#talento
Talento el mío de arruinar momentos sin hacer nada.
Tu eres distinta
A todas las de barrio
Para mi
La princesa de la población
Eres hermosa
Como una perla
No debes pasar hambre
No debes de sufrir
Y mientras tejo tu trenza
Imagino cuando crezcas
Verás como vas a brotar
Serás la flor más bella
Cuando te miro, mi reina
Cuando te escucho cantar
Yo sé, una estrella serás
La que más va a brillar
Por amor no tienes que renunciar a nada; ni a tus amigos, ni a tu talento, ni a tus gustos. El amor suma, no resta.
Vuelvo a ti para encontrarme a mí
Trato de hallar la inspiración para poder recobrar lo que fui, en mi inmadura juventud, donde el arte era la meta y la inocencia marcaba el camino.
Trato de hallarme en mí mismo para volver a tenerte, pero no como somos posesivos con las personas que amamos, sino como un recuerdo de los hechos vividos más bonitos.
Busco volver a ser un poeta —si es que alguna vez lo fui—, pero lo único que puedo producir son discursos idiotas a un fantasmagórico amor.
Quisiera hacerle una oda a la brava mar, a un cuadro de Chagall; o a la patria, o mejor… ¡a mi terruño encantador!
Pero sólo logro lloriquear ante el teclado y el pedazo papel, en búsqueda de pequeñas cadenas para tu cariño amarrar.
Pero tú ya eres libre, y te ves mejor así. En cambio yo me encierro en una celda de oro para recuperar el poco talento que traté de darte a ti.
Y ese el problema de los soñadores de la memoria: Que muchas veces vivimos amarrados a un “mejor pasado”, sin tratar labrarnos un mejor futuro al cual añorar.