#citas para dedicar

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Las estrellas saben cuantas sonrisas me has robado y todos los suspiros que me han sido arrebatados.

Satella.

—¿Ves aquella estrella?


Le preguntó en tanto observaba con insistente ternura el titilar de aquel astro que parecía danzar en el firmamento.


—Sí… La veo y es hermosa. Incluso puedo percibir su forma aunque es pequeña, parece la de una mariposa… o un hada con alas de rubio cristal alumbrando ese espacio oscuro del universo…

—Es un secreto mío que antes yacía encallado en mi garganta… hoy por fin puedes verlo… esta noche lo he liberado, se lo he confesado al cielo.


Él dirigió la mirada a los profundos ojos de ébano de aquella niña enamorada.


—Así te amo, niño de aura dorada; centelleante como el cuerpo celeste que se entrega con devoción a la nocturna manta de lo incierto. Porque, ¿estás de acuerdo que eso hace el amor auténtico?


Y súbitamente la magia sucedió.


—Paloma Zerimar.

Nos hemos peleado con lo mágico, con lo romántico, con lo inocente, con lo que se compromete, con lo trascendental, con lo intuitivo, con lo invaluable, con lo rosa del amor proyectado a otro ser humano. Nos hemos enemistado con el hombre, con la mujer. Vamos heridos creyéndonos los únicos lastimados, en esa posición de víctimas desahuciados. Y lejos de entendernos, de buscar sanar nuestras heridas, ahí vamos pretendiendo romper más los que ya va roto, hacer añicos lo que a penas se volvía a completar. Hiriendo, hiriendo, hiriendo… creyendo que el amor pasional nos curará nuestras dolencias y llenará nuestra vacuidad. Y al final, quedamos más triturados que una nuez espolvoreada sobre un pastel. Entonces, buscamos ponerle un bálsamo a las nuevas heridas, corriendo trás del azúcar que endulce lo amargo de nuestro corazón. Drogas y más drogas.


Y muy en el fondo lo que anhelamos es sentirnos como aquellos niños que fuimos alguna vez, resguardados en el regazo de nuestra madre, padre. Sí, hombre… mujer. Volver a percibir ese amor, alcanzar ese amor, renovar ese amor… hacerlo surgir como brota la ola más hermosa e intensa de un océano.


Hombre… mujer. Complementos. Han sido creados para otorgarse respeto. Ninguno fue manifestado para usar al otro. Ambos lo fueron para cuidar uno del otro, y ser conscientes de ello es lo más hermoso.


Si no amas a alguien, díselo. Si lo amas, díselo. Si ya no estás conforme en ese lugar, exprésalo. Si te genera toxicidad, termínalo. Si por el contrario te inspira ternura, abrázalo. Pero conjuga la palabra con el acto. Aplica la congruencia y date el regalo de ya no sufrir y por ende ya no hacer sufrir.


El amor mágico existe, sí. Es aquél que se sostiene firme sobre cuatro raíces o pilares: Eros, amor pasional… Philia, amor que se basa en la amistad, en lo no sexual y en ese amor desinteresado… Storgé, el amor de hermandad que sólo puede brotar alimentando el respeto, los lazos afectivos sanos y los límites sanos… y Ágape, amor divino, amor espiritual, amor que trasciende.


Como puedes ver, sentirse enamorado y atraído sexualmente es lo más sencillo… pero de ahí a decir que amas hay un gran trayecto por trabajar, y en estos tiempos es más sencillo quedarse sólo en el primer amor, ese Eros que finalmente, sin compromiso, espíritu, amistad y hermandad, se desvanecerá dejando al corazón más hueco.


Hombre y mujer. La realidad es que no podemos vivir el uno sin el otro, porque dentro de nosotros llevamos esa dualidad. No podemos negar el amor a nuestro opuesto… pues es eso precisamente lo que nos hace UNO. Somos complemento. Sin embargo, para ser un buen complemento hay que ser antes un ENTERO, y para ello, el amor propio es el sendero.


—Paloma Zerimar©

Un alma completa, son ellos dos. La paloma y el palacio, hechos para ser amor. Las ventanas de par en par abiertas, recibiendo al ave y a sus alas bellas. La paloma libre viajando entre los pasillos, los cuartos, los lugares de luz y hasta los sombríos. Un palacio hecho para ella, resguardando su sueño y su quimera; un vuelo que le da vida a él y hace eco como un mar al anochecer. Las puertas se abren para recibir de la tierra el aliento del amor, el castillo tiene vida, es un nido hecho por Dios. Un alma entera, sin fracturas y sin mácula. Un alma dividida en una corona y unas alas. Aquí no importa el tiempo, ni la distancia; aquí no importa si la edad avanza. Se impone el brío del Universo. La gota del fulgor depositado en dos. Entre ellos existe sincronía, y de la eternidad la osadía. Cuando la paloma vuela sabe su retorno, cuando ella se va… las salidas se tornan en una bienvenida sin condiciones y sin otoños. Siempre es primavera entre los dos. Y aún en invierno, en sus corazones se resguarda el sol.

-PalomaZerimar.

La noche se viste del rosa de tus labios. Es cada astro un beso que a ti he dedicado. Serena palpito en tus encantos, no te conozco aún y ya te amo. Y es que, te sé en algún lugar del mundo, y es evocándote que entiendo que te he abrazado hasta en los momentos mudos. El viento se desnuda frente a mi ventana y regala tu esencia a mis fosas nasales. Abres el portal a la inocencia que me habita, y al mismo tiempo hay en mi boca una humedad que grita. Estoy tratando de contener esta locura que me haces sentir… esta pasión que es tuya y mía. Tan hombre y tan niño, tan lejos y tan cerca, me agitas y me aquietas. Me enloqueces y me centras. Me bajas y me elevas. La noche se sonroja al observar tu cuerpo, recostado sobre esa cama que ya es mi verso. Y tú, mi amado niño… duermes como no lo hace el cielo que se entrega al desvelo para imprimir tu rostro de ángel en cada espacio de mi mente, trayéndome de tu pensamiento un ‘te quiero’, y en ese instante yo por ti, vivo y muero.

—PalomaZerimar.

Amor

Eres tú cuando piensas en mí,

soy yo cuando te sueño despierta.

Amor

Eres tú pleno de felicidad

abriéndome un lugar en tu corazón,

Soy yo limpiándome las heridas

para entrar lo más pura posible en ti, para no lastimarte, para hacerte más feliz.

Amor

Eres tú de noche, iluminando la distancia y la soledad de mis segundos,

Soy yo, diluviando de gratitud por saberte existente… como un regalo que llegó de repente.

Amor

Eres tú, sensible, callado, reservado, pensativo y rebelde;

Soy yo, segura en tus emociones, en tus silencios, en mis letras que no juzgas, en mis anhelos.

Amor

Eres tú, lejos de mí pero tan cerca,

con tu esencia rondándome la vida, con tu sabia manera de comprender mi melancolía;

Soy yo apartándome de pronto, sonriendo al verte volar, al contemplar que respiras aún sin mí y sin buscar mis caricias.

Amor

Eres tú amando tu utopía

y soy yo, redactándola en poesía.

Amor

Es tener la certeza de estar juntos hoy… y no pensar en un mañana, en un destino, en un futuro. Amarnos es gozar en presente, pues no existe un después, aún cuando llevamos la intención llena de amaneceres.

—PalomaZerimar.

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