#mis palabras
Si tu corazón está hecho de retazos de viento, mi dulce amor, ¿me dejas volar dentro de ti?
Ojalá tus ojos siempre vean con el corazón aun si tu corazón no deja de llorar. Ojalá tu alma sea paz en medio de la tormenta. Ojalá siempre tengas un rayo de sol en tu sonrisa.
Es deseo
Para cada alma siempre habrá estrellas luminosas que pueda ver… aun si tiene los ojos cerrados, aun si llueve, aun si no tiene voluntad de elevar la mirada.
Uno sabe cuándo ya no volverá al mismo lugar, cuándo las palabras dejarán de resonar entre los dedos, cuándo ya no encontrarás una razón para seguir quedándote… o regresar a buscar la magia entre los versos.
El tiempo fue desgastando mis sueños. Camino y sigo caminando en mi mente, sin embargo, jamás llego a ningún lado… y tampoco sonrío; solo me detuve sintiendo un vacío enorme. Todo sigue, los días pasan y el dolor hace años que no se va. El dolor… siempre encuentra la forma de volver, con otros nombres y otras sonrisas disfrazadas pero con la misma intención de clavar un puñal en silencio. Ya no me preocupa nada. A veces lloro y las lágrimas se secan sin encontrar consuelo, entonces el corazón se encoge más y las palabras salen a borbotones pero llegan a un abismo que jamás puede atraparlas porque no hay fondo visible. Invento flores entre el pavimento mojado de sal, imagino versos que jamás escribí y otros que nunca recibí. En este momento no creo en el cielo mágico que llueve pétalos de fe y que besan dulcemente mi frente. Sigo caminando intentando encontrar el paraíso que podía ver entre las melodías que me regalaba el viento. Ya no. Me inquieta pensar que las cuerdas están atando mis alas y me consumen el cielo. ¿Dónde volaré entonces? ¿Cómo podré irme de aquí si ya no me siento a gusto? ¿De qué manera llegaré a ese lugar donde me sentía mágica? Farolas rotas, papeles arrugados, llaves herrumbradas y un camino que se desdibujó cuando la lluvia cayó del cielo en silencio; quizás olvidó cantar y continuar dibujando pisadas en el sendero. Mis suspiros cada vez son más hondos pero tampoco sonrío, ya no sonrío al final.
La belleza de saber que el aroma de mi vida vuela para enredarse con el viento y posar sobre ti dulces besos que sientes… y te hacen sonreír.
La dulzura de sentir que tu suavidad me deja pequeños suspiros llenos de luz cuando yo te estoy besando.
Porque la magia tiene el perfume de un cielo etéreo y la tibieza de un corazón de agua mansa.
Maru
Arrúllame suavecito, cerca de tu corazón… envuelve mi vida con la tibieza de tu existencia, dulce niño mío.
Cada día leo sus versos en silencio, mi corazón responde ansioso con sus latidos cuando usted aparece entre las palabras que escriben sus manos. Es como si lo escuchara susurrar cada vocablo, cada espacio detenido en sus respiros… y vuelo, ardo, sueño con usted.
Mis ojos lo imaginan, lo suspiran suavemente entre la delicada voz de sus líneas y mi sonrisa no deja de pensar en cuál será su nombre, extraño escritor, en quién pensará su corazón al plasmar en la hoja las letras tan dulcemente.
¡Oh, querido escritor! Qué no daría por ser la inspiración de la melodía de su amor, por besar su boca cada vez que una palabra suya me roza con ansiedad de seguir leyéndolo, qué no daría por acercar mis labios a la tersura de su voz entre los versos que de su alma danzan… sí, sus versos danzan y vuelan entre las alas de mi sonrisa que, por unos minutos, es toda de usted.