida fui tan puntual, como aquellos días en los que te esperaba a la salida del colegio, solamente para verte sin decir más que un adiós, el cual algún día dejé de procurar, porque nunca más volví a verte, por más que te esperara.
¿Sería suficiente sólo desaparecer?
o es que quizá ya lo haya hecho,
y aún así, éste vacío se sigue expandiendo.
Me pierdo la mayor parte del día, nadie nota mi ausencia,
pero, creo que en parte es porque nunca me han conocido,
en parte es porque siempre han vivido con mi esencia perdida.
Y me quedé con las ganas de amarte toda la vida.
