#lou gehrig

LIVE

April 18, 1923

At South Field on Columbia’s campus in New York City, a collegiate pitcher strikes out seventeen batters from Williams to establish a school record but loses the game 5-1 due to wildness. Lou Gehrig, the young southpaw, will become better known for his hitting prowess with the Yankees.

June 1, 1938: Manager Joe McCarthy, center, congratulates “The Iron Horse,  Lou Gehrig, before

June 1, 1938: Manager Joe McCarthy, center, congratulates “The Iron Horse,  Lou Gehrig, before he starts his 2,000th consecutive game. His streak ended at 2,130 on May 2, 1939.

Photo: NY Daily News


Post link

Hoy hace 81 años que Lou Gehrig, leyenda del béisbol, se despidió de los aficionados del Yankee Stadium, la única casa que conoció en 17 temporadas en la Major League de Béisbol. Aquellas palabras pasaron a la historia no solo por que significaron el adiós de un gigante del deporte americano, seis veces campeón de las Series Mundiales y dos veces MVP. A Gehrig le habían diagnosticado días antes la enfermedad del ELA, esclerosis lateral amitrófica, con un pésimo pronóstico. Le habían dado tres años de vida que ni siquiera se cumplieron porque falleció menos de dos años después. Aún así, en su adiós se consideró “el hombre más feliz de la Tierra”. Fue tan conmovedor que Babe Ruth, que le odiaba en su época de jugador porque le hacía sombra en el equipo, le abrazó medio llorando. Ya había llegado a los Yankees Joe DiMaggio, al que también le pudo el llanto.

Ocurrió un 4 de julio de 1939, en un Yankee Stadium completamente abarrotado como si fueran unas Series Mundiales. Se cerraba una era de grandeza para los Yankees, dominadores en los años 20, precisamente con Ruth y Gehrig, que jugaba de primera base, una posición clave en el béisbol. Si Ruth fue el espectáculo, Lou era la efectividad. Conocido por su fortaleza física, llegó a jugar 2.130 partidos consecutivos, un récord que duró 56 años en la MLB. Sólo el ELA le paró. Le llamaban el Caballo de Hierro. En el homenaje estuvieron todos los compañeros que tuvo en los Yankees, incluida la plantilla entera de 1927, el mejor equipo de béisbol de todos los tiempos, The Murderers Row. Todos se pusieron su uniforme antiguo. Gehrig tenía 36 años. Cuando los actos estaban a punto de terminar y de manera improvisada, Lou pidió el micrófono para decir esto.

“Today, I consider myself the luckiest man on the face of the earth.”

“Durante las últimas dos semanas, han leído acerca de un golpe de mala suerte, pero hoy me considero el hombre más afortunado sobre la faz de la tierra. He estado en parques de béisbol por 17 años y solo he recibido amabilidad y apoyo por parte de los aficionados.Al mirar alrededor, ¿no considerarían un privilegio estar asociados a un grupo de hombres de tan buen porte como los que están aquí en uniforme en este estadio hoy? Claro, soy afortunado. ¿Quién no consideraría un honor haber conocido a Jacob Ruppert? ¿O al creador del imperio más grande del béisbol, Ed Barrow? ¿Haber pasado seis años junto al pequeño amigo Miller Huggins? ¿O haber estado nueve años con el gran líder, ese inteligente estudiante de psicología que hoy es el mejor mánager de béisbol, Joe McCarthy?

Desde luego que soy afortunado. Cuando los Giants de Nueva York, un rival que darías un brazo por vencer y viceversa, te envía un regalo… es algo grande. Cuando todos, desde los encargados del campo hasta los que están con batas blancas, te recuerdan con trofeos… es algo grande. Cuando tienes una gran suegra que toma tu lado cuando hay alguna discusión con su hija… eso es algo. Cuando tu padre y tu madre, que trabajaron toda su vida para que pueda tener una educación y entrenar tu cuerpo… es una bendición. Cuando tienes una esposa que es una torre de fortaleza y muestra más coraje del que jamás imaginaste… eso es lo mejor que conozco. Así que termino diciendo que puede que haya tenido un golpe de mala suerte, pero tengo mucho por vivir. Muchas gracias”.

Gehrig ingresó ese mismo año en el Salón de la Fama y se dedicó a hacer labores sociales junto al alcalde de Nueva York, Fiorello la Guardia, que luego dio nombre a uno de los aeropuertos de la ciudad. Su camiseta con el 4 fue la primera que fue retirada. La primera en la historia del deporte. La enfermedad avanzó inexorablemente y le postró en la cama. Era tan desconocida entonces (aún lo es ahora) que los médicos le llamaron el Mal de Gehrig, que el exjugador, siempre sonriente, solo considero un golpe de mala suerte. Sus palabras aún inspiran. Ocurrió hace ahora 81 años.

#lou gehrig    #yankees    
loading