#to xaiper

LIVE

Así como el agua entre los dedos, la vida se me iba escapando, todos mis sentimientos se diluían en noches eternas de soledad.

Hasta el día que volviste, y pintaste de colores mi vida, iluminaste los rincones más oscuros de mi corazón. Y ahora no quiero que te vayas.

-Asleep.

Vi el cielo, tan inmenso, tan azul, y me reí por dentro, recordando las veces que anhelé sentir esa paz a tu lado.

-Asleep.

Yo no sabía que estaba perdida, pasaba mis días pensando en lo acelerado de la vida, jugando con las mariposas que se habían escapado de mi mente.

Ojalá me hubiera dado cuenta antes, sólo así me hubiera percatado que nuestras almas se pasaban los días buscándonos, entre letras, entre algunas canciones, entre algunos recuerdos marchitos.

Entonces fue así, dando un paso a ciegas, y luego un salto, donde nuestros corazones se volvieron a encontrar, donde nuestras manos volvieron a tocarse, y me di cuenta que el cielo podía volver a ser azul, que podía ser un lugar donde aquellos recuerdos volvían a florecer.

Las palabras no alcanzan para explicar este amor que (aún) siento, no me alcanzan para expresar cuánto te esperé, y lo mucho que te busqué entre sueños, pero al fin te encontré.

La vida, se volvió a sentir bien, la alegría se encontró al alcance de un abrazo.

Fueron años tormentosos los que se acercaban a mi puerta luego del día trágico.

A través del cristal podía seguir viendo tus ojos, una mirada perdida que buscaba entre las sombras un remanente de amor.

Se nos había escapado el amor entre los dedos, como agua se había derramado hasta la última gota, y aquella ocasión no habíamos podido salvar nada.

La vida se encargó de hacerme pagar por todos mis pecados, y también de arrastrarme hasta el fondo del mar para poder ver claramente todo lo que necesitaba.

Busqué consuelo en lugares desconocidos, y en amores no correspondidos, en mentiras amargas que se clavaban como una daga en el corazón.

Llena de espinas, al acercarme a rosas traicioneras fue que volví al camino. Encontré la luz, una luz familiar, una luz que había estado ahí siempre.

Eran los mismos ojos que vi aquella última noche a través del cristal. Y eran esos ojos que memoricé luego de una larga despedida en nuestro jardín perdido.

Ahí estaba la respuesta, era la calma después de la tormenta, y era la recompensa por tantos años de lucha.

Todo, para hacerme saber, que la felicidad está en los lugares que el corazón sabe.

loading