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Luc-Olivier Merson (París, 1846-París, 1920) “Diana”, 1878.

Diana era hija de Júpiter y Latona. Siendo testigo de los dolores del parto de su madre, concibió tal aversión hacia el matrimonio que pidió y obtuvo de su padre la gracia de guardar perpetua virginidad, como su hermana Minerva. Por esta razón estas dos diosas recibieron del oráculo de Apolo el nombre de «vírgenes blancas».

Diana Cazadora. Guillaume Seignac.

El propio Júpiter la armó con arco y flechas y la hizo reina de los bosques. Le dio como comitiva un numeroso grupo de hermosas ninfas que debían hacer votos de castidad, y con quienes se dedicaba a la caza, su ocupación favorita.

Diana y las Ninfas. Roberto Bompiani, 1885

Diana era grave, severa, cruel e incluso vengativa. Prevalecía sin piedad contra todos los que se ganaban su resentimiento: no vacilaba en destruir sus cosechas, devastar sus manadas, sembrar epidemias a su alrededor, humillarles e incluso matar a sus hijos. Así, exigió el sacrificio de Ifigenia, aunque en el momento clave fue sustituida por un ciervo. A instancias de Latona se unió a Apolo para matar con sus flechas a todos los hijos de la infeliz Níobe, que había presumido de su más numerosa prole. Trataba a sus ninfas con el mismo rigor, si olvidaban su deber: transformó a Calisto en osa y la expulsó de su cortejo por quedar embarazada.

Francisco Reigón. Diana y las Ninfas. 1858.

También fue la perdición del pastor Acteón, que la vio bañándose desnuda junto a sus ninfas, por lo que Diana lo transformó en venado e hizo que sus propios perros de caza lo devorasen. En otra ocasión, en un acceso de celos, taladró con sus flechas e hizo fallecer cruelmente a Orión.

“Diana y Actaeon”. Giuseppe Cesari. (1603-06)

Se enamoró, aunque sólo platónicamente, del pastor Endimión, a quien besaba cuando dormía tan suavemente que no se despertaba.

Diana y las Ninfas. George Frederic Watts

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Jean-Louis Hamon (1821-1874): “La noche”.

La noche sugiere, no enseña. La noche nos encuentra y nos sorprende por su extrañeza; ella libera en nosotros las fuerzas que, durante el día, son dominadas por la razón.

Brassaï

La Noche. Peter Nicolai Arbo

San Jorge el Dragón y la princesa Sabra

La boda de San Jorge  (Jordi) y la princesa Sabra. Dante Gabriel Rossetti. 1857. Acuarela. Tate Gallery. Londres. Inglaterra.

Cuenta la leyenda que en Capadocia, había un dragón que atacaba al reino. Muertos de miedo, los habitantes decidieron entregarle cada día dos corderos al dragón para satisfacer su insaciable voracidad y para que no atacase destruyera a la villa. Pero cuando los animales empezaron a escasear se decidió enviar a una persona, escogida por sorteo y un cordero.

Aquella familia que veía cómo un miembro era devorado por el dragón recibía, a cambio, todo tipo de riquezas como compensación.

Un año le toca en suerte a la hija del rey, la princesa Sabra para acompañar al cordero. Pero mira tu por donde tiene suerte, de camino hasta la cueva del dragón, la princesa se encontró al caballero Jorge y éste, mató al dragón clavándole su espada, rescatándola de las fauces del animal fantástico.

De la sangre que brotó del cuerpo sin vida del monstruo, nació una rosa roja que el caballero le entregó a la princesa.

Lo que varía de otras muchas historias similares contadas desde la antiguedad, es que en esta, todos se convierten al cristianismo, siendo la primera que se bautiza la princesa Sabra, que por supuesto se casa con Jorge. Más adelante será nombrado el siguiente rey y a su muerte santo.

biel-m: La aventura de Odiseo (Ulises) con la maga Circe. El poeta griego Homero nos narra en el canbiel-m: La aventura de Odiseo (Ulises) con la maga Circe. El poeta griego Homero nos narra en el canbiel-m: La aventura de Odiseo (Ulises) con la maga Circe. El poeta griego Homero nos narra en el canbiel-m: La aventura de Odiseo (Ulises) con la maga Circe. El poeta griego Homero nos narra en el can

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La aventura de Odiseo (Ulises) con la maga Circe.

El poeta griego Homero nos narra en el canto X de la Odisea:
“Así llegaron a Eea, la isla en la que habitaba la poderosa hechicera Circe, hija de Helio y de la oceánide Perse. Desembarcaron todos, pusieron la nave en seco y, de lo desfallecidos que estaban, se tendieron en la arena y durmieron durante dos días seguidos.[…] Echaron a suertes a qué grupo le correspondería salir de exploración, y le tocó al de Euríloco, que emprendió la marcha con veintidós compañeros. La tropa de Euríloco avanzó por valles y montañas, cruzó bosques y torrentes, hasta llegar a un valle cerrado, en el centro del cual se alzaba un palacio de piedra. De allí provenía el humo que Ulises había vislumbrado. El valle entero era un jardín maravilloso por el que corrían libremente leones y lobos de las montañas, los cuales, lejos de tratar de atacar a los aqueos, los recibieron alegremente y moviendo la cola, como hacen los perros cuando ven llegar a su amo. Y ellos, desconcertados por el recibimiento de las fieras, se quedaron inmóviles en el umbral, sin saber qué hacer. Del interior del palacio les llegaba la melodía de una canción, y adivinaron la silueta de una mujer, Circe, que trabajaba ante un telar.
Polites, uno de los que Ulises más apreciaba y que tenía fama de hombre prudente y juicioso, tomó entonces la palabra:

-“Amigos, aquí dentro está una mujer que hace un bello tejido entre hermosas canciones. Llamémosla: sea diosa o mortal, ¿qué mal podemos temer de ella? ”

E hicieron lo que Polites decía. Enseguida, Circe salió a la puerta y, muy amablemente, los invitó a pasar al interior del palacio. Ellos accedieron a entrar, pero Euríloco, en el último momento, temió que pudiese tratarse de una celada y se escondió.

El resto del grupo entró sin recelo en el palacio de la hechicera, quien les ofreció un plato de bienvenida hecho con harina, miel y queso, y les dio a cada uno una copa de vino.
Pero el vino estaba mezclado con drogas que llevaban a quien lo bebía al olvido de su patria. Tan pronto como hubieron bebido, Circe los tocó con su varita y, en un abrir y cerrar de ojos, se convirtieron todos ellos en cerdos, conservando, sin embargo, el pensamiento y el espíritu humanos. La hechicera los llevó entonces a sus pocilgas y les dio para comer bellotas, fabucos y otras cosas de las que suelen darse a los cerdos.

Al ver que pasaba el rato y sus compañeros no salían, Euríloco se temió lo peor y volvió a todo correr al barco para pedir auxilio. Y cuando llegó y se encontró ante Ulises y los demás, no se sintió con fuerzas para hablar, y sólo era capaz de llorar y suspirar, abrumado por las numerosas penalidades que habían tenido que soportar todos ellos. Finalmente, sin embargo, halló las palabras adecuadas para responder a las preguntas que los demás navegantes, ansiosos, le hacían.

Ulises, al saber que sus hombres habían desaparecido, se cargó al hombro la espada de bronce claveteada de plata.[…]

El rey de Ítaca se puso en camino por bosques y montañas, alejándose de la mar. Y ya estaba llegando al palacio de Circe, cuando se le apareció Hermes, bajo la apariencia de un adolescente de bella figura, y le dijo:

-“¿Adónde vas, desventurado, errando por estas tierras? Los compañeros que buscas están en el palacio de Circe, encerrados en las cochiqueras, convertidos en cerdos. Sin ayuda, no tienes posibilidad alguna de salvarlos; al contrario, acabarás como ellos. Pero no te preocupes, pues deseo ayudarte.

Toma esta hierba: es la hierba moly, de flores blancas y raíces negras, que sólo los dioses podemos arrancar. Cómela y te hará inmune a la ponzoña embrujada. Cuando Circe te ofrezca la copa fatal, tú bebe sin miedo. Y cuando ella se acerque y te toque con la varita, saca la espada y salta hacia ella como si quisieses matarla. Entonces, aprovechando su espanto, hazle jurar que no urdirá más males contra ti ni contra los tuyos, y oblígala a desencantarlos.”

Ulises hizo todo lo que el mensajero de los dioses le había dicho. Llegó al palacio de Circe y la llamó desde el umbral. Al instante salió a la puerta la diosa de las largas trenzas, y lo invitó a pasar, tal como había hecho con sus compañeros. Lo hizo sentarse en un asiento suntuoso, de cuero claveteado con plata, le puso a los pies un escabel y le ofreció la copa de vino mezclado con veneno.

Ulises bebió tranquilamente, y en cuanto dejó la copa, Circe se acercó a él y lo tocó con la varita diciendo:
-“¡Vete ahora a la pocilga con los otros cerdos! ”

Inmediatamente, Ulises, a quien la hierba moly había protegido del encantamiento, desenvainó la espada y se precipitó sobre Circe, con ademán de querer matarla.

-“¡Detente, extranjero! -gritó ella aterrorizada-. ¿Quién eres tú, que has sido capaz de resistir a mi magia? ¿Acaso eres aquel Ulises cuya llegada desde Troya me profetizó el dios Hermes en el pasado? Venga, devuelve la espada a la vaina y quedémonos en paz.”

Circe lo juró solemnemente, y sólo entonces aceptó Ulises su hospitalidad. La hechicera le ofreció un baño caliente, ungüentos y una túnica limpia, y a continuación lo invitó a comer algo, pero Ulises no quiso tomar alimento alguno hasta haber visto de nuevo con figura humana a sus compañeros.

Entonces, Circe lo acompañó a las pocilgas y, una vez allí, frotó a los cerdos con un nuevo ungüento. Al instante, recobraron la forma humana, y no sólo eso, sino que salieron del encantamiento rejuvenecidos y más bellos”.

Adaptación del canto X de la Odisea de P.
J. Hernández

-Circe. Evelyn De Morgan (English, 1855-1919). -Circe. Beatrice Offor (1864-1920). -Circe ofrece la poción a Odiseo, por John William Waterhouse British (1849 -1917). -Circe. Robert Auer (1873-1952)

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Sir Lawrence Alma-Tadema (1836 - 1912)

“La Bendición” (1894)

Óleo sobre panel

54,6 x 13 cm

Colección Privada

biel-m: Dado que el orden cósmico es la matriz envolvente en el seno de la cual existe todo cuanto t

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Dado que el orden cósmico es la matriz envolvente en el seno de la cual existe todo cuanto tiene vida, se identifica con el poder femenino, la Diosa, la Madre Universal.
El universo posee unas matemáticas innatas, y el número 9 se convirtió en el gran número de la Diosa. Nueve, el número de las Musas, tres veces tres, la tríada de las Gracias. Las tres Gracias son los tres aspectos de Afrodita, y el ritmo de su energía se adentra en el mundo, que regresa; después, ella misma envuelve ambos movimientos.

Joseph Campbell, en: Diosas. Misterios de lo Divino Femenino.


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Entre ese resuello agitado entre colinas

de tacto cálido, deleite de manos y labios…

susurra el amante con aliento denso

y algo entre cortado …

Cuerpo que transpira placeres

entre esas delicadas telas…

si divino es el cuerpo que palpita,

sublime es el culmen

a donde la eleva el amante.

Gabriel

gabriel-bielm:

Qué mejor lugar para la lectura que un entorno natural, para una buena novela, un ensayo o leer poesía. Ya el bosque, en sí mismo, es como un buen libro, que nos habla de la vida, de los ciclos, de la muerte y las energías.

En compañía de estos veteranos del mundo, observadores del tiempo, creadores de nuestro oxigeno, sabiendo que cada árbol es un ecosistema en si mismo.

Ahí te veo imbuida en tu lectura, en tu aventura, en esos pensamientos únicos que inspira un buen libro, donde cada uno lo interpreta a su manera y la imaginación hace su propia versión. No hay dos lecturas iguales, lo mismo que no hay momentos idénticos.

El tiempo no existe, sólo existen los momentos, el presente. Un eterno presente donde recordamos un pasado diferente y un futuro que siempre está por venir y nunca llega.

En la orilla Del Río, metáfora del fluir de la vida, con ese sonido del agua, del viento que acaricia a esos seres gigantes. Las afanadas hormigas, transformando el micromundo, y otros seres diminutos en esa misión tan importante de mantener la vida del bosque.

Y que hablar de esos seres cantores, voladores que se pasean de rama en rama, esparciendo las semillas y también el polen.

Qué sabía es la naturaleza y que buen libro es que nos enseña tanto, nos deleita, nos cura la mente y nos llena de energía. Al fin y al cabo, somos criaturas del mundo y otras su mayor enemigo y la de todos los seres que cohabitan con nosotros.

Pero sin duda, tú eres la reina del bosque, su Caperucita en ocasiones, otras un hada que inspira y que habita ese paraíso de vida. Para mí lo eres todo, musa de mis mejores sentimientos, dama de las Bellas Letras…. amor profundo.

Gabriel

gabriel-bielm:

Parecía que la foto hablaba por si sola, pero has hecho que su mensaje sea más bello y más intenso. Tienes esa capacidad “excepcional”, de ser la excepción que confirma la regla, donde la imagen y las palabras se superan así misma. Gabriel

gabriel-bielm:

La vida se torna mágica si tu miras a la vida con ojos mágicos… 

porque la vida es un poco así,

aunque los sentidos nos engañen, 

aunque la maldad penetra en el mundo, como la nada en el país de Fantasía… 

pero mientras haya sueños, ilusiones y esas ganas de vencer a la Nada, 

los sueños seguirán vivos…. 

la clave está en no perder el entusiasmo, en no quedarte sin tus sueños por el camino, porque es la savia de la vida…

Gabriel

gabriel-bielm:

Entre luces y claros, el contorno de mujer se perfila en la noche.

Luces que evidencian la belleza de ese cuerpo “ensimismado” en su propio deseo y esa sombra que ocultan lo que mi mente ve con la nitidez.

Es mi avidez insaciable la que rompe mi voluntad por la impaciencia del encuentro.

En ese pensamiento tuyo me hallo, me encuentro y abrazo como las nubes abrazan la montaña y penetrar en sus más profundos rincones.

Gabriel

biel-magno:

El misterio se hace paso, cuando apareces, en el silencio de la noche, tu figura es resplandor de luna, curva luminosa, es vía láctea, cima de emociones.

Entre pálpitos, esa respiración densa, se hace quejido entrecortado, cuando el mundo duerme y nuestro cuerpos se rozan, se tocan, se chocan hasta que el acero hace herida de placeres, llanto de gozo, culmen en la calidez de tu regazo. Floreces al llegar el Alba como estrella vespertina.

La noche se vuelve añil y el horizonte se sonroja al igual que tus mejillas, tu mirada es cómplice de mis ojos. El latido es tempo de plenitud.

Gabriel

siir-poesia:

Mientras el búho escondido ulula en esa fría noche de desasosiego, de penumbras y neblina que se adhiere a la piel, como el abrazo gélido de un espectro. 

Camina ante ese vigilante castillo, que se hace protagonista en el horizonte, mientras la melancolía domina su mente y el miedo le persigue subido en su pensamiento. 

El castillo se va dibujando nítido. Unas luces de tonalidades cálidas, le otorgan bondad y un aliento de ilusión ilumina su ojos. Dispersa la niebla del miedo, como lo hace ese rayo dorado de sol en en valle, levanta la ilusión, es alba en su esperanza.

En el castillo que parecía vacío, siniestro, fantasmal, late dentro un corazón, que palpita intenso, ardiente. Unos brazos fuertes, arroparán sus miedos… ya no queda melancolía, sino el entusiasmo vivo de quién convertirá la escarcha en rocio de deseo…. 

Dulces sueños, para la Dama de las Bellas Letras… amor eterno en Ella.

Gabriel (Para Siir-poesía)

siir-poesia:

Desde la profundidad de ese beso, que no conoce tiempo, de regocijo de lenguas, buscas la aventura de la piel, siguiendo el aroma y los instintos básicos del deseo.

Dorso doblegado a ese recorrido de unos labios de agitado respirar, que acelera los latidos; a ese espíritu intrépido y curioso de esa lengua que rastrea ociosa y curiosa cada poro y rincón.

El triángulo de las ingles, que tridimensional se alza decidido, al paso triunfante de esos labios de respirar denso, lingual recorrido que asciende sigilosa.

Complaciente penetra el anhelo de tu deseo en la profundidad abisal de tu ser.

Gabriel

biel-magno:

Hay una amistad se se escribe con minúscula, hay otra Amistad que se debería escribir con Mayúscula… la primera tiende a ser efímera, la segunda tiende a ser eterna… la primera es barniz, la segunda es profunda… la primera es interesada la segunda toma interés por el amigo… la primera está grabado en los contactos del móvil, la segunda está grabado en el corazón… la primera escucha poco y se implica menos, la segunda escucha y además se esfuerza en comprender… la primera tiende a la antipatía y la segunda a la empatía… Gabriel

biel-magno:

Puedo imaginarte en tu cama, abierta en tu plenitud, semidesnuda, agitando tu infierno, mientras tu mente recrea la escena, donde tú, entregada y sumisa a mi capricho y dominio, eres gata en celo que ronronea.

Palabras obscenas se pasean por tu mente y de tu boca son gemidos arrancados de tu garganta, a cada empuje inmisericorde de mi pelvis que presiona en mis dominios…. de ese vástago arbolado, que se adentra, desliza y penetra en las profundidades oscuras donde se fraguan deseos y se licúan placeres…

Me sientes ígneo y rusiente en las profundidades de tus carnes, entre la oscura caverna de tus nalgas. En ese placer de primarios instintos, que tu boca despertó en mi, para deleite de mi vista y deseo arcano de mi mente.

Te vas ahogando en el delirio de las aguas, en ese placer que emana fluidos, mientras mi virilidad te somete y mis dedos estimulas los labios de tu feminidad y de tu boca…

Después te abrazo con todo mi amor mientras te beso y acaricio con ternura.

Gabriel

biel-magno:

En cada genuflexión hay un paso para sentir, una pertenencia de la voluntad de su Dominante y un aprendizaje hacía esa liberación absoluta de su Ser.

Sabemos que ese ser sumisa está entregando lo mas importante de si misma, su propia existencia en cuerpo y alma, pongamos en máximo valor esa acción como se merece, con nuestro mas grande respeto, admiración y complicidad.

Gabriel

biel-magno:

Divino cuerpo que recorro con mis dedos y mis labios, escribiendo versos en tu piel, mientras los pálpitos marcan el ritmo, entre jadeos…. más no es necesario ni suplica, ni promesa, solamente una entrega absoluta de corazón, cuerpo y alma… cabalguemos juntos al cielo, desde ese averno que arde entre mareas desbordantes… y sobre mi más elevado mástil, te anclo arbolado entre las caderas… galopantes, in Crescendo, desde ese ritmo lento y profundo a ese más imponente de arrebatadores empujes…. todo asciende hasta que se precipita ese orgasmo, tan intenso y tan sagrado.
Gabriel

biel-magno:

Tempestad…

La tormenta es la vida, la pasión, de deseo desmedido, la lujuria desbocada, el delirio de las perversiones, olas gigantes de placer, vientos huracanados que gimen, ciclones que baten las orillas carnales, torbellinos que lo devoran todo y lo alzan sin medida al cielo…. la calma es esa plenitud del gozo que transita por el alma….

Gabriel


biel-m:

Tu eres pura magia… por eso, cualquier día, cuando yo te leo, cuando tu me inspiras… es una noche mágica para mi, un día, que se antoja intenso, para disfrutar…

Gabriel.

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