#liberar

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Pequeña carta de despedida a mi pasado:

Aunque tus palabras mordaces me llenaron de furia por un momento en nuestra última conversación, al final todo se desvaneció y mi ánimo siguió su curso normal. De repente mi imaginación voló y te imaginé con ella, en una hermosa boda luciendo como estrellas, después te vi cumpliendo tus sueños a la distancia, quizá con una familia y con todo lo que siempre quisiste. Luego nos vi como unos viejos amigos, los cuales hablaban esporádicamente para hacer un adelanto de nuestras vivencias, o quizá como unos extraños que se conocen, donde ambos se desean lo mejor a la distancia. Entonces lo supe, y lo entendí: mi corazón había sanado, mi alma había florecido nuevamente y yo, cariño, te había liberado para siempre.

Euphoria.

Mi castillo de cristal


Un reflejo, una palabra y un ser que entre la bruma su mundo ha de crear.

Entre pilares brillantes y pulcros, se anuncia el hogar de una pequeña niña herida y sollozante, en busca de un descanso a caído a los pies de un reino de cristal, frio y solitario, labrado por los hitos del destinó, un lugar desconocido, pero reconfortante, porque ha de ser este el refugio y no el calor de un suave manto, ni la misma existencia lo puede responder, pero la niña timida y dolida sabe que entre aquellos muros se puede proteger, ella no necesita de el calor sofocante, si no de un frío refrescante, ella no requiere de un rescate, si no de nadar libremente hasta agotarse, pero quien podría entenderla, si bajo la luz de la luna ella es la niña débil e insegura, esa que necesita una mano para seguir adelante, sin embargo en este reino ella ha de ser libre de ahogarse y quizas jamás levantarse , aún sabiendo esto ella prefiere construir su propio mar de sueños y en este sambullirse hasta cansarse. Los pasos carentes del afán diario son la música que toca este castillo y las palabras ausentes son su mayor delirio.

M.B

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