Que clase de persona te dice que te ama y luego te deja ir así como si nada…

-Gustavo Mendoza / Mis Letras Prohibidas.

Asunto pendiente.

Hace tiempo que dejé de preguntarme a dónde va lo inconcluso, porque he descubierto que se dirige a ningún lado.

Se convierte en asunto pendiente y permanece alojado en la conciencia.

Puede que en ocasiones yo pretenda que no existe, encubriendo su existencia, tapándolo, con meros pensamientos que son simples distracciones, capturan mi atención por breves períodos. Pero, aunque finja no recordarlos, están presentes de manera silenciosa y esperando el momento para hacerse notar. Momento que tiene lugar cuando acallo mis pensamientos, generalmente al final de una jornada, al quedarme sola, cara a cara conmigo misma.

Resurgen, quedando en total evidencia; y con ellos también lo hace la intriga, la infinita curiosidad por saber “¿Qué hubiera ocurrido si…?”.

El peor error es creer que un asunto pendiente no puede solucionarse o que se solucionará por si mismo. Todo asunto pendiente se puede solucionar (a excepción de aquellos relacionados con la muerte, aunque de cierta manera da un cierre, una conclusión). A pesar de que la situación no sea similar a aquella en la que surgieron, y por lo tanto las condiciones sean diferentes. Cada uno sabe o puede averiguar cuáles son las opciones, qué posibilidades existen; luego todo queda en manos de nuestro mayor poder: la decisión. ¿Continuar el martirio de la incertidumbre, o armarse de valor y averiguar qué ocurre?