#poeticco
XX.
Puedes besar,
fumar,
coger,
tomar,
bailar;
hacer de todo
para intentar escapar
y tratar de olvidar;
pero al final, la soledad
te va a encontrar
y, por la espalda,
te va a apuñalar
y estarás sangrando
en la oscuridad,
cuando no haya nadie
con quien te besaste
o fumaste
o cogiste
o tomaste
o bailaste;
siempre, al terminar,
cuando vuelves a casa
por la noche
a intentar descansar
nunca hay nadie
para salvarte
de la fría
soledad.
Extrañas a alguien más.
Y no importan todas las veces
que te diga que te quiero,
que te amo,
que eres lo mejor para mí
o que te extraño
si al final
en tu mente
siempre vas a estar
pensando en alguien más
y queriéndole un poco más
que a mí.
Mi corazón me miente:
cada viernes te espera
y me dice
que ya vienes.
Me ruega que no salga,
cierra la puerta
y espera,
pegado a la ventana
mirando hacia afuera,
toda la noche,
hasta la mañana
cuando por fin
se duerme,
pero no descansa
y miente, se miente,
me miente
y cuando se levanta
lo hace diciendo
que tal vez
si espera lo suficiente
el siguiente viernes,
el de la próxima semana,
tal vez, ese viernes
Llega un momento
en el que uno está tan cansado
que ya no importa
si quien se fue
regresa
y de rodillas te ruega
que quiere volver a tu vida
diciéndote que eres tan,
pero tan linda;
que ha cambiado
y nunca más podría
volver a alejarse
o mentirte, gritarte,
golpearte o engañarte;
que después de todo este tiempo
no ha podido olvidarte
y que no entiende
cómo en el pasado
pudo haberse alejado
voluntariamente,
decidiendo no estar
más tiempo a tu lado;
y ahora inventa
cualquier excusa
por más tonta que sea,
para verte,
aunque te pongas nerviosa
y no quieras,
simplemente
no le entra en la cabeza
que avanzaste
y ya no le quieres;
y te presiona,
sientes que no te deja sola,
que te acosa
y eso te ahoga.
Pero ya nada importa
porque el daño está hecho
y eso no lo cambia ni el hecho
de que hayas vuelto
porque ya no te quiero,
me quiero y ya no quiero
perder más mi tiempo
con alguien a quien no le importa
que mi corazón se rompa
una, dos, tres, mil veces
pero no estará ahí
cuando vuelves
a la escena del crimen
para juntar los trozos
ni tampoco cuando
vas a unirlos uno a uno
con cinta, silicona, pegamento,
lo que venga, porque ya es tarde,
y estas poco a poco
perdiendo la calma y las ganas
de seguir adelante;
porque con un recuerdo,
una canción, un momento,
las venas te cortaste,
y cada vez hay
menos sentimientos,
siempre queriendo matar
tus pensamientos.
Porque la almohada está empapada,
el que fue tu corazón, sangra
y tus heridas parece que no sanan
y mucho menos lo harán
de la noche a la mañana;
porque avanzar
lleva tiempo, esfuerzo,
cariño
que no estás dispuesto a dar,
porque solo quieres a aquellos
que te lo dan
sin pedir nada a cambio
y eso, querido,
en el fondo
siempre va
a estar mal.
Así que cuando vuelvas, entiende
que ya no quiero verte
porque solo me dañas, me haces caer,
y nunca estás presente
para verme crecer;
porque sin ti
me he dado cuenta
que soy más fuerte.
Qué ambivalencia es ésta
de estar solo:
a veces es necesario,
te conoces y sanas
y otras veces
la soledad te hace sentir
un gran vacío en el alma.
Love
is full of doubts,
but what would it be
without lovers that risk
everything to be together
holding no more fear
in between,
just preparing
to meet in a kiss?
He intentado tantas veces escribir esto,
decir -y sentir- que ya no te quiero,
pero en todas esas veces no era cierto
porque te quiero, te quise, te quiero,
pero es el tiempo el que se ha encargado
de hacer ese cariño pequeño
para que ya no me duela el hecho
de qué perdí mi tiempo queriendo
a alguien que ya se había ido
desde hace tiempo.
¿De qué sirve quererte?
Si ya no hablamos,
ni nos pensamos
siquiera por accidente.
Quisiera saber
ahora quién ocupa tu mente,
si acaso le crees cuando dice
que no te miente;
si le quieres
como solías quererme
o si tu cariño
ahora es diferente.
¿Cuánto tardaste en olvidarme?
Nunca te pregunté.
Una hora, dos días, tres semanas,
cuatro meses, cinco años, hasta siempre.
Te extraño, es verdad.
Pero decírtelo
no cambiaría nada, en realidad.
Mamá, debes entender
que si cierro la puerta con llave
es para ahorrarte el dolor de ver
la tristeza y las lágrimas
caer por mi piel,
por mis mejillas ruedan
hasta el pecho
donde las siento caer;
lo más cerca del corazón
que puedo,
para que se sienta como llover
aquí dentro.
Así quizás
la tierra sea más fértil
cerca de la aorta
y yo más feliz a partir de ahora
o las semillas de todo el dolor
y el odio que recibí
puedan crecer
en alguna aurícula
y florecer
en algo más de lo eran
o lo que pudieran ser,
y ojalá se conviertan
en felicidad
y por fin sienta
tranquilidad
de mirar el anochecer
en lugar de sentir ansiedad
por todo lo que va a ser
o no fue o pudo ser
o simplemente es.
La felicidad se me derritió en las manos
y el mundo siguió y siguió
y a la vida no le importó
y también continuó
sin darse cuenta
que yo estaba tirado en el piso,
tratando de volver a tomar
en mis manos, la felicidad
que se me había caído.
Primero se ríen
a tus espaldas;
luego vienen
los insultos
y las miradas.
Después hablan
en voz baja
creyendo
que no las escuchas
como si no estuvieras
en la misma habitación
que ellas.
Por último
comienzan las amenazas,
los gritos
y las ganas de salir de casa,
de no estar
nunca más
en este nido de víboras
al que no puedes llamar hogar.
Me perdí en un campo de flores,
junto a una laguna en mi mente.
Me embriagan tantos olores;
impotente,
no hay ninguno que recuerde.
Busco el roble
que solía darme sombra, refugio,
y me cantaba canciones de cuna,
-aunque cuna nunca tuvo,-
y me dejaba mecerme en sus ramas.
¿Dónde estás?
¿Acaso ya eres de otro?
Por favor,
no dejes que la tormenta
llegue hasta nosotros.
Plegaria inútil, me susurra el viento;
el árbol que buscas,
desde hace tiempo,
se cansó y levantó sus raíces
en un último intento
para irse a buscar
un mejor lugar para estar,
y mejores personas
que aprecien más
cuando les de sombra.
// Madres roble. 09.06.19
A veces siento
que mis poemas no riman,
que en mis dibujos están
chuecas las líneas,
que mis canciones son aburridas,
que nada de lo que escribo
es interesante ni será leído;
siento
que nunca seré suficiente
en nada de lo que me gusta,
no importa lo mucho que lo intente.
Me rompo el corazón una y otra vez
pensando en tí y en lo que nunca podrá ser.
Ahora los recuerdos apenas son una sombra de lo que fueron, a pesar de haber albergado sentimientos tan intensos en su momento. Me preocupé demasiado por si me dolería o no haberte alejado, pero no recuerdo en ningún momento haberte amado. Hago lo correcto al dejar atrás el pasado.
Hay noches en las que pienso
que el amor no es real,
porque, de serlo,
¿no lo debería haber sentido ya?