#tormento
Respira con la pancia.
Ama con calma.
Che lì fuori è pieno di ti amo che non valgono un cazzo.
Empiezas a entender un poco de la vida cuando son entre las ocho y las nueve de la noche y ves por la ventana, la lluvia caer. Recuerdas que hay cosas que no podemos controlar, como las tormentas repentinas que se arman en nuestro ser. Ves la gente caminar apresurada, quizá esperando llegar rápido a sus casas. Al caer la noche algunos van a sus camas sin siquiera mirar a quienes los rodean y otros no paran de observar la inmensidad de su habitación queriendo un día poderla compartir con alguien. Pero hay otro grupo, que la gente llama “minorías” pero realmente son “mayorías”. Ese grupo que no llega a su casa, quizá porque no la tiene y se refugia en el frío de la calle o quizá porque un poco de dinero o un simple celular valía su vida entera. Entonces te preguntas, ¿realmente vale la pena esperar a mañana para vivir tu momento o es mejor hacer tuyo cada momento por si ya no existiera un mañana?
Yo no quiero vivir mirándome el ombligo,
acabaría atormentado de todo lo que he sido,
ya tengo varias losas; no me impondré ese castigo,
no comeré ese fruto de corazón podrido.
En mis pozos siempre me arrojan luz mis amigos,
frente al invierno más frío tengo su abrigo
y aunque a veces sean duros conmigo
es porque la herida cura en parte por alaridos.
Si busco la paz no quiero testigos
salvo la calma liviana que persigo,
sólo quiero acabar el día rendido,
caer en la cama y quedarme dormido.
Ma in fondo all'animo nascondevi un impulso spasmodico: il desiderio di essere diverso da quello che eri. È il tormento più crudele che il destino possa riservare a un uomo. Essere diversi da ciò che siamo, da tutto ciò che siamo, è il desiderio più nefasto che possa ardere in un cuore umano.
Sandor Marai, Le braci
