#poesia de amor

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Es que es hermosa la vida cuando se camina en solitario, pero es más hermosa aún cuando él me lleva de la mano.

El océano se vuelve cielo, el cielo baja y una alfombra de estrellas me abre camino al sendero del amor. La lluvia inunda mis ojos, el fuego se anida en mi ser y un rubor carmín se afianza de mis mejillas haciéndome resplandecer. El viento agita mi respiración y las cuatro estaciones se reúnen en su beso… la vida se torna inspiración.

De pronto el otoño en mí se suelta de los malos recuerdos; el verano de su tacto me hace estremecer la piel, el vientre arde en su vientre, quiero estar eternamente envuelta en su vaivén.

El invierno hace florecer sus copos de nieve, el sol de su mirada llena de petunias mis atardeceres. Su piel lleva el remanso de paz que otorga la lavanda. Nuestro lecho es el cáliz perfecto de las almas.

Y lo amo,

lo amo más que lo que pude haber imaginado.

Y ya no veo mi sendero sin la protección de su sonrisa que se esconde tímida trás la inquietud de su deseo.

—PalomaZerimar.

Reencuentro Contigo.

Me enterneces el corazón,

lo haces (siempre lo has hecho)

Tienes pétalos en los dedos: me perfumas.

Te siento y te suspiro tanto.

Te beso las manos, las palmas, los dedos…

cada milímetro de la piel de tus bellas manos;

esas preciosas manos que tanto amo,

es por eso por lo que debes cuidarlas, así como a toda tú.


Ah, mi niña… ¡Cómo te abrazo!

¡Cómo te guardo entre mis brazos!

¡Cómo te pego a mi pecho para que, en él, descanses siempre!

Amo estés aquí…

No hay mujer más preciosa,

ninfa más etérea

ni niña más bonita que tú ¿lo sabías?

Ahora lo sabes.


Perfumas el aire que respiro cuando estás aquí…

¡Qué magia tan pura, intensa y única tienes!

Me endulzo de las notas dulces de tu aroma

y me sumerjo en el efluvio mágico que es suspirarte,

y ya sonríen mis labios… mi alma…

ya transita mi sangre con la calma de tu aroma,

es que, tenerte entre mis brazos, así…

tan suavecita… tan preciosa.


Eres mi petalito del cielo;

un pedacito suave y aterciopelado de nube.

Suficiente ternura eres,

que me transformas en un ramillete de esencias,

todas con tu nombre.

Eres aire… y me vuelvo tan etéreo

cuando te tengo en mis manos.

¿De qué estás hecha que me siento en las nubes?

Las siento revolotear a mi alrededor.

Hay una fuente de puro amor que no cesa de verter dulzura,

y nada (ni nosotros mismos) puede drenarla.


Te siento…

y las palabras que no encuentras

se hacen caricias mudas en mi pecho;

ésa es tu magia, que, sin decirme nada, todo me lo cuentas.

Mi alma es tu alma, y ni yo puedo negarle el que contigo se vaya.

Nunca he dejado de verte.

Jamás he dejado de mirarte.

Jamás.


Mis ojos te ven,

aun en la turbulencia,

aun en la sombra,

aun en la vacuidad

te ven, y te saben cómo a nadie…

Y, más allá de saberte, te siento.

Nunca he dejado de sentirte,

es algo que me sobrepasa…

Y, es que, uno puede irse, alejarse, desaparecer…

pero, hay un hilo que une a las almas…

y se tensa y destensa, haciéndolas vibrar al unísono.

Vibras a mi par.

Vibramos, de tal manera, que nada puede evitarnos.

Siento tu sinceridad en la oscuridad y en la luz;

así me sucedes.


Me desnudas, viajando en ambas direcciones;

arriba y abajo, y lo confieso: me tienes.

Me haces agua el pecho, me emocionas al borde del llanto…

¡Cuántas tormentas hemos cruzado

para hoy estar envueltos en un abrazo lleno de calma!

www.insbright.com

Esu Emmanuel©

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