#anécdotas
AmorUn sentimiento; Bonito y doloroso pero en si es más doloroso que bonito.
Es triste recordar que un día me dije a mi mismo que no me permitiría sufrir por personas que no valieran la pena y me fallé.
Mi forma de reir,
mi forma de llorar,
hablan más de ti,
que de mí;
porque son culpa tuya,
y de lo que me haces sentir.
Espero nunca apagues tu sonrisa por una persona que no supo valorarla.
Desde que vi tú sonrisa, no me dieron ganas de conocer ninguna más.
Mis escritos no pueden ser todos color de rosa, ni todos hablar de amor, cuando en mi realidad las mariposas dejaron de volar y el arcoíris de brillar.
Me duele la cabeza, de tanto pensar en ti; me duelen los dedos, de tanto contar los días que no te vi; Pero más me duele el corazón, de tanto amarte y saber que no eres para mí.
Como papel estrujado, roto, tirado; así me dejaste cuando ya me habías usado.
No te importó cuanto te había rogado por no maltratar mi corazón, que ya en el pasado fue lastimado.
Para escribir no hay un tiempo, no hay lugar, es todo un mundo lleno de posibilidad. Imaginar mundos distintos a detalle, tener la creatividad.
Es un escape de la realidad.
Casi incapaz de imaginar que tú mundo se encontrará con el mío, era imposible controlar lo que sentía, se sentía indiferente cuando decidía ir por ti, siempre fue confuso poder entender tantas cosas juntas, era muy enfermizo tratar de intentar algo y saber que nunca se iba a poder lograr.
Me perdí en todo ese caos
A veces no me caliento, no tengo ganas, prefiero otra cosa, mirar una peli, tomar un té de tisana o salir a comprar pimiento y quedarme hablando con el verdulero. Ayer, por ejemplo, cuando Mateo, que había llegado a casa un rato antes, entró a la habitación y se acercó para besarme.
En esos momentos algo me pasa, una especie de subdivisión de mí misma. Una parte de mí cede, la otra quiere matarse por culpa de la que hizo y deshizo de mí así, sin preguntar. Y cuando todo acaba, o más bien, cuando Mateo acaba, con mi cuerpo desnudo y tendido entre las sábanas, no evito sentirme asqueada, enojada, inundada por una profunda tristeza: la de saber que me traicioné.
Mateo entra y gime. ¿Te gusta mi verga, te gusta?, pregunta, y me chupa una oreja, y muerde mis pezones. Hoyno me muerdas que me duelen, estoy sensible, me está por venir, le digo. Ay, perdoná, me responde con voz normal, saliéndose del libreto del gran ponedor. Y después sigue, entrando y gimiendo.
Me esfuerzo. Me esfuerzo por sentirme ahí, conectada con el deseo de Mateo que me nombra, como invocándome, como tratando de traerme desde el inframundo del no sexo en el que me encuentro. Lo intento un buen rato, me muevo distinto, me muevo furiosa. Mateo exclama ¡qué concha devoradora que tenés!, y la cara se le hace otra de placer.
Me hace ghosting. ¡La pija de Mateo me ghostea!, no la siento. Vuelvo a esforzarme, me convierto en Dora la exploradora buscándola, pero nada. Me rindo. Si si…go, aca…bo, anuncia Mateo. Acabá, dale, rompeme la concha, cogeme, dale, le ruego, y a los segundos, se detiene.
Ay, dice, la respiración desacelerándose, la cabeza buscando la almohada. Me mira. No puedo disimular el estado melancólico en el que acabo de entrar, mis gestos no escatiman en hacerlo sentir miserable. ¿Estás bien?, pregunta. Sí, le respondo, mirando las lucecitas colgadas del otro lado de la habitación . Bueno, voy al baño, dice.
Que ganas de mantenerte a mi lado, de sentir tu calor y tus caricias a mi antojo; que domines cada parte de mi ser y me hagas sentir segura en cada beso que me des. Abrazarte en las noches frías y que entre sonrisas se nos vaya el sueño, y así, después de tantas risas y caricias, dormir plácidamente juntitos tú y yo.
Al momento de pensar en un ser que todo lo puede hacer o destruir, ya no estoy segura si realmente estoy pensando, si esto es real o pensar tiene el significado que creo.
Realidad, imaginación, ya nada tiene control.
Filosofando ando.
Sé que ahora soy un fantasma, pero he vuelto…
Me haré presente para recuperar lo mío, mi vida, a ti, mi todo.
Somos huesos, carne, ligamentos unidos, unos títeres bañados en sangre, decimos tener vida propia; pero nos manejan nuestros sentimientos, recuerdos acumulados, esta sociedad corrompida.
Y terminamos nuestra vida volviendo al polvo, a ser nada.
La vida nos hace a su manera, nos guía y lleva por varios caminos, nos enseña a ser fuertes y blandos según lo necesario.
Si lo aprendes bien, puedes sobrevivir.
Desearía volver a esos días en que me ganaba el cansancio mientras te esperaba, y despertaba en tus brazos con el aroma de tu cuello, para caer en la cama, escuchar tu voz deseando “buenas noches” y ese esperado beso en mi frente que me devolvía a mi dulce sueño.
Pero es solo un deseo más, de esos que ya no pueden volverse realidad.
Te encontré un día sin buscarte en mi soledad, no sabía lo que significaba la palabra amigo y después de un día así te bauticé, no sé de dónde apareciste y tampoco a dónde te ibas cuando terminábamos de jugar. Nunca pregunté porqué tus orejas eran puntiagudas, sobre tu ropa extraña o porqué no usabas zapatos, solo sé que crecí y un día desapareciste.
En este mundo solo hay 2 géneros y muchos sentimientos para compartir, que nos hacen diferentes y únicos.
Un vestido blanco de rojo teñiste
directo al corazón apuntaste
sin pensar lo que hiciste
con el amor de tu vida terminaste.
Podía ver lo claro de tus ojos, lo resplandeciente de tu sonrisa, pero no lo oscuro de tus sentimientos.
Solo tú me alejas del cielo con cada mirada, me robas la salvación con cada caricia, y es qué así como te deseo estoy pecando.
No es por ganas de romper cada mandamiento, pero sin dudarlo mentiría, robaría, mataría por estar a tu lado, y qué decir de esas noches que planeo estar sobre ti y gritar su nombre en vano en un arrebato de frenesí, sabiendo que mis pensamientos y deseos son impuros, nada honroso para mis padres.
Sé de antemano que el único premio será sentirte, tenerte, una sola vez, mientras que el infierno será para siempre.
El infierno me llama, cada ves que me faltas, y es qué es difícil de calmar este odio, esta sensación de perderte, cada vez que entre sus brazos estas.
Es tu decisión, pero no lo soporto, sabiendo que cada vez más lejos de mí estas.
