#una chica solitaria

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que horrible esa sensación de que te ocultan algo.

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Normal? Qué es normal? Si ya no sé distinguir en qué momento me encuentro, o me la paso imaginándome sepultada en un cementerio. Es que así está mi interior, tan muerto que ya no hay flores ni canciones, ni bailes en la noche, ya no hay pinturas expresionistas. Estoy cansada de fingir, tan cansada que opto por no ver a nadie. Es más angustiante ver personas que incluso amo, que la mismísima soledad. Aprendí a refugiarme en el silencio y de ahí ya no quiero salir.

Tengo el amor de mis amigos y el amor de mi vida, no voy a menospreciar su tiempo y afecto relatando mis mortíferos pensamientos constantes e irrelevantes. Tienen cosas mucho más importantes y están concentrados en resolverlas, no me daría el tupé de invadirlos.

Sin embargo arrastro cadenas desde mi garganta hasta mis talones, que crujen en el llanto de cada noche, en la pereza de seguir adelante. No me quedó una pizca de esperanza y ya no creo en el azar del destino fortuito.

Qué indecoroso escrito les dedico ésta madrugada;

Pareciera que a veces subiera y cuando bajara tuviera el peso de una ballena

Es que nunca supe regular la intensidad de la llama que incendia, o la que calienta

Aunque confieso querer estar un poco encendida

Debería partir de allí? O de las voces que gobiernan mi errante accionar?

Si tan sola quiero estar, porque hay tantas personas a mi alrededor

Si el silencio es mi resguardo, porque duele tanto

Si en verdad quiero todo lo contrario a lo que anuncio, porque me comporto tan cerrada y no acepto mi destino

Quiero encontrar al asesino de éste crimen mental,

Y espero no ser yo.

“Su luz iluminó mi océano, señor… Revivió mi firmamento, apagó mis miedos y encendió mis estrellas. Mis alas, que iban rotas y doloridas, cambiaron de forma… Su luz trazó el contorno de ellas, me convertí en mariposa.

Y es que, usted es el astro Sol de mis noches, aquél que viene a besar mis apagados recovecos. Usted es la incandescencia de mis ansias cuando lo evoco aquí en mi lecho y llevo las manos a mi pecho para pronunciar su nombre. Usted es el beso que me guardo en las paredes de la boca, la lámpara que guía a mis sueños, las manos que extraño en la piel de mis anhelos. Usted es la esencia de mi vientre, usted conquistó los piélagos de mis suspiros… Usted, es usted quien me ha colmado de alegría, y me ha hecho recobrar la lozanía. Mi luz de oro, mi Niño amado, podré en paz cerrar mis ojos —con usted grabado a mi memoria— por si llega en estos días mi eterno descanso.”


—Paloma Zerimar.

“Sus manos,

de arena sus manos,

sus dedos tan largos

como la espera,

como el reloj que desespera, a ratos.


Sus manos tibias

que sutilmente asfixian

mis miedos,

sus yemas que besan

en las mías estas locas ansias

que le tengo.


Sus manos bronceadas

sujetas fuerte a mi cintura,

por esas manos lejanas

se ha ido mi llanto, se ha ido la bruma.


¡Oh, niño de manos de fuego,

ven y calma el ímpetu de mis adentros,

en tus palmas anhelo depositar mis deseos,

la noche está callada, esperando por

tus besos!


Y en tus benditas manos

mis dunas codician resguardarse,

la humedad de mi templo

vaciarse,

Y mi boca…

mi boca en tus dedos, quedarse.”


—PalomaZerimar©

Un alma completa, son ellos dos. La paloma y el palacio, hechos para ser amor. Las ventanas de par en par abiertas, recibiendo al ave y a sus alas bellas. La paloma libre viajando entre los pasillos, los cuartos, los lugares de luz y hasta los sombríos. Un palacio hecho para ella, resguardando su sueño y su quimera; un vuelo que le da vida a él y hace eco como un mar al anochecer. Las puertas se abren para recibir de la tierra el aliento del amor, el castillo tiene vida, es un nido hecho por Dios. Un alma entera, sin fracturas y sin mácula. Un alma dividida en una corona y unas alas. Aquí no importa el tiempo, ni la distancia; aquí no importa si la edad avanza. Se impone el brío del Universo. La gota del fulgor depositado en dos. Entre ellos existe sincronía, y de la eternidad la osadía. Cuando la paloma vuela sabe su retorno, cuando ella se va… las salidas se tornan en una bienvenida sin condiciones y sin otoños. Siempre es primavera entre los dos. Y aún en invierno, en sus corazones se resguarda el sol.

-PalomaZerimar.

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