Ahora es alguien más quien te compra las flores que nunca te llegaron

- Intergálactica

Gracias por llegar

Otra vez me enamoré, me entregué como si no tuviera nada que perder.

Él me hizo sentir especial, todo lo que decía sonaba a verdad, cambió mis noches por días. Mis ojos hizo brillar. 

Jamás alguien me había hecho sentir como el lo hizo, por dentro me hacía explotar. Esa sonrisa.. esos ojos.. en los que no podía dejar de pensar. Sus besos, sus abrazos, su manera de hablarme y la forma en la que me observaba detenidamente me llevaban a otro lugar.

Tanto lo quise, que no lo podría olvidar, me regaló momentos imposibles de borrar, me liberó de un amor dañino, me sanó y me dio un nuevo comenzar. Por eso lo adoré así, porque me regresó la fe y las ganas de amar.

Y como todo tuvo que acabar, pero, gracias por llegar..

Releo lo que te escribí y sigo llorando,porque todavía te pienso con la misma intensidad de antes y no quiero,quiero borrarte, pero siempre vuelves a las 4:00 de la tarde mientras estoy riendo y a las 2:00 de la madrugada cuando no puedo dormir.¿Que mas quiere de mi?.

Hoy intento olvidarte pero no me enseñaste a hacerlo.

(Un llamado a la solidaridad)

Siempre supe que él era un chico de mentira, un escritor exquisito de tristezas y amores que nunca sintió y un narrador profesional de historias que nunca le pasaron. 

Siempre supe cómo eran cada uno de los recovecos de su mente, ¿saben?, aunque no siempre le hice caso a mi intuición y admito que en un principio casi que le creía todo lo que me decía. Llegué hasta pensar en que era una persona maravillosa de la cual en otras circunstancias me podría enamorar.

Es que en el fondo disfrutaba leyendo lo que tenía para contarme, la verdad es que me divertía muchísimo ; jamás había conocido a alguien a quien le gustase describirse tan bien. Largos mensajes y bla blases sobre qué bueno y culto era, la versión súper “diferente” que tenía de la vida, y su gran, gran, INMENSA capacidad para la escritura y las matemáticas. Ah, y también sobre la especie de “joven genio” que se consideraba. 

Siempre supe muchas cosas sobre él, cosas que la luz del sol nunca veían, y que se me acuse de prejuiciosa, ¡no lo negaré, es uno de mis mayores defectos!, pero es que en cuanto quiero dejar de serlo el tiempo me da la razón por lo que el prejuicio empieza a parecerme un don. En fin, ahora sólo quiero que él sepa una cosa o dos: no lo he olvidado, yo no olvido a la gente ni aunque lo quisiera. Y que es un pelotudo, por favor, que alguien le diga que es un gran pelotudo.