#psicología social
La conciencia de sí mismo “es lo opuesto a la desindividualización”.(Myers, 2001).
Hablando de conciencia social supongo que todos jugamos a la rueda de san miguel, doña blanca, pato, pato, ganzo y esas cosas de niños no?, bueno si no es así pues que mal por que antes era lo maximo jugar asi con tus amigos.
Pues los cantos, gritos, aplausos o danzas sirven para estimular o reducir la conciencia personal, por que estas enfocado y pensando en otra cosa, a JUGAR.
En los experimentos de Ed Diener, se observo, como lanzar piedras y cantar en grupo sirven como preparación para conductas más deshinibidas.
Aquel dia estaba metido en twitter y encontré en Temas del momento el hashtag #KylieJennerChallenge entre y encontré a un buen de gente poniendose vasos o lo que sea en la boca para tener los labios ENORMES de kylie jenner
Muchas jovencitas y jovencito tratan de imitarla, quieren tener sus labios porque les parece sexy y son muchas las que están haciendo el reto #KylieJennerChallenge por diversión.
Este reto está por todas las redes sociales de llos jóvenes de Estados Unidos y va permeando a otros países como México, pues lo que realmente están logrando es desfigurarse los labios.
¿En que consiste el #KylieJennerChallenge?
Los jovencitos introducen los labios en una copa, frasco o botella y luego succionan tan fuerte como pueden y así duran un rato, con esto intentan tener unos labios carnosos como Kylie Jenner, pero lo que están logrando es un par de labios inflamados y muchas veces deformes.
¿Quién es Kylie Jenner?
Kylie Jenner de tan sólo 17 años saltó a la fama al formar parte del reality show “Keeping Up with the Kardashians”.
Yo lo hice y aqui el resultado…
Uno de los momentos más sublimes de la serie de animación Futurama (hay tantos que podría pasarme el día enumerándolos) tiene lugar justamente en el primer capítulo. La serie transcurre en el año 3000 y en Nueva York es ya habitual encontrarse con Cabinas de Suicidio, cuya forma exterior recuerda sospechosamente a una cabina telefónica. Fry, el protagonista, entra en una creyendo de hecho que se trata de una cabina telefónica, y entonces una voz robótica le pregunta qué clase de suicidio desea, si rápido o lento y doloroso.
Uno de los momentos más sublimes de la serie de animación Futurama (hay tantos que podría pasarme el día enumerándolos) tiene lugar justamente en el primer capítulo. La serie transcurre en el año 3000 y en Nueva York es ya habitual encontrarse con Cabinas de Suicidio, cuya forma exterior recuerda sospechosamente a una cabina telefónica. Fry, el protagonista, entra en una creyendo de hecho que se trata de una cabina telefónica, y entonces una voz robótica le pregunta qué clase de suicidio desea, si rápido o lento y doloroso.
Fry contesta que sólo quiere realizar una llamada a larga distancia. La voz robótica dice: ha escogido lento y doloroso
Tal vez esta escena pudiera parecernos una exageración: es imposible que en el año 3000 se haya puesto de moda el suicidio hasta el punto de que existan cabinas para hacerlo a disposición del transeúnte. Pero tal vez no es una idea tan disparatada como parece. Sobre todo si echamos un vistazo al efecto Werther.
El efecto Werther toma su nombre de la novela de Goethe Las penas del joven Werther, publicada en 1774, una novela muy leída en su día por la juventud, que empezó a suicidarse de formas que parecían imitar la del protagonista. De hecho, las autoridades de Italia, Alemania y Dinamarca la prohibieron por esa razón.
El nombre de este efecto de contagio de incluso una tendencia autodestructiva (bueno, el reaggeton también lo es y mirad cómo prolifera) la acuñó el sociólogo David Phillips en 1974, que demostró que el número de suicidios se incrementaba en todo EEUU durante el periodo transcurrido entre 1947 y 1968 justo al mes siguiente de que apareciera en la primera página del New York Times alguna noticia dedicada a un suicidio.
Este contagio a través de los medios de comunicación incluso ha obligado sugerir al Centro de Control de Enfermedades (CDC) cómo deberían publicarse las noticias de suicidios para que no resulten tan potencialmente contagiosas. Por ejemplo, omitiendo todos los elementos personales que pudieran inspirar la compasión del lector. Tampoco se debe sugerir que el suicidio ha contribuido en modo alguno a resolver los problemas del suicida.
Algo parecido ocurrió en Viena, cuando una pléyade de psiquiatras intervino en la forma en la que se daban las noticias para evitar la fiebre de suicidios que se producía desde 1978 en la capital austriaca, desde poco después de que se inaugurara la red de metro: un atractivo para muchos que se lanzaban a las vías.
El Experimento de Stanley Milgram fue realizado para explicar algunos de los horrores de los campos de concentración de la segunda guerra mundial, en donde judíos, gitanos, homosexuales, eslavos y otros enemigos del estado fueron masacrados por los nazis.
El psicólogo Stanley Milgram creó un “generador de descarga” eléctrica con 30 interruptores. El interruptor estaba claramente marcado en incrementos de 15 voltios, oscilando entre los 15 y 450 voltios.
También puso etiquetas que indicaban el nivel de descarga, tales como “Moderado” (de 75 a 120 voltios) y “Fuerte” (de 135 a 180 voltios). Los interruptores de 375 a 420 voltios fueron marcados “Peligro: Descarga Grave” y los dos niveles más altos de 435 a 450 feron marcados “XXX”.
El “generador de descarga” era en realidad de mentira y sólo producía sonido cuando se pulsaban los interruptores.
Se reclutaron 40 sujetos (hombres) por correo y por un anuncio en el periódico. Creían que iban a participar de un experimento sobre la “memoria y el aprendizaje”.
En la prueba, a cada sujeto se le informó claramente que se le iba a pagar por ir y que conservaría el pago “independientemente de lo que pasara después de su llegada”.
Luego, el sujeto conoció a un “experimentador”, la persona que dirigía el experimento, y a otra persona que se la indicó como otro sujeto. El otro sujeto era en realidad un cómplice que actuó como sujeto. Se trataba de un contador de 47 años.
Los dos sujetos (el sujeto verdadero y el cómplice) sacaron un papel para saber quién iba a ser un “maestro” y quién un “aprendiz”. El sorteo fue falso, ya que el sujeto verdadero siempre obtendría el papel de “maestro”.
El maestro vio que el aprendiz estaba atado a una silla y tenía electrodos. Luego, el sujeto fue ubicado en otra habitación delante del generador de descarga, sin poder ver al aprendiz.
Pero que les parece que mejor veamos este video y asi entendamos el experimento…