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Privilegio de tener un papá amoroso.. 

Y es que teniendo el privilegio de tener un papá que te cuida, que hace crecer, que te enseña a ser una mujer independiente, y al mismo tiempo amada.

En algún momento de madurez, te das cuenta que no puedes aceptar menos de lo que mereces.

Después de caer en chingaderas -de las cuales se aprende- te das cuenta que eso no es lo que mereces..

Y no es que te creas más que otras mujeres. Sólo tuviste el privilegio de tener a un papá que te enseñó a través de su amor, lo que vales y lo que mereces.

Si puedes superar esa conexión..

Porque si se puede superar esa conexión.

Si se puede superar y seguir adelante, sintiéndote mucho mejor, por haber pasado ya ese nivel en tu vida.

Y no, no olvidarás a esa persona que te enseñó tanto, aunque haya sido el tiempo que haya sido. La recordarás y te acordarás de todo lo aprendido. Agradecerás por haberte enseñado. Y tal vez, sigas amando, pero te sientes libre de ella.

Y si, si cala en el ego al principio, parece que te ahogas, pero luego te das cuenta que solo te estabas tomando mal el vaso de agua.

Porque si se puede superar esa conexión.. solo es darse cuenta que estaban mal conectados los cables de la emoción. Y desconectarlos de esa persona..

Emilio como personaje pasajero.. 

La psicóloga me puso a hacer una lista de personajes en mi historia de mi vida.

Se clasificaron en “buenos”, “malos”, femeninos y masculinos.

Bueno se refiere a los que han aportado de manera positiva; y los malos a los que me han enseñado de otra manera.

Pero hubo varios en los que no sabía si ponerlos en malo o bueno.

Emilio fue uno de ellos. Porque trajo gran aprendizaje, al principio si era congruente sus acciones con sus palabras, después iba viendo varias fallas en su lógica (y no es que lo haya idealizado, sólo que confié en sus palabras), hasta qué se enojó y mostró su inmadurez, la primera vez. Meses después decidí escaparme varias veces con él, porque era mi escape de la realidad, de mi realidad.

Ahora me doy cuenta que ya las últimas veces ya no aportaba nada importante, era puro placer pasajero. Y hoy estoy convencida de que ya no volvería con él. -A menos que de verdad él quiera quererme de una manera leal, sincera, lo cual lo veo muy imposible-.

Emilio pasó por mi vida para enseñarme que merezco que me traten bien, que muestren interés y se esfuercen por tener mi atención. Que valgo más que para solo dar placer efímero.

Y aunque la verdad la pasé más bien y rico, que mal. Le agradezco que me haya hecho sentir la experiencia y aprender. Es un personaje que solo pasó un rato para enseñarme.

Nunca lo olvidaré, no le guardo rencor, ni cariño. Solo agradecimiento.

Es inevitable que en cualquier punto la vida nos dará un chingazo que casi nos saque de combate, pero también nos da la oportunidad de agarrar un nuevo aire y de levantarnos. Y a veces ese aliento viene de personas que se cruzan en nuestro camino por una circunstancia proveniente de cierta adversidad. Llevan las palabras como recordatorio para prepararnos para lo que viene; ya sea una avalancha o el sagaz e inquieto perfume del sueño o la esperanza.

¿Cómo volverse mochilero? Quetzal Noah

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