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El Nobel obtuvo el galardón por su novela Tiempos recios, considerada por la crítica como el regreso a la gran novela realista-política. 

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La nota de El País:

En una ceremonia, transmitida por vídeo desde la Real Casa de Correos, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en compañía de la junta y el jurado de la Fundación Francisco Umbral y el alcalde de Majadahonda, José Luis Álvarez Ustarroz, le entregó al Nobel el galardón. Vargas Llosa habló sobre el papel de la literatura en la sociedad y charló con el periodista de EL PAÍS Juan Cruz acerca de temas como el lugar que ocupa Madrid en la vida del autor, de la libertad dentro de su obra y, principalmente, del origen y objetivo de su última novela.

Tiempos recios transcurre en la Guatemala de los años cincuenta y aborda el golpe de Estado para derrocar al presidente Jacobo Árbenz orquestado por Estados Unidos, a instancias de la United Fruit Company. El alzamiento contra su Gobierno liberal en 1954 estuvo encabezado por el coronel Castillo Armas, que también cayó poco después, en una operación en la que participó el dictador de Santo Domingo, Trujillo. Es justamente este entramado geopolítico el que es reconstruido por Vargas Llosa mezclando voces y perspectivas en la narrativa de la novela.

La escritora mexicana Guadalupe Nettel publica La hija única (Anagrama) una novela acerca de la maternidad en su concepción más cruda y sincera. Abarca el derecho a decidir no ser madres y la lucha por las libertades femeninas. 

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EnConfabulario Christopher Domínguez le dedica una reseña elogiosa. Aquí compartimos un extracto:

Desde el inmóvil y desgraciado Macario faulkneriano que abre El llano en llamas, la literatura mexicana no alumbraba un personaje tan memorable, por imberbe, como Inés, la niña condenada a morir tan pronto nazca, en La hija única (Anagrama, 2020), de Guadalupe Nettel. Ha habido nonatos alegóricos que devoran historia futura, como el de Carlos Fuentes, en Cristóbal Nonato (1987), pero ningún otro niño, desde Juan Rulfo, tan poderoso como el de Nettel. Si la sabiduría antigua advierte que aun el recién nacido es lo suficientemente viejo como para morir, Nettel nos ofrece una novela logradísima sobre un tema que exigía, sobre todo, de maestría moral. Exponiendo el caso ­­–basado en una historia real que le fue confiada por una amiga– de una niña que morirá al nacer o poco después, habiéndose desarrollado uterinamente casi sin cerebro, los riesgos de lo tremendista o de la tragedia llana parecían ineludibles para casi cualquier autor y hasta fatalmente tolerables para no pocos lectores.

Ante la microlisencefalia de Inés, empero, no me sorprendió la seguridad en el trazo de Nettel porque de pocos de nuestros novelistas puede decirse lo que de ella, quien de novela en novela ha ido evolucionando con tenacidad y buen tino. Lo suyo era lo fantástico cotidiano, que la atormentaba desde la adolescencia y la condenaba, acaso, a parir una progenie de Macarios. Estos aparecieron –lo digo de manera figurada– en varios de sus cuentos y en El huésped (2006) y de ellos, Nettel supo deshacerse para llegar a esa empresa de autoconocimiento que fue El cuerpo en que nací (2011) o el trasiego generacional del amor expuesto en Después del invierno (2014), hasta convertirse a lo que todavía puede llamarse, de manera avara y concisa, realismo.

Su realismo rehúye el sentimentalismo pero entiende a la novela como una suerte de ciencia de los sentimientos, lo cual le permite entrometerse con sagacidad y tacto entre Alina y Aurelio, los aterrados y contritos padres de Inés y seguir, tras ellos, el duelo escenificado por un nacimiento que muy pronto habrá de convertirse en pérdida, al grado que –una vez informados del predecible desenlace por los médicos– se deshacen del mobiliario y la vestimenta destinadas a la bebé y en cambio le compran una sepultura, porque legalmente, la niña nacerá y legalmente, también, morirá. Pero las cosas ocurren de otra manera en este libro sagazmente documentado.

Lo asombroso, en términos literarios, no es que Inés no muera y luche por sobrevivir ante el azoro de sus padres y de neurólogos, de pediatras y de tanatólogos a la postre desempleados, sino la capacidad de Nettel para convertirla en un personaje autónomo e inolvidable. No es la juiciosa Alina, madre entera sin llegar a ser una “madre coraje” pues contempla el infierno implícito en la sobrevivencia de la minusválida y recibe una pócima para hacerla morir si así lo decide la infortunada pareja, ni el leal Aurelio, un padre a la altura de las circunstancias, ni Marlene, la nana tan singularmente dibujada en su adicción a su oficio, el personaje central de La hija única. Lo es Inés, un verdadero centro de gravitación de una novela que se permite una subtrama necesaria para otorgarle un destino inesperado a Laura, la narradora de la historia: hacerse cargo de una madre soltera y de su hijo, sus vecinos.

Roberto Bolaño entrevistado en exclusiva para el programa Perfiles de dos continentes. La fecha, posiblemente 2003, el año de su muerte. Bolaño señala aquí que ya tiene cincuenta años. Archivo excepcional.

Comentarios abajo mencionan:  Sinopsis: Roberto Bolaño: una mirada crítica. Entrevista por Eliseo Álvarez. Films for the Humanities & Sciences. Tranquilo Producciones, Canal (a), Barcelona. Julio 2003. DVD.

Reseña de Degenerado, de Ariana Harwicz (Buenos Aires, 1977). Consideramos la mejor nouvelle de su producción narrativa hasta el momento.

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El otro masculino es puesto en evidencia en una trama, más bien en una voz, la del narrador de la historia, los límites del pensamiento de un personaje descartado para la sociedad. Nos referimos al pedófilo, un tipo acusado de violar y asesinar a una niña.

Este relato vira 180 grados respecto a la temática novelística de Harwicz, pues la mujer ha sido el eje principal y emocional donde transcurren sus historias. Degenerado (Anagrama, 2019) sacude contundentemente los parámetros de las otras novelas. Nos conduce a la psique precisamente de un degenerado, que, mediante el soliloquio, explora, expone, confiesa abiertamente todo su desarrollo y contenido psicosexual. 

No es un manifiesto ante un jurado que lleva el caso y contrapone las leyes morales y las penales, sino un discurso a favor o en contra de la ética de un hombre solo. Sin embargo, el escenario, teatralizado, no parece absorber lo suficiente la esencia del ser humano.

“Cuán cerca está mi mente de producir pensamientos que serían aberrantes. Entonces eso me interesa del ser humano, no juzgarlo”, ha declarado Harwicz en una entrevista. Y es que poner la voz del narrador al acusado, el lector poco a poco se condiciona a su pensamiento, a sus capacidades de percepción, no solo de la sociedad, de la política, sino también del amor, sobre todo, de la historia. “Hay que escribir contra la Historia, hay que hablar contra la Historia, contra los jueces que designan la Historia, hay que escribir todo al revés. La gente de la que uno no se imagina nada es capaz de cosas inimaginables y al revés, señora jueza, el amor más alto y perfecto nos deja solos”.

Harwicz, como pocas escritoras, desecha todo prejuicio que puede llevar a un escritor autocensurarse. Por el contrario, va en búsqueda de una transgresión en todo sentido. En esto consiste la literatura ciertamente: no llenar los vacíos por llenar de “textos aprendidos”, sino crear más vacíos para llenarlos de otras sustancias hasta la perversión.

por René Llatas Trejo

Primero de mayo

Porque la vida no tiene sentido

si no es compartida con otros,

valorada en la esencia

y en el compromiso de cada hora,

os deseo a cada uno de ustedes el mejor de los días.

Abrazos solidarios y compartidos

para cada uno de ustedes

en el Día del trabajo que es de todos

y para todos.

Amanda Ackermann

Enséñame

Enséñame a hablar

con palabras sentidas  y sinceras,

las necesito para crear certezas

y ahuyentar los miedos y las dudas.

Enséñame  a caminar

dame los medios y los instrumentos

para crear puentes y caminos

por dónde marchemos todos unidos.

Enséñame a soñar,

que la esperanza esté siempre latente

en cada letra, en cada verso

buscando siempre un nuevo sueño.

Amanda Ackermann

La  fuerza de la vida

No  hay medida para el ser ,

ni medida para el dar,

solo importa  que te abras,

que respetes  otro pensar.

De la vida  aprendemos

que se puede aún amar,

la conciencia  y el compromiso

va marcando el actuar.

No prejuzgues  tus respuestas,

sólo busca en tu interior,

agradece a la vida ,

cada nuevo despertar.

Amanda Ackermann

        Sentido de la vida

Porque te quiero en la noche oscura

y más te quiero si tú me faltas,

eres la arcilla que modelamos

con nuestras manos y nuestras voces.

Eres la luz , eres la sombra,

eres la vida , eres la muerte,

eres el puente entre mis hermanos,

eres el canto con otros cantos.

Porque te quiero en la noche oscura

y más te quiero si tú me faltas,

eres el eco de mis verdades,

eres recuerdo, eres nostalgia.

Amanda Ackermann

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Ayer 

Ayer soñé el pasado

que el dolor ya no sentía,

que mis heridas cerraba

con el calor de los míos.

Ayer soñé  que era  niña,

que era ingenua  y confiada,

que creía  por igual

en todos los seres humanos.

Ayer soñé con la vida,

con ustedes mis hermanos,

ayer soñé el futuro 

de ese mundo necesario.

Amanda Ackermann

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