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El imaginario mundo del Doctor Parnassus

 “Sabotage & Liberation" Graphic by Memoria y Revuelta

“Sabotage & Liberation" 

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22/02/2018

Nuevamente me encuentro sumida en las tinieblas. He visto la luz, tengo un leve recuerdo de la gratitud que sentía cuando en ella habitaba o cuando ella me habitaba. Recuerdo el sentimiento de libertad, lo anhelo, deseo sentirme sin ataduras, sin dependencias. Añoro la fortaleza y voluntad que vivía en mí en aquel momento, la confianza y seguridad que yo misma transmitía. Me añoro siendo mi propio impulso para vivir. Me quiero de vuelta desafiandome día a día, resistiendo, avanzando. Extraño sentirme viva y feliz. Últimamente me siento profundamente triste, agustiada, me perdí y no me encuentro. No sé dónde buscarme, no sé qué buscar, no sé si hallaré algo. Me odio haciendo cosas que no deseo hacer, que hago para complacer a otros, odio hacerme cargo de lo que no me corresponde pero que nadie quiere hacerse cargo, odio callar este odio. Me odio cuando no me expreso, y más aún cuando no expreso lo que realmente siento, cuando al expresar algo lo hago para convencer a los demás (y a mí misma) de algo que no es. Odio no ser yo misma. Odio tener miedo de todo, y más aún no enfrentarlo. Odio pensar demasiado, odio darle demasiada importancia a la opinión de los demás. Quisiera decir “QUE CARAJO ME IMPORTA TU OPINIÓN” y que realmente me importe un carajo lo que alguien pueda pensar de mí. Odio estancarme. Odio no ver mi potencial, mis virtudes. Odio sentirme incapaz. Odio la manera en que me desvalorizo, como si valiera muy poco, como si no fuera suficiente, como si necesitara de alguien más o ser otra persona. Odio no poder aceptar que está bien ser imperfecta. Odio lastimar a los demás, y más aún odio cuando al reprimirme los lastimo y los dejo sin oportunidad de conocerme/ayudarme/quererme. Odio sentir que necesito la aprobación de mi familia y mis amigos; sus opiniones me bloquean, no solo porque no coinciden con mi opinión, sino porque entre ellos piensan diferente y no puedo complacer a todos. Y me estanco, me nublo, me inhibo, vuelvo a la tiniebla. Vuelvo a la quietud, a la parálisis, dónde veo como todo se mueve, cambia, avanza mientras yo me encuentro “papando moscas”. Odio cuando soy careta. Odio privarme de decir “te quiero”, de dar abrazos y besos, de hacer cumplidos. Odio rechazar las demostraciones afectivas de los demás. Me cuesta tanto “bajar la guardia”, dejarme abrazar, besar, acariciar, halagar, mimar, mirar. Aún cuando en realidad me encanta que las personas lo hagan.

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