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Watching James Bond to learn new spy skills ️‍♂️

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Discover the story of Leavesdon Studios along with some classic ‘behind the scenes’ moments from the blockbuster movies made there.


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Leavesden Aerodrome was constructed in 1939, after the outbreak of World War II, by the De Havilland company who were responsible for producing what would become known as the Mosquito fighter craft and the Halifax bomber. Due to lack of space at their existing Hatfield base, De Havilland acquired the site to build the super-sized aerodrome needed to produce the huge number of planes on order.


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Above: ‘Mossies’ (the Mosquito) on the line at Leavesden. 

As a result, by the end of the war, Leavesden Aerodrome was the largest factory in the world.


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Post war, the aerodrome was acquired by Rolls-Royce who used it as a factory producing engines for airplanes and helicopters. In time, Leavesden was also a general aviation airfield for civil flying organisations. Eventually Rolls-Royce departed during 1992/93 before the airfield’s final closure in 1994.  Unable to find a new owner, Leavesden Aerodrome was left disused. 

Until in 1995 the new James Bond film 'GoldenEye’ found itself studio-less…


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Pinewood Studios were the traditional home to the Bond films but the studios were fully booked and couldn’t accommodate the new 007 instalment. Eon Productions found out about the disused aerodrome and it became the home of Goldeneye. 


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Above: Goldeneye (1995): Derek Meddings puts the finishing touches on his Siberian landscape.

A succession of major feature films quickly made use of the site, including George Lucas’s Star Wars 1: The Phantom Menace.


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The large studio warehouses suited all the requirements for the huge sets that were needed for the long awaited prequel. 


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This was followed by Tim Burton’s Sleepy Hollow starring Johnny Depp and Christina Ricci.


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Some of the film was shot on location in a specially constructed village but the tree which forms a large part of the narrative was entirely made and shot at the studios.


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Then in 2000 Leavesden Studios became home to Harry Potter.


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Above: The model of Hogwarts Castle. It’s been used for all eight of the Harry Potter films. 

The studios were filled with magical sets over the ten years of filming the blockbuster series. 


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A row of ten houses was created to film scenes outside Privet Drive. 


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Above: Building Hogwarts.


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Other productions made use of the studios during breaks from filming the Harry Potter series. The Dark Knight (2008), Sherlock Holmes (2009) and Inception (2010) all filmed scenes at Leavesdon.


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Above: Leonardo DiCaprio and Ellen Page filming scenes from Christopher Nolan’s ‘Inception’.

In 2010, once filming for Harry Potter had come to a (sad) end, Warner Bros announced a plan to buy and redevelop the site to upgrade the studio facilities to the tune of  £100m+. 


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In March 2012 The Making Of Harry Potter studio tour opened and is now home to many of the series’ most iconic sets, props and costumes.


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In 2013, almost twenty years after the complex was converted from aerodrome to film studios (and over a year since the completion of work on the newly refurbished studios) the site was officially opened by the Duke and Duchess of Cambridge. 

Below: On show were props from Batman film The Dark Knight Rises. The studios make Warner Bros. the only Hollywood film studio with a permanent base in the UK.


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The first film to shoot at the newly refurbished studios was Edge of Tomorrow. Though the studios are privately owned, space is available to rent to any film company and is not limited only to Time Warner productions. The studios are now one of the largest and most state-of-the-art secure filming facilities in the world.

Below: Emily Blunt filming scenes for Edge of Tomorrow.


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In 2014, two years after planting a flag in the UK with the opening of Warner Bros, a further expansion of its facilities was announced with three new soundstages and an additional 100,000 square feet of office space. On the same day filming started for Tarzan, due to be released in 2016.


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Real Life Goldeneye 64

[via:YouTube]

#real life    #goldeneye    #nintendo 64    #videogames    

The Japanese cover art for GoldenEye 007.

Blue & gold perfection: @butterlondon Big Smoke, @zoyanailpolish Song, @opi_products Goldeneye.

Blue & gold perfection: @butterlondon Big Smoke, @zoyanailpolish Song, @opi_products Goldeneye. Formula & color on these 3 are perfect. #nofilter


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Natalya Fyodorovna Simonova [Izabella Scorupco] Goldeneye, 1995.

Natalya Fyodorovna Simonova

[Izabella Scorupco]

Goldeneye, 1995.


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Tras dos semanas de internación y de luchar contra el coronavirus, el coordinador de dobles francés Rémy Julienne falleció el pasado jueves a los 90 años. Aunque en su trayectoria constan cerca de 1400 trabajos en el mundo del cine, principalmente Faena A La Italiana de 1969, los fans de James Bond lo recordaremos como el hombre que diagramó las secuencias de vehículos de seis aventuras del agente 007 entre 1981 y 1995.

Julienne fue el encargado de coordinar momentos clásicos como el escape del Bond y Melina de los matones de González en un destartalado Citröen 2 CV amarillo en Sólo Para Sus Ojos, la persecución de camiones cisterna en el desierto mexicano en Licencia Para Matar y las picadas entre el Aston Martin DB5 de Bond y la Ferrari 355 de Xenia sobre las sinuosas rutas de Mónaco en GoldenEye.También colaboró en producciones como Ronin,Taxi 2 yContrato en Marsella, además de asesorar a Renault y Citröen en la realización de comerciales que requerían escenas de acción.

Como siempre, nuestras más sentidas condolencias.

Por Lucas Manuel Rodríguez

Nota del editor: la fecha de publicación original de este artículo iba a ser el 7 de diciembre de 2020, coincidiendo con el 25 aniversario del estreno de GoldenEye en cines argentinos. Desafortunadamente, problemas en el manejo del blog impidieron su publicación ese día, por lo cual decidimos que el mejor curso de acción era publicar este ensayo hoy, el 12 de junio de 2021, fecha que conmemora los 25 años del lanzamiento de GoldenEye en VHS por parte de AVH.

La película más importante de la carrera de Pierce Brosnan ha cumplido su primer cuarto de siglo. Una celebración a la que no le podía haber tocado peor año y que merecía un mejor escenario entre las efemérides bondianas, sin duda alguna. Esto estuvo lejos de limitar los festejos de la mano de sus más fieles adeptos y también contamos con dos encuentros virtuales de gran privilegio que incluyeron a dos miembros del elenco y al mismísimo director de GoldenEye (1995). Hoy, como ha sido usual en este espacio, nos concentraremos en cinco de los aspectos por los cuales consideramos que esta es -aun- una de las más grandes entregas de la franquicia y siempre desprendida de aquello que podría catalogarse estúpidamente con un mero recuerdo plagado de momentos nostálgicos, que pudieron haber envejecido para bien o para mal.

Presupuesto reducido y el todo por el todo

El período de seis años y medio sin estrenos de 007 en cines se mantiene como el más prolongado de todos. Hay amplias diferencias con la plaga de incertidumbres que nos atraviesan en este contexto pandémicos. Dos para tener en cuenta como principio son las señaladas por el director Martin Campbell en los últimos días: primero, era ilegal realizar una nueva aventura de Bond a causa de un litigio entre estudios que hemos destacado sobradamente en anteriores notas; segundo, no se sabía qué tan masivo podría haber sido el público de la década de 1990 para una emergente era del espía británico, por lo que Campbell tuvo que lidiar inevitablemente con una economía financiera el doble de inferior comparada a la de uno de los estrenos del año anterior y del mismo género, Mentiras verdaderas.

Esta condición presupuestaria aplicó en dispositivos infaltables para todo film de Bond, como los autos. Cada uno tuvo su particularidad, ya sea por préstamo o alquiler, como el Ferrari 355 rojo y el Aston Martin DB5; o el tan citado caso del BMW Z3, que no solo fue ofrecido en plena situación de rodaje y complicó las posibilidades de ser aplicado en escena, sino que solo existían dos prototipos para ese momento y exponer el único que tenían ellos en una secuencia de acción jamás fue una opción.

Nada de esto, según Campbell, redujo su capacidad de decisión a la hora de filmar. Fueron condiciones desafiantes, eso no lo puede negar nadie. Siempre respaldado por la dupla productora de Barbara Broccoli y Michael G.Wilson, como ha sostenido el director en cada comentario al respecto, algo que es tradición en la saga desde sus comienzos.

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La tríada que nos acompañó en el festejo.


La herencia de los alemanes

En el audiocomentario en blu-ray –tanto la versión de 2012 como la de 2015- Martin Campbell destaca que Butch Cassidy and the Sundance Kid fue su gran modelo a seguir para la presentación de personajes, en particular por el uso de sombras y siluetas, como bien se percibe con los planos introductorios de Pierce Brosnan y Sean Bean en el prólogo ambientado en 1986.

Este aspecto de emplear las sombras y la oscuridad como recurso en vez de tildarlos automáticamente como defectos viene indiscutiblemente de los inicios del expresionismo alemán y uno de sus primeros herederos fue Orson Welles al aplicarlos en su opera prima, Citizen Kane. Lo que más retomó Campbell de la filmografía de Welles fue su rol antagónico como Harry Lime en El tercer hombre, algo que es por demás evidente en la segunda presentación de Alec Trevelyan a la mitad deGoldenEye. Por supuesto que el mismo dispositivo poético lo emplearon Sam Mendes y el ya mencionado dúo de productores al plantearse cómo introducir al personaje de Javier Bardem en su respectiva película.

Nunca es menor recordar que uno de los primeros trabajos de John Glen fue en la sala de montaje del film de Welles dirigido por Carol Reed. La iluminación, los focos y el ambiente neblinoso de El tercer hombreGlen los manifiesta con todo esplendor en Su nombre es peligro. Si hubieron dos películas de espías en los noventa que continuaron esta escuela, efectivamente fueron el debut de Brosnan como Bond y la Misión: Imposible de Brian De Palma.

Los alemanes tuvieron su presencia en la era Brosnan hasta en los autos, con  el sello casi permanente de BMW. En el comentario que el actor irlandés brindó desde Hawai para Esquire hace unos meses, él afirma que siempre quiso manejar deportivos del calibre de Aston Martin y que su favorito de los que tuvo el honor de conducir es el V12 Vanquish de Otro día para morir, auto que amó incluso con su bastardeada condición de volverse invisible.

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Saludos desde Hawái.

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Alec vuelve de entre los muertos.


Mantenerse vivo

Brosnan nunca negó el nerviosismo a la hora presentarse al mundo como el quinto Bond. Tampoco que haya hecho caso omiso del espía de Ian Fleming para concentrarse exclusivamente en los estilos cinematográficos del personaje, fundamentalmente de Sean Connery y Roger Moore. No se trata de una imitación per se, es, más bien tomar una tercera posición entre los dos polos opuestos que son las figuras de ambas encarnaciones.

De eso se trata el primer Bond de Campbell, de mantener vivo al personaje, no con la frialdad que le expresa verbalmente el protagonista a Natalya Simonova, sino con la puesta en acción de elementos que no siempre son exclusivamente lo que dicen ser, que están para representar algo más y, por definición, son simbólicos.

Como Michael Mann en Fuego contra fuego ese mismo año y James Cameron en los años siguientes con Titanic, Campbell emplea constantemente y con distintos usos progresivos los colores azul, rojo y blanco. De hecho, Bond siempre oscila entre el azul y el negro en la continuidad de esta película, colores dignos de un heraldo solitario en narrativas universales. El rojo será reservado para cuestiones más pasionales y el blanco para los nuevos comienzos.

Por citar ejemplos, uno por excelencia es la avioneta soviética con la que Bond se salva segundos antes de escuchar las notas del tema de Tina Turner en el film. El vehículo es blanco, apunta hacia una nueva era para un personaje reconocido; tiene leves tonos de rojo en él, es el color del partidarismo comunista, pero también esa pasión en plena ebullición tras haber perdido una muy apreciada amistad con Alec; la avioneta, al final del comienzo, se dirige hacia el cielo y las sombras nevadas, ambas de un tono predominantemente azul. Concluyen los créditos de apertura, oímos el rugido del Aston Martin más clásico de todos los tiempos y lo primero que confronta un Bond con camisa azul es al rojo invasivo de Xenia Onatopp.

Estas idas y vueltas entre estos tres colores estarán presentes de manera operativa en el todo de la película. A tal punto que básicamente todas las banderas que aparecen en pantalla son las que cuentan solo con esos colores. Incluso en la primera alianza de un espía británico con otro norteamericano que vemos en este film, el automóvil de Jack Wade es azul y cuando abre su baúl para resolver una avería lo primero que salta a la vista son unos cables rojos. Esto se lleva a cabo constantemente sin caer en el reduccionismo unilateral de catalogar al azul como el color de occidente y al rojo como el de oriente, en medio de una Guerra Fría que se niega a reconocer su obsolescencia.

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Azul, blanco y rojo desde el principio.

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El heraldo azulado entre las sombras.

La doble faz jánica

El rojo también está para representar a ese  cosaco que vuelve de la muerte. En ocasiones se ha señalado que, meses antes de este, el film Batman Forever contó con elementos que fueron plagiados en esta Bond. Alec tiene la mitad de la cara quemada como el Dos Caras de Tommy Lee Jones, ambos cuentan con un secuaz que es ávido en actividades informáticas y los dos aluden al dios romano del rostro dual. Sin embargo, ya hemos dicho que en GoldenEye la mayor aspiración es la polivalencia de significados, antes que la sugerencia. Elementos que circulan en la obra y ayudan a engrandecerla, pero no son de entendimiento obligatorio para ser gozada.

La dualidad es establecida para y con James Bond, no en beneficio del dios citado. Campbell lo dijo reiteradas veces, lo buscado desde el inicio ha sido que el personaje interpretado por Sean Bean fuera encarnado por un actor que tranquilamente pudiera ser Bond en esos tiempos. De ahí la ironía de una frase “mooriana” como la que le dice Brosnan a Q, “the writing’s on the Wall”, que, además de ser el posterior título de la canción de Sam Smith, es una expresión equivalente a “vérsela venir”. Eso que se ve venir, la traición de Alec, no es algo sacado de la galera, ni mucho menos predecible, es más bien, ese pasado gótico que viene, que vuelve a resolver conflictos personales en el presente. Algo que posteriormente veríamos en Skyfall y de manera inversa en SPECTRE porque es Bond quien lo hace volver.

El saludo compartido entre James y Alec, antes que redundancia, es una simetría perfecta puesta en escena a lo largo de tres actos claros. Primero en la base soviética con el nombre por delante (“James, for England”) y la devolución de su compañero con el nombre al final (“For England, Alec”). Después en el cementerio, el segundo encuentro entre los personajes, pero el primero entre enemigos confrontados, por eso el nombre es desplazado perversamente al final del saludo (“For England, James”), como un clásico villano de la saga, solo que usa el nombre de pila y no el apellido, debido al lazo del pasado. Por último, el símbolo en su definitiva lucidez, el villano duda (“For England, James?”) y el héroe responde en clave personal, que es por beneficio propio y con un primer plano que resalta una marca de sangre (otra vez el rojo, pasión, lo personal) en la frente de este, una vulnerabilidad fisiológica y heroica que emerge por primera vez entre todas las veces que estos dos personajes se confrontaron.

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Primera sangre en la frente.


Las mujeres odian a Bond y sus exegetas también

Que todas las mujeres lo traten mal al conocerlo fue una de las metas que se autoimpuso Campbell. Reconocer los comportamientos polémicos del personaje y que cada mujer que comparte tiempo con él también lo haga. Por caso, Samantha Bond interpreta a la Moneypenny más ácida en 58 años de películas. No es un personaje tóxico, está vigente el coqueteo de siempre, pero también está harta de las sugerencias no correspondidas de su compañero. Xenia nunca tiene sexo con él, porque de hacerlo lo mataría. Natalya es muy reacia incluso en las dos primeras fugas que comparten juntos, la del helicóptero Tiger y la de la celda. Y la M de Judi Dench, bueno, esto también lo dijo el director infinitas veces, le dice la frase más citada de la película… no sin reconocer, con gestos breves, lo indispensable que es Bond para el Servicio Secreto.

Esta abundancia de absurdos anti-masculinidad no está para avalar la extinción de los hombres en el inminente siglo XXI. Paradójicamente, sí está para combatir estructuras patriarcales, de las que muchas almas desconocedoras, aseguran, aparecieron por primera vez en Casino RoyaleoSkyfall. Tampoco fue inventado en este film. Brosnan lo dice claramente en el video publicado por Esquire, el revisionismo y cambiar al pasado nunca es la respuesta, no se puede pensar si nuestra única historia es amnésica. Lo cual no implica que el presente tenga que hacer oídos sordos ante posibles soluciones de índole inclusiva. Él recuerda haber visto la primera Bourne en cines meses antes del estreno de su última 007 y haber entendido que las reglas del juego para las películas de acción iban a cambiar. A la vez reniega que por momentos solo encuentra burlas a lo poco realistas que son sus películas, como la caída libre para meterse en la avioneta, el Aston invisible o sus escenas de surfeo.

Martin Campbell, por otro lado, afirmó hace unos días para CineFix que fue uno de los principales responsables de que la primera incursión de Daniel Craig tuviera un tono drásticamente más serio y que todas esas escenas que son objeto de burla fueron causas importantes. En ese mismo espacio, tras recordar que podía llevarse una AK-47 a su casa con impunidad para hacer prácticas de desarme y recargas, Famke Janssen dijo que extraña esos tiempos en los que las películas de Bond podían darse más lujos de ser exageradas.

Lo cierto es que las películas de James Bond no dejaron de serlo. Suele pasar que ciertos públicos son más permisivos con ciertas decisiones tomadas en ciertas eras. Es decir, más allá del pésimo uso de imágenes generadas por computadoras, se le perdona más a Daniel Craig que sobreviva a una caída en picada en un tren en movimiento después de que su compañera le disparara en el hombre, que a Pierce Brosnan haciendo un salto en windsurfing en apenas un par de planos. Si, una escena está fotografiada por Roger Deakins y la otra se siente más artificial aun, pero a la larga son quejas que carecen de comparaciones pertinentes. De ahí que se sostenga, también, que recién ahora las mujeres reciben un espacio digno en la saga, olvidando no solo los aportes de esta obra magna que ha sido GoldenEye desde que nació, sino también magníficos protagónicos como, por ejemplo, el arco vengativo de Domino Derval en Operación Trueno. Sencillamente, las quejas suelen venir de personas molestas por el aspecto físico de las mujeres de la saga en las primeras cuatro décadas, como si Bond ahora tuviera encuentros carnales con mujeres con sobrepeso y como si ese fuera el gran aporte que una mujer puede brindarle a una película.

Tampoco es cierto que las últimas películas carezcan de chistes y todo sea seriedad absoluta, Bond siempre ha sabido adaptarse a los valores de su tiempo sin esconder del todo su tradición. Bond no se reduce a la búsqueda de ser lo más realista posible y en el peor de los casos busca ser lo más correcta y “verosimilista” que pueda. El mejor Bond estará siempre en el calibre de películas como GoldenEye, no solo porque las revisitamos y están plagadas de elementos que ni con la tecnología actual se pueden superar. Esto no es escapismo, las películas de Bond, en el mejor escenario posible, son valores históricos condensados en una poética interna que se disfraza en sus gloriosas escenas de acción, su sensualidad y su pulso a favor del suspenso, ¿Cuánto tendremos que esperar para que esto vuelva a pasar? Difícilmente sea en el próximo abril y las productoras y distribuidoras todavía no consiguen un ambiente pertinente para sacarle todo el rédito posible a sus obras más costosas. Hay mucho Bond por revisar, mucho Bond por releer. Pensar en el consumo de lo nuevo en este contexto solo produce desasosiego y como dijo simbólicamente sobre esto aquél irlandés desde su residencia hawaiana en el abril pasado: “This is one for the books”.

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Moneypenny: ácida, pero eficaz.

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Famke Janssen y su recuerdo de la AK-47.


*Licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Quilmes. E-mail: [email protected].

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Por cortesía del YouTuber videojugador Graslu00, el viernes pasado pudimos disfrutar dos horas de la versión cancelada de GoldenEye 007 para XBLA, desarrollada en 2007 y dada de baja cuando EON Productions desautorizó el uso de la propiedad intelectual de James Bond.

Minutos después de que Graslu anunciara su hallazgo con un pequeño video, el fiable sitio The GoldenEye Dossier reveló en exclusiva que el gamerdemostraría por primera vez en la historia la versión completa de la adaptación del clásico de Nintendo 64 para XBLA: todos los niveles desde Dam hasta Egyptian, en dificultad 00 Agent, con resolución 4K y 60 fotogramas por segundo.

El usuario de YouTube aclaró que no proveerá enlaces de descarga y que solamente tuvo la posibilidad de grabar este material y no difundirlo, pero estima que a lo largo de este año el juego podría estar disponible extraoficialmente. Más allá de que muchos apuntan a que el motivo de cancelación del juego fue consecuencia de Nintendo o de Rare, la compañía desarrolladora, la realidad es que fue Danjaq (holding de EON que representa los derechos de marca de James Bond) quien impidió su lanzamiento por uso no autorizado del argumento y los personajes de GoldenEye, film de 1995 que significó el debut de Pierce Brosnan como el agente 007 y de cuyo material se nutre el videojuego insignia de Nintendo 64 lanzado dos años más tarde.

Por el mismo motivo, el proyecto fan GoldenEye 25, que tenía como objetivo recrear el producto de 1997 en el motor de Unreal 4 para PC, fue también cancelado y ahora mutó en el proyecto original S.P.I.E.S. Don’t Die.

De la mano de Activision, EON autorizaría una remake de GoldenEye 007 protagonizada por Daniel Craig en 2010 para Nintendo Wii, aunque esta versión tiene marcadas diferencias con la jugabilidad libre del original y su historia fue adaptada al año de lanzamiento por Bruce Feirstein, guionista del film de 1995. Si bien esta versión tuvo éxito, no alcanzó a conquistar del todo a los fans del juego original por ceñirse extremadamente al estilo de la saga Call of Duty.

Izabella Scorupco

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