#cortazar
Qué quieres, el amor pide calle, pide viento, no sabe morir en la soledad. Detrás de este triste espectáculo de palabras tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas, de que no me haya muerto del todo en tu memoria-“Ciao, Verona”, Papeles Inesperados.
Ode à la déraison
Algunas personas de barrios populares visitan barrios ricos para recoger sus migajas y uno que otro corazón conformista se acostumbra a mendigar las palabras sin hechos de quien no le corresponde. Muchos se acostumbran a sobrevivir con menos de lo que merecen.
¿Cómo volverse mochilero? , Quetzal Noah
“Después de todo, morir, como dijo Cortázar, es irse a mirar las flores del lado de las raíces…”
Conjunción de Júpiter y Saturno
“Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al revés. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.”
Rayuela, Julio Cortázar.
Un día como hoy de 1914, nace el escritor y poeta argentino Julio Cortázar, en Ixelles, Bélgica. Algunas de sus obras destacadas son: Rayuela, Bestiario, Presencia y Salvo el crepúsculo. Siendo un gran exponencial en la literatura y recordado hasta el día de hoy.
Come sleep with me: we will not make love, he will make us.
Julio Cortázar.
Aquel único y memorable encuentro con Julio se suscitó una tarde lluviosa de agosto. Refugiado cobarde entré en una tienda de autoservicios, empapado y de mal humor. Mientras esperaba a que la lluvia cesara, recorrí los abarrotados pasillos fingiendo buscar algo importante. Probé juguetes, platos, zapatos, ropa, e incluso comida de perro, hasta que, indefectiblemente, llegué a la sección de salchichonería buscando que me dieran a probar queso, jamón o salchicha. Una robicunda y amable señorita me ofreció queso, tomé cuatro piezas sonriendo, le di las gracias y seguí caminando, hasta que me topé con una sorprendente oferta de 2x1 en un jamón anónimo y de un rosáceo más bien extraño y desconfiable. Sumido en profundas reflexiones acerca del dinero que ahorraría si lo compraba, sentí la presencia de alguien que se posaba a mi lado. Olía a cigarro y a otra cosa que en aquel momento no pude precisar pero que, ahora que lo pienso, pudo haber sido mate. Me volví hacia aquel hombre altísimo que me miraba con curiosidad, aquella barba menuda se extendía lozanamente sobre su rostro, cubriendo casi un tercio de este. Nos miramos de hito en hito como tratando de reconocernos pero, por desgracia, no era así, nunca nos habíamos visto, tan solo nos unía aquel encuentro fortuito de miradas, aquel juego de complicidad. Reconocí, después de unos segundos, aquella mirada traviesa y profunda. “Cortázar”, pensé. Y como leyendo mis pensamientos, el hombre mostro sus dientes en una ancha y espontánea sonrisa y me dijo: “Nadie te lo va a creer”, tomó la oferta de jamón y se marchó.