#desde el alma

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Debajo de un pie. Que tan relevante ha de ser vivir si se va a morir bajo la planta de un pie, por error, sin querer. Siendo nacida para proteger, para dar la vida por cuidar otra que de una soberana debe nacer, y seguir el ciclo dictado parto por parto, si así se le llama en su reino. Vi la pequeña hormiga, insignificante a mis ojos, muerta por un mal paso que se pudo evitar, lejos de casa y demostrando que vida y muerte pueden ser invaluables con el peor sentido que se le pueda dar a la palabra.

Para muchas personas podría ser extraño analizar tanto el ciclo de una entre millones. Para mí se convirtió en un pensamiento redondo, de esos que giran por un rato con nosotros, se mezclan entre las prioridades y se convierten en ese trozo de canción que no puedes dejar de cantar porque en algún lado se te metió en el camino. La vida de ese pequeño himenóptero se me atravesó en la mente justo después de que la vi caer. Tanto así, que incluso mi subconsciente decidió regalarle uno de esos momentos mágicos en los que me pierdo del mundo mirando a la nada y me tienen que traer de vuelta casi obligado.

Nada más extraño que divagar sobre la vida de una hormiga. No sé si he visto muchas películas de Disney y DreamWorks, si tan jodido tengo el cerebro que pienso puras estupideces, o si en realidad soy tan raro como me siento y tanta mierda que veo en internet me afecta en serio; pero, al menos escogí inconscientemente darle una vida muy épica a la pequeña con muerte tan boba y esos momentos que me perdí del mundo real valieron la pena, o eso quise creer.

¿Qué llevaría a un insecto tan genéticamente controlado tan lejos de su casa? Para mí, el libre albedrío. Para mí, el universo miente al dictar que ellas son guiadas para constituir un súper organismo y que cada decisión que toman fortalece el hormigón que compone su especie y por el que dicha mezcla tan dura recibe su nombre. Para mí, esa pequeña mandó a su reina a la puta mierda y decidió buscar su rumbo sola. Para mí, esa hormiga se paró duro contra el todo mismo y eligió hacer su vida como le diera la gana. En mi opinión, para esa pequeña, insignificante, invaluable en un mal sentido, los adjetivos dejaron de afectar, y su propósito de vida fue tan claro que entendió que pensar en ese mismo era una pérdida total de tiempo. Ella razonó que no estaba para cuestionarse, que no era para rendirse a lo que la vida le deparaba y que nacer, aunque no fuera elección, era un don que no iba a desperdiciar.

Esa hormiga se me convirtió en una explicación muy lúcida de lo que debemos ser. Esa hormiga que tomó su maleta y escapó de las elecciones impuestas. Esa hormiga que traté de rescatar del pánico que causó al ser confundida con una araña. Esa misma que cayó de tu hombro al suelo, terminó bajo uno de nuestros pies por error, y murió enfrentando la vida que quiso. Esa misma hormiga, cuya muerte me hizo pensar y sentirme culpable, que no dejó que la vida la doblegara a lo que “tenía” que ser, se transformó en lo que quiero que veas y no encuentro como hacerte saber.

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desde el alma

Ahí estaría, si el mundo terminara, por ti, a tu lado, tuyo sería. Ver como todo se destruye ¿cómo podría? No abrazarte mientras todo concluye, qué hipocresía.

Que quede claro que estoy lejos de mi lugar favorito, que me siento sólo y el mundo se siente chiquito.

Que quede claro que le estoy huyendo al espejo, que estoy roto y que mi amigo no es mi reflejo.

Que quede claro que estoy perplejo por como cambia todo, por el re despertar de un sentimiento tan fortuito y la partida de un calor infinito.

“Nadie merece estar sólo cuando el mundo se le viene abajo” como si para burlar la soledad hubiera un atajo.

“A gritos te pide mi corazón mientras mi mente le grita no más, que quisiera haber sido capaz; pero que ya no hay razón. Que no debería mirar atrás. Que quisieras a alguien mejor, quien te de más atención y que no te culpa, es la verdad. Que mereces mucho más, que me borre de tu faz, que no merezco tu calor, que ya no vale un "perdón”, que te deje en paz. Que pare de tratar, que acepte mi realidad, que por mucho que lo intente no voy a poder cambiar. Que sólo te voy a amargar, que no te vaya a llamar, que no lo haga peor, que por lo que más quiera acepte tu decisión. Que tengo que interiorizar que no lo se demostrar, que no aprendí a amar. Que le alegra mi dolor porque sabía que no lo iba a lograr. A gritos te pide mi corazón mientras mi mente le grita no más. Yo ya no quiero escuchar esa voz, quisiera arrancar el primero a ver si se callan los dos.“

“Lo peor de sentirse poco es merecer sentirse así”

12:16 a. m. yo: ¿Cómo va?

12:42 a. m. yo: Necesito que me conteste

12:47 a. m. ella: Bien, me estaba duchando y haciendo una mascarilla en el cabello.

12:47 a. m. yo: Le tengo una propuesta.

12:47 a. m. ella: Lo leo.

12:57 a. m. yo: ¿Le parece si vamos a un motel y solucionamos esto cogiendo? Ya que hablando no se entiende esta gente.

12:58 a. m. ella: Era la misma idea que tenía anoche.

12:58 a. m. ella: Sí, me parece.

12:58 a. m. yo: Excelente. Pero, tenga en cuenta lo siguiente. Tengo muchas ganas de cogerla duro, muy duro y me voy a venir adentro. Tómelo cómo mi manera de expiar mi cuerpo de la rabia.

12:59 a. m. ella: Nooo…

1:00 a. m. yo: Son mis condiciones. Ya usted me dirá.

1:00 a. m. ella: O sea, si digo que no quiero que se venga adentro ¿entonces no vamos?

1:01 a. m. yo: Precisamente.

1:01 a. m. ella: ¿Usted está siendo consciente de que me puede embarazar?

1:01 a. m. yo: Sí.

1:02 a. m. ella: ¿Y?

1:02 a. m. yo: Y nada. Usted tiene que entender que yo soy suyo y usted es mía. Además, debe parar de dudar de mi amor por usted.

Y de esa manera se lo voy a hacer saber.

Es su decisión.

1:03 a. m. ella: Qué rico jajaja

1:04 a. m. yo: No estoy jugando. No es gracioso; si me dice que sí, la voy a someter y quiero que esté consciente de ello.

1:06 a. m. ella: Voy a correr el riesgo.

Mientras íbamos a nuestro lugar de encuentro, las conversaciones de cómplices que solíamos tener se convirtieron en un momento de contarnos lo que había pasado en nuestras vidas todos esos días que no habíamos hablado. Me sentía hablando con una conocida que veía eventualmente y que me apreciaba como un amigo ausente.

Yo ya estaba muy consciente de que era mi error primero. Uno no deja una novia tirada por salir con amigos, menos si está enferma. Pero en mi defensa, lo hice sin pensar en mis acciones; me confié y no le di a su malestar la atención que merecía. Por otro lado, ella no tenía que dudar de lo que siento; acusarme de que nunca me había importado fue muy grosero y no lo iba a dejar pasar.

Fue un viaje largo. Cuando llegamos al motel no había rastro de la rabia que sentí antes; aunque las ganas seguían intactas. Ver ese pelo rojo meciéndose con el viento mientras viajábamos, me inyectaba el deseo de halarlo fuerte, besarle el cuello y pedirle que no se alejara nunca, a la vez que le demuestro el amor infinito que le tengo.

El lugar no era nada fuera de lo común, pero cuando uno está lleno de deseo, eso no importa. Siempre teníamos la costumbre de ducharnos juntos antes de empezar. Entonces cuando nos quitamos la ropa y entramos a la tina, comenzó el juego.

Sólo verla desnuda me tenía loco, es perfecta y la amo. Aproveché que pensaba que el ambiente era de reconciliación e inicié el sometimiento:

- arrodíllese.

lo hizo.

- Yo soy suyo ¿lo sabe?

- Sí.

- Y ¿usted a quién le pertenece?

- Soy suya.

Le abofeteé la cara justo con la fuerza que sabía que disfrutaba.

- Nunca dude esas dos cosas, y si las duda, déjeme.

Sonrió

Tomé mi miembro en la mano y lo puse en su boca. Le agarré el pelo y la hale hacía mí.

La obligué a mirarme a los ojos mientras lo chupaba y eventualmente lo sacaba de su boca para que lo lamiera un poco. Verla era excitante, el sexo siempre ha sido una gran sensación, pero el sexo con la persona que amas es lo más delicioso que existe.

No aguanté más y la ayudé a pararse. La besé fuerte y apasionadamente; nuestras lenguas juguetearon un momento hasta que ella propuso ir a la cama. Algo a lo que no me iba a negar, por supuesto. Antes de que se subiera le dije que sintiera como entraba. Eso hacía que nos concentráramos en ese primer contacto. Era cómo tocar el cielo, cómo tocarle el cielo.

Las oleadas de su cadera sobre la mía me ponían en desesperación. Mi amenaza se haría real, iba a terminar adentro. A ella eso ya no le preocupaba, estábamos levitando y no podía parar de hacerlo entrar y salir. Todo se hacía más y más rápido, el corazón se aceleraba y mis manos agarraban fuerte su cadera blanca. Mordía sus senos y chupaba sus pezones como si comerla fuera una opción.

No aguanté más, solté un gemido fuerte y la levanté rápidamente para que no quedara nada adentro. Ella sonrió porque sabía que no era capaz de cumplir esa amenaza.

La miré derrotado, pero amándola; la besé con ternura y procedí a limpiarnos.

Las cosas no terminaron así igualmente. Normalmente terminó rápido y primero que ella. Lo que es una acción injusta que debe ser compensada. Esperé los cinco minutos que me toma recobrar energía y procedí a hacerle lo que la obligué a hacerme. Me subí encima de ella, metí mi pene en su boca y bajé a demostrarle mi amor con la lengua.

Sabía delicioso, y sentirla apretar sus muslos contra mi cara me hacía efervescer de nuevo. Era un trabajo duro, aunque excitante que quise hacer de la mejor manera. Lo merecía.

Traté de hacer las corrientes de mi lengua constantes y seguir los movimientos de su cuerpo. Estaba tan concentrado en hacerla feliz que se me olvidó mi propio placer. Comerla era delicioso, sigue siéndolo y espero que nunca deje de serlo. Quisiera morir ahí, en ella, con ella.

Yo seguí con todo el gusto hasta que sentí como apretaba sus músculos y los liberaba con un gemido largo y delicioso. Se había sacado la rabia, la había gemido, yo la había saboreado. Los dos caímos en la cama exhaustos. No había nada mejor que eso, nunca habría mejor manera de resolver inconvenientes. Ahora nos podíamos abrazar con todo el amor que nos teníamos y justamente eso hicimos.

No entendía cómo siempre perdíamos tiempo discutiendo por cosas que podíamos solucionar así. Siempre era más fácil aceptar que tenemos opiniones y formas de ser totalmente distintas pero que siempre había una manera de estar de acuerdo, esta era la manera. Nuestras peleas no eran constantes, pero cada vez que solucionábamos así me encantaba saber que hablando no se entiende esta gente.

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“Se ve muy apacible mientras la corriente le golpea el cuerpo con tanta fuerza, con los ojos cerrados, en posición fetal. Cómo si hubiese sido fácil llegar a esa parte del rio. Cómo si alejarse del gentío y su bullicio no nos hubiera costado. Cómo si no le diera miedo a ahogarse. Cómo si el agua en vez de peligro representara su expiación, lo que le lava las penas, le limpia el corazón ¿sabrá que no necesito ese agua? ¿Sabrá que ella es ese agua para mi?”

EDA

“Causa cada uno de mis cielos.”

Tejes mis sueños entre perlas y caracolas que encuentras en tu playa y el agua de tu mar refresca cada nota que envuelve de melodías mi cielo. Enciendes la luna de mi piel con roces suaves de tus labios y susurros delicados de tus latidos. Sonrío entre tus brazos y me abrazo a la tibieza de tu arrullo. Niño de mi vida, dulce cielo mío, siempre canto contigo el amor que besa de ternuras mi boca. Se mecen las estrellas entre los trinos melodiosos de la noche y el silencio canta con la dulzura de un ángel que ha volado perfumando de jazmines el aire.

Maru

Entre el fuego y el silencio la lluvia refulge con luz intensa y el alma no deja de arder poemas.

Maru

Vuelas, libre, en los cielos de mi alma donde cantan las alondras entre las luces mágicas de mi risa… donde se encienden los sueños llenos de palabras, de latidos y amor… y descansan los colibríes entre las estrellas de nuestras manos.

Maru

Los senderos del alma renacen entre la calma brisa de luz tenue que ondea las notas de amor entre nuestros corazones.

Estaré contigo antes de que el alba cante su primera melodía y vierta su mágica serenidad en la espesura de los prados.

Estarás conmigo entre los respiros claros de mi ser cuando bendiga con altiva nobleza la suave vida que late en mi cielo.

Maru

Un retazo de cielo entre sus cabellos, una canción suave en los susurros que la noche le arrulla cuando cierra los ojos… y los míos que no dejan de mirarlo. Apacible, calmo, delicado azul entre las olas de mis versos que desean mojarlo de poesía. Desnudo, tibio, terso entre mis roces y mis manos llenas de estrellas que se acomodan en su piel cuando apenas lo rozo. Brilla, sonríe, respira mi amor de mi boca que no deja de besarlo. Mi piel blanca y la miel de sus labios, su aroma a lluvia y mi corazón agitando pétalos que cubren su alma de amor. Sentirlo, amarlo entre la vida y los latidos que cantan cuando lo abrazo. Mío… tan mío que arde en el centro de mi alma, conmigo.

Maru

Mírame cuando te miro… que beso cada estrella de tu vida en tus ojos.

Maru

Si tu corazón está hecho de retazos de viento, mi dulce amor, ¿me dejas volar dentro de ti?

Maru

Ojalá tus ojos siempre vean con el corazón aun si tu corazón no deja de llorar. Ojalá tu alma sea paz en medio de la tormenta. Ojalá siempre tengas un rayo de sol en tu sonrisa.

Es deseo

Maru

Para cada alma siempre habrá estrellas luminosas que pueda ver… aun si tiene los ojos cerrados, aun si llueve, aun si no tiene voluntad de elevar la mirada.

Maru

La belleza de saber que el aroma de mi vida vuela para enredarse con el viento y posar sobre ti dulces besos que sientes… y te hacen sonreír.

La dulzura de sentir que tu suavidad me deja pequeños suspiros llenos de luz cuando yo te estoy besando.

Porque la magia tiene el perfume de un cielo etéreo y la tibieza de un corazón de agua mansa.

Maru

Arrúllame suavecito, cerca de tu corazón… envuelve mi vida con la tibieza de tu existencia, dulce niño mío.

Maru

Cada día leo sus versos en silencio, mi corazón responde ansioso con sus latidos cuando usted aparece entre las palabras que escriben sus manos. Es como si lo escuchara susurrar cada vocablo, cada espacio detenido en sus respiros… y vuelo, ardo, sueño con usted.

Mis ojos lo imaginan, lo suspiran suavemente entre la delicada voz de sus líneas y mi sonrisa no deja de pensar en cuál será su nombre, extraño escritor, en quién pensará su corazón al plasmar en la hoja las letras tan dulcemente.

¡Oh, querido escritor! Qué no daría por ser la inspiración de la melodía de su amor, por besar su boca cada vez que una palabra suya me roza con ansiedad de seguir leyéndolo, qué no daría por acercar mis labios a la tersura de su voz entre los versos que de su alma danzan… sí, sus versos danzan y vuelan entre las alas de mi sonrisa que, por unos minutos, es toda de usted.

Maru

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