#un poeta dice

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Yo debería de estar oprimida entre sus labios, entre su vientre, entre su aliento. Yo debería estar allá formando olas con mis dedos en sus cabellos, aprovechando el tiempo bebiendo su ternura, alumbrándole los sueños, entregándole mi loca cordura.


Él debería estar acá entibiando el espacio donde duermo, dibujando estrellas en mi espalda, dándole de beber de su sudor a mis lunares, descubriendo mis manantiales.


Él debería comer cada espacio de mi cuerpo, hoy… no mañana, es que ya no hay tiempo.


Yo… Yo debería despertar de este hermoso sueño.


—PalomaZerimar.

Atravesó mi alma como el cometa atraviesa la oscuridad que embriaga al cielo nocturno. Atravesó la piel para impactarse en mi espíritu y ahí comenzó a crecer el amor que nunca pensé sentir. Luego, pude por fin conocerle, pude por fin mirarle a los ojos, olerlo, abrazarlo, besarlo… Entonces quemó mi piel, entonces encendió mi placer, ese que había estado dormido desde que nací. Entonces supe lo que era amar en cuerpo y alma… Entonces también pude conocer el desasosiego que se quedaba en mis manos cada vez que él me soltaba. Y pude ser testigo del sangrar de mis venas, del temblor de mis miedos, de la necesidad férrea de estar entre sus brazos. Jamás sentí tanto amor por nadie, jamás sentí tanto la ausencia de alguien. Jamás me invadió tanto la nostalgia como hoy que volteo al cielo —yo que con mirarlo me sanaba— y me percato que sin él a mi lado, los astros parecen extintos.

—PalomaZerimar.

Frustración, ese es mi sentir. Atada de manos me encuentro, secuestrada por una distancia que se percibe eterna. Mis manos tiemblan, mi cuerpo se estremece, lo anhelo tanto pero no está. No puedo más que abrir los ojos y llorar, desmorecerme en un diluvio pues esto se percibe como la muerte. ¿Has amado alguna vez y has tenido que estar lejos del amor bajo la crueldad de los kilómetros marcados en el asfalto? ¿Te has sentido encarcelado? ¿Te ha faltado el aliento por un nudo en la garganta atravesado? No puedo juzgar a mi ira, no puedo ser cruel con mi desesperación, no puedo ignorar a mi desencanto, no puedo omitir esta emoción. Es que yo amo y amo de forma tan inmensa que a veces me ahogo en los océanos de mi ensoñación. Quisiera arrancarme el latido de mi corazón y dejar ciega a la esperanza. Hoy anhelo, hoy requiero, hoy imploro su nombre al cielo; hoy necesito, hoy tiemblo, hoy me desvivo, hoy lo deseo. Pero el abismo se abre, el abismo se expande, el abismo me traga y me corta las alas. Se que el amor vuela alto, besando los nimbos del firmamento. Sé que quien se siente así es la niña que anhela su abrazo, su mirada respirando en la mía, el calor de su pecho y su sonrisa. Llámale ego… Llámale capricho… Llámale tontería, pero así es como lo amo, así lo necesito, así, de esta forma tan impulsiva.


—PalomaZerimar.

Cuando abras los ojos yo estaré ahí entre las luciérnagas que irradie la vibración de tu melodía favorita. Cuando despiertes estaré muy adentro de ti, en tu oído, en tus ojos, en tu sonrisa, en el centro de tu corazón. Mirarás al cielo azul como si me estuvieras mirando, y alcanzarás por ahí a una nube para acariciar mis sonrosadas mejillas. El viento te besará la boca, como siempre quisiste ser besado. El sol te dará el calor de mis brazos enamorados. Cuando te levantes de tu letargo, cuando decidas abandonarlo, entonces seré más tuya que nunca; renunciarás a tus ataduras, renunciarás a todo eso que no llena. Cuando tus pestañas se eleven hacia la cúpula que marca el centro de la Cruz, entenderás que era tan sencillo abrirse a la Alegría. Entenderás que no es difícil abrir el espíritu a la dicha, entenderás que eras más amado que lo que creías.


Y entonces cuando llegue el momento en el que cierres los ojos, pueda —al fin— juntarnos, la vida.”


—PalomaZerimar.

Tengo una fuerte conexión con el viento, a diario le platico de ti y mientras lo inspiro, mágicamente se desliza por mis fosas nasales como un ofidio invisible… Y ahí, en el centro de mi pensamiento donde me habita tu nombre, me recorre y toma todos los besos que he pensado darte… Entonces corre a tu encuentro y roza tus labios, abriga tu cuerpo y acaricia tus mejillas con el grave y obnubilado silencio de mi garganta.


—Paloma Zerimar.

“En ocasiones te pienso como el fuego que derrite todos mis deseos, como el océano que sacia mi sed, como la lluvia que le engendra vida a mi sequía, como los sueños que dejan de ser sueños para simplemente ser. En ocasiones te anhelo desde mi piel, desde los poros que le murmuran a las yemas de tus dedos, desde los labios que en los tuyos quieren desfallecer, desde el suspiro de mi vientre y la fuente de su frenesí. Porque no dejo de ser mujer cuando te amo; porque te amo en alma y en cuerpo.”

—PalomaZerimar.

“A veces es necesario escribirle a la noche, luego dejar que las palabras tomen su equipaje y se desperdiguen con los céfiros. Tal vez así, de alguna manera, mis emociones puedan alcanzarlo y sea capaz de entender todo aquello que me abruma…”


—Paloma Zerimar

“La luna me sabe… Ella me entiende… Ha escuchado a mi melancolía susurrarle al viento, luego ha guardado su sonrisa tras la neblina de la nube. Ella me intuye, sabe que requiero de sentirme protegida… y es que, a veces, un abrazo propio no es suficiente aún cuando haya demasiado amor dentro de sí mismo…”


—Paloma Zerimar.

“No, mi amor… No pienses jamás que no he sentido tu calor viajar por las constelaciones de mi espalda… Te he percibido incluso en el susurro que murmura del otro lado de mi ventana. Te amo, te pienso, te espero… Tú eres todo aquello que yo anhelo, y me refiero a esa presencia, a esa manifestación, a esa realidad que no se conjuga en base a ilusiones. Porque el amarte así, sin aún haber pronunciado tu nombre, no hace menos válido a este amor…”


—Paloma Zerimar.

“Podría mirar al cielo todas las noches, cada día de mi vida… Pero no me refiero al cielo que centellea allá arriba, sino al suyo, a ese que se enciende —incluso cuando la amargura le reprende— en el cristal de sus ojos.”


—Paloma Zerimar.

Alcánzame entre los nimbos de tu cabeza. Ámame ahí y llévame a ti, cerca. Que te he amado por múltiples vidas, las mismas que te he esperado; las mismas que he deseado puedas verme a través de las sombras de tus lapsos más solitarios. Alcánzame allá, donde nadie piensa que el amor puede darse, allá donde se agitan los sauces con la fresca brisa del río que gime y aguarda por escuchar tu risa. Alcánzame allá donde sólo existe un Sol que es exclusivo para nosotros y como un lienzo sólo desea abrigar los matices del pincel que dibuja lo que es invisible… lo que es intangible… pero se percibe tanto adentro, muy adentro donde el alma se deja latir al compás de lo que no lleva pensamiento.


Porque sí… Siempre ha sido así… El amor que te tengo Es, sin ninguna mota de razón.


—Paloma Zerimar.

Análisis de “Sueño del Marinero”, de Alberti

Os invito a analizar el primer poema de “Marinero en Tierra” del autor Rafael Alberti.

Día y Hora: El miércoles 28 de abril de 2021, de 17:45 a 18:45h (España).

Para acceder al canal, haz click en la invitación.




¿Sabe? Yo también sueño, la sueño. También anhelo y aguardo, por usted yo aguardo, para quedarme en sus mudos dedos, los que después gritan y borran del papel el blanco espeso. La miro, la hago huésped en mi boca con su nombre que llena el manantial de mi gusto, su nombre de mujer en otro plano, absorta. Yo también la quiero, yo también le escribo, yo también deseo que se quede en lo eterno conmigo. Yo también la busco de pie trás la coma de un párrafo, yo también exploro las letras y me hago amigo de extraños, de aquellos que una mente loca —como la mía— conoció en alguna quimera y al despertar vino a plasmarlos en forma de verso vestido de encanto. Yo también soy fugitivo del mundo, yo también prefiero la amistad de un libro, yo también creo —en ocasiones— que no existo, y lloro… Lloro en la soledad de mi cuarto, con la pluma temblando entre la fuerza de mis manos… Y sólo quiero encontrarla, estrecharla en mi pecho, invitarla a mi mundo o hacer del suyo nuestro lecho.


Leukiel.El amor está hecho de letras.

Sí, señora, he venido por un sólo motivo, he venido porque llevo noches con insomnio contando las estrellas y poniéndole un nombre a cada una de ellas. Y más que un nombre, las he estado bautizando con una emoción diferente, con ese arranque y ese contrastante refrenarme día a día por lo que siento por usted. Dios… Mis noches llevan su apellido, mis días su mirada, mis atardeceres el rubor de sus mejillas. Señora, me gusta. La he venido amando desde la primera vez que la vi. Sus cabellos castaños obnubilaron mi cabeza. Jamás había sentido esa caída emocional, sí… Usted me hizo caer en el abismo del amor para luego llevarme a tocar el cielo cuando la observé sonriendo mientras hablaba del amor a pesar de sus roturas. La amé al escuchar el timbre sutil de su voz y la amé aún más cuando me miró sin buscar nada, esperándolo todo. No quiero quitarle su tiempo, mi anhelo es otorgarle todo el que es mío y llevarla a vivir un amor intenso en la tierra de la eternidad. Por favor… No responda a mi petición, porque sí, le estoy pidiendo con el alma que me ame como yo la amo, que me mire como yo la miro, que me bese como en mis sueños la he besado —cuando he podido soñar. No responda a mis manos que ansían rodear su cuello y traerla hacia mis labios para sellarle la frente. No responda hoy si acepta mi propuesta de honrarla y abrigarla en mi corazón toda mi vida. Déjeme al menos imaginar por un momento que usted también siente lo mismo que yo… Déjeme experimentar la eternidad en su afirmación, en la que llevo constante en mi interior. Y mañana… Mañana si usted quiere que yo muera, puede rechazar mi petición. En tanto… La amo, la amo, la amo, con todo lo que soy.


Leukiel.

Besarlo,

qué conexión tan sublime

beber de sus labios…


Besarlo y percibir

mis poros erizados,

besarlo y consumir

mis miedos en sus manos,

besarlo y no desear más

que dormir abrigada

entre sus brazos.


Besarlo y olvidarme del tiempo,

respirar la vida

de su boca de fuego;

Besarlo tan intenso

y hacer gemir

al silencio.

Palpitar en su lengua

que escribe en la mía

húmedos versos.


Besarlo y olvidarme del mañana,

mirar cómo sonríe

mientras respiro de su calma.

Besarlo y sentir que ya lo amo,

repicar su nombre en mi alma,

en el alma que lo reconoce

y que ya siente que le hace falta.


Besarlo y dejar derramar una lágrima…

Agradecer que existe y que hemos coincidido;

agradecer que mis heridas están en él,

resguardadas.


—PalomaZerimar.

Hoy tuve un sueño, el sueño más hermoso que he tenido en toda mi vida. Soñé que estaba enamorada y que después de tanto tiempo me entregaba entera, otorgando la vida.

Ese sueño fue intenso, como intenso es el amor que yo doy. Una quimera hecha de realidades, una realidad perfecta e inigualable. Existen los amores eternos, te lo digo, es verdad… Existen los amores inmensos, como los universos que súbitamente ocurren con el roce de una mirada, con el aliento de un beso.

Y ahí iba yo, tomada de su mano, abriéndonos camino, rasgando nuevas rutas. Una rosa iluminaba el ritmo de nuestros latidos. Una rosa que representaba un ‘nosotros’, un ‘te amo’, un ‘quédate siempre conmigo’.

Jamás creí sentirme así de plena. Jamás pensé en encontrarle siquiera. Es que mi corazón estaba roto, demasiado triste, vagaba frágil en un mundo de cicatrices. Imposible era pensar que él existiera, ya no quería amar, ya no quería pensar siquiera… porque pensar me desgastaba, porque pensar me hacía sentir y sentir siempre me llevaba a decepcionar a la mujer idealista que llevo dentro de mí.

Pero entonces, ahí estaba él, de pie… con el infinito grabado en sus ojos, con la luz estelar impresa en sus iris, con una oscuridad igual a la mía, los mismos miedos, la misma ansiedad, el mismo temblor, el mismo sabor del agua que brotaba de su lagrimal. Estaba absorto a mí, conmovido: “tanto tiempo pedí encontrarte, tantas noches… tantos días, tanto anhelo por abrazarte. Siempre orando por que me escucharas, no imaginé quisieras mirarme, no a mí que soy tan imperfecto, que estoy lleno de emociones que ni yo comprendo, que llevo clavadas espinas, que sangro y que a veces ya no sé cómo esconder las roturas. Me alegra por fin encontrarte, me alegra saber que me has visto. Te amo… llévame siempre contigo.”

Sujeté fuerte su mano y en ese momento desperté.

Tomé un profundo suspiro y asimilé que a quien había encontrado en ese sueño era a mí misma; a mi sombra, a mi miedo, a mi leviatán interno. Mi lado fuerte, mi masculino… ese que eternamente, caminará conmigo.

Y lo amo, lo amo con un amor sublime y redimido.


PalomaZerimar

Vivo de sueños, de quimeras arropadas en letras. Vivo en mundos desconocidos, vago por calles que jamás había visto. La tierra no es del color que es sabido, el cielo no lleva el azul prometido. He visto firmamentos impresos del carmín de mis labios, algunos otros llevan el ébano de sus ojos y hay otros que en púrpura bañan en absoluto toda la atmósfera. Siempre voy descalza, ligera, desnuda. El alma no pesa. Solitaria camino sabiéndole. Solitaria ando con un rumbo fijo. Su nombre timbrando en mi garganta. En mi mente su imagen se esboza, como en el papel el carboncillo. Hay mundos hechos de acuarela, besos espesos como el óleo, abrazos efímeros como el flash de una cámara capturando la melancolía… y una copia de sus labios, labios míos, siempre amados, besándome una y otra vez, atándose a mí sin miedo a perderme.

Vivo en el sonido de su mente. En la agitación de sus desvelos. En el sudor que irriga en su almohada. Vivo en sus sueños. Soy todas las historias que se han dicho y las que aún no imagina que existen. Soy su principio y su final. Su savia, su risa, su desespero y su calma. Soy la luz y la sombra que lo abraza. El universo de su alma.

—PalomaZerimar ©

Prometí protegerte,

resguardarte de la lluvia,

beber a sorbos tus lágrimas,

preservarte de la bruma.


Prometí pintar tus labios

del carmín de la vida,

cada vez que la nostalgia

palideciera tu vigilia.

Prometí llevarte al cielo

mientras besaba tu frente,

quitar un poco de azul al firmamento

y ungirlo en tus sueños tiernamente.


Prometí ser cometa de deseos,

ave que surcara tus días grises,

prometí ser el poeta

que rimara a diario la alegría

del saber que existes.


Prometí cantarte melodías

susurrándote al oído,

prometí rozarte los labios

cuando por dentro murieras de frío.


Amarte de noche y de día

y por las tardes leerte fragmentos

de poesía;

Prometí ser mejor cada día,

y cuidarte incluso, de ti misma.


-Leukiel.

“El corazón se manda solo… no puedes exigirle que sienta o que deje de sentir, parece que tiene una razón ajena a la de la mente que lo hace latir. O tal vez lata por sí mismo, por el propio brío por vivir, por sentir, por AMAR. Poseé extrañas melodías para cada momento de la vida, cabalga como tratando de alcanzar el horizonte o simplemente anda, como si fuera contemplando un atardecer. El corazón no entiende de sensatez, cuando se percibe seguro ahí mismo permanece; no entiende de tiempos, de justificaciones, de imposibles, de cosas propias del adulto. El corazón es un niño que vive en base al asombro y tiene la fe de la flor que abre sus pétalos a diario confiando en que será entibiada siempre con un rayo de Sol. Pero entonces llega un momento en el que duele, duele tanta sensibilidad, duele tanta ensoñación… y hoy este corazón que no piensa, que se entrega y que se ha enamorado, por vez primera desea salir huyendo. Tal vez muy en el fondo es consciente que quedarse aquí no le hará florecer.”


—PalomaZerimar.

30/Noviembre 2021

—¿Ves aquella estrella?


Le preguntó en tanto observaba con insistente ternura el titilar de aquel astro que parecía danzar en el firmamento.


—Sí… La veo y es hermosa. Incluso puedo percibir su forma aunque es pequeña, parece la de una mariposa… o un hada con alas de rubio cristal alumbrando ese espacio oscuro del universo…

—Es un secreto mío que antes yacía encallado en mi garganta… hoy por fin puedes verlo… esta noche lo he liberado, se lo he confesado al cielo.


Él dirigió la mirada a los profundos ojos de ébano de aquella niña enamorada.


—Así te amo, niño de aura dorada; centelleante como el cuerpo celeste que se entrega con devoción a la nocturna manta de lo incierto. Porque, ¿estás de acuerdo que eso hace el amor auténtico?


Y súbitamente la magia sucedió.


—Paloma Zerimar.

Nos hemos peleado con lo mágico, con lo romántico, con lo inocente, con lo que se compromete, con lo trascendental, con lo intuitivo, con lo invaluable, con lo rosa del amor proyectado a otro ser humano. Nos hemos enemistado con el hombre, con la mujer. Vamos heridos creyéndonos los únicos lastimados, en esa posición de víctimas desahuciados. Y lejos de entendernos, de buscar sanar nuestras heridas, ahí vamos pretendiendo romper más los que ya va roto, hacer añicos lo que a penas se volvía a completar. Hiriendo, hiriendo, hiriendo… creyendo que el amor pasional nos curará nuestras dolencias y llenará nuestra vacuidad. Y al final, quedamos más triturados que una nuez espolvoreada sobre un pastel. Entonces, buscamos ponerle un bálsamo a las nuevas heridas, corriendo trás del azúcar que endulce lo amargo de nuestro corazón. Drogas y más drogas.


Y muy en el fondo lo que anhelamos es sentirnos como aquellos niños que fuimos alguna vez, resguardados en el regazo de nuestra madre, padre. Sí, hombre… mujer. Volver a percibir ese amor, alcanzar ese amor, renovar ese amor… hacerlo surgir como brota la ola más hermosa e intensa de un océano.


Hombre… mujer. Complementos. Han sido creados para otorgarse respeto. Ninguno fue manifestado para usar al otro. Ambos lo fueron para cuidar uno del otro, y ser conscientes de ello es lo más hermoso.


Si no amas a alguien, díselo. Si lo amas, díselo. Si ya no estás conforme en ese lugar, exprésalo. Si te genera toxicidad, termínalo. Si por el contrario te inspira ternura, abrázalo. Pero conjuga la palabra con el acto. Aplica la congruencia y date el regalo de ya no sufrir y por ende ya no hacer sufrir.


El amor mágico existe, sí. Es aquél que se sostiene firme sobre cuatro raíces o pilares: Eros, amor pasional… Philia, amor que se basa en la amistad, en lo no sexual y en ese amor desinteresado… Storgé, el amor de hermandad que sólo puede brotar alimentando el respeto, los lazos afectivos sanos y los límites sanos… y Ágape, amor divino, amor espiritual, amor que trasciende.


Como puedes ver, sentirse enamorado y atraído sexualmente es lo más sencillo… pero de ahí a decir que amas hay un gran trayecto por trabajar, y en estos tiempos es más sencillo quedarse sólo en el primer amor, ese Eros que finalmente, sin compromiso, espíritu, amistad y hermandad, se desvanecerá dejando al corazón más hueco.


Hombre y mujer. La realidad es que no podemos vivir el uno sin el otro, porque dentro de nosotros llevamos esa dualidad. No podemos negar el amor a nuestro opuesto… pues es eso precisamente lo que nos hace UNO. Somos complemento. Sin embargo, para ser un buen complemento hay que ser antes un ENTERO, y para ello, el amor propio es el sendero.


—Paloma Zerimar©

La noche se viste del rosa de tus labios. Es cada astro un beso que a ti he dedicado. Serena palpito en tus encantos, no te conozco aún y ya te amo. Y es que, te sé en algún lugar del mundo, y es evocándote que entiendo que te he abrazado hasta en los momentos mudos. El viento se desnuda frente a mi ventana y regala tu esencia a mis fosas nasales. Abres el portal a la inocencia que me habita, y al mismo tiempo hay en mi boca una humedad que grita. Estoy tratando de contener esta locura que me haces sentir… esta pasión que es tuya y mía. Tan hombre y tan niño, tan lejos y tan cerca, me agitas y me aquietas. Me enloqueces y me centras. Me bajas y me elevas. La noche se sonroja al observar tu cuerpo, recostado sobre esa cama que ya es mi verso. Y tú, mi amado niño… duermes como no lo hace el cielo que se entrega al desvelo para imprimir tu rostro de ángel en cada espacio de mi mente, trayéndome de tu pensamiento un ‘te quiero’, y en ese instante yo por ti, vivo y muero.

—PalomaZerimar.

Amor

Eres tú cuando piensas en mí,

soy yo cuando te sueño despierta.

Amor

Eres tú pleno de felicidad

abriéndome un lugar en tu corazón,

Soy yo limpiándome las heridas

para entrar lo más pura posible en ti, para no lastimarte, para hacerte más feliz.

Amor

Eres tú de noche, iluminando la distancia y la soledad de mis segundos,

Soy yo, diluviando de gratitud por saberte existente… como un regalo que llegó de repente.

Amor

Eres tú, sensible, callado, reservado, pensativo y rebelde;

Soy yo, segura en tus emociones, en tus silencios, en mis letras que no juzgas, en mis anhelos.

Amor

Eres tú, lejos de mí pero tan cerca,

con tu esencia rondándome la vida, con tu sabia manera de comprender mi melancolía;

Soy yo apartándome de pronto, sonriendo al verte volar, al contemplar que respiras aún sin mí y sin buscar mis caricias.

Amor

Eres tú amando tu utopía

y soy yo, redactándola en poesía.

Amor

Es tener la certeza de estar juntos hoy… y no pensar en un mañana, en un destino, en un futuro. Amarnos es gozar en presente, pues no existe un después, aún cuando llevamos la intención llena de amaneceres.

—PalomaZerimar.

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