#historia
Fuimos dos. Pero fuimos mucho más que sólo dos. Fuimos sonrisas a media noche. Fuimos un mismo sueño compartido.
Fuimos tanto que a veces me duele recordarlo. Me duele olvidar de vez en cuando aquel sentimiento pleno que tuve junto a ti. Fuimos una luna y unas manos entrelazadas de madrugada. Fuimos alcohol, música y bailes. Fuimos felicidad en estado puro. Tú fuiste mi felicidad en estado puro. Superamos obstáculos, pues fuimos también mucho sufrimiento, culpa de aquello que nos rodeaba. Fuimos eternos, de hecho creo que lo seguimos siendo, pues siempre vas a permanecer en mí. Fuimos guitarra y bajo. Fuimos un dúo mágico.
¿Y por qué dejamos de ser? Quizá por miedo, o quizá por demasiado valor. Fuimos veloces liebres que recorrieron montes llenos de ortigas. Y nos pinchamos. Y nos herimos. Y sufrimos y lloramos. Pero siempre volvía la luz a nuestros despertares, mostrándonos que todo aquello que se desea se consigue. Fuimos una leve brisa primaveral, esa que mece los árboles como si estuvieran danzando. Fuimos pasos de baile un poco torpes, pero fuimos. Fuimos un libro que todavía no está escrito. Fuimos una partitura en do mayor. Fuimos el calor de agosto en la playa de Formentera. Fuimos agua, sí, agua cristalina y pura, como tú, siempre tan transparente que asustabas. Por eso, quizá me asusté. Porque no quería que te desvanecieras entre las yemas de mis dedos. Fuiste una estrella fugaz. Y yo intenté seguir tu estela. Pero fuimos. Fuimos, somos y seremos.
Destrozamos los pilares de lo establecido. Desatamos cabos y nadamos sin rumbo. Admiramos el sol incluso cuando estaba nublado. Aprendimos a remar en aguas turbias y a siempre salir sanos y salvos de ellas. Fuimos mucho, y lo seremos siempre. Sin límites y sin barreras. Fuimos dos. Y nunca nadie dirá que no hemos sido aquello que fuimos.
Estaba perdido en una curva en la carretera, donde el vértigo y la presión no me dejaban respirar, aún tengo las marcas de las quemaduras en el cuello y recuerdos de pasión en la espalda. Me sentí vivo cuando morí ahogado al verte con los ojos cerrados pero ahora estoy más muerto que vivo, porque llegaré tarde.
Perdóname, me atrasé. Sé que te molesta que te deje esperando, sobre todo porque prometí que sería la última vez. Prometo que esto fue inesperado, no pondría obstáculos en tomarte de la cintura y decirte que extrañaba oír tu voz. No soy del estilo del autosabotaje, menos si implica un beso tuyo. Te extraño, te extraño mucho y lo único que quiero en este momento es sentir la corriente eléctrica de tu piel caliente al contacto con la mía, pero no llegaré a la hora.
Perdóname, me atrasé, olvidé pasar a buscar las flores.
Voy en camino.
Soñé contigo, soñé que tirábamos y que alguien nos pillaba, lo cual era de esperar porque estábamos en el San Cristóbal. Fue cool, fue rico. Cuando desperté me di cuenta que aún no está ni cerca de acabar la cuarentena, que la curva de contagio no muestra ni sospechas de controlarse. No dejo de pensar en ti ni en la última vez que te sentí, pienso que quizás debí quedarme esos cinco minutos más junto a ti, jugar con tus labios un poco más, disfrutar más de la suavidad de tu piel.
No sale tu nombre y ni aunque leyeras esto sabrías que es para ti, no obstante, quiero que cuando nos juntemos vayas con esa falda que tanto me calienta.
Cómo conocí a Julio César, el periodista
Tenía 15 años, era verano y estaba fumando un cigarro en el Parque Los Reyes. Nunca estaba solo cuando iba para allá porque me había enterado que apuñalaron a un viejo a plena luz del día un jueves, mala volá. Me acompañaba Matías, un tuja pero fiel amigo, jugábamos a la pelota en el pasaje y siempre me invitaba una coca cola si ganaba su equipo. Cuando ganaba el mío le invitaba un pucho. No sé de dónde salió la tradición pero existía y la respetábamos. Estábamos sentados en el pasto cerca de una escultura, no me acuerdo que era pero eso da lo mismo, la anécdota es que de la nada vimos llegar a caleta de periodistas con sus cámaras y micrófonos que parecían plumeros ¿Qué hueá? dijimos nosotros. Vimos que Felipe, un amigo que vendía cogollos, pasó corriendo frente a nosotros, huyendo en volá, pero nadie lo seguía, los periodistas seguían a un viejo en sudadera y con zapatillas nike fosforescentes, en realidad era un viejo decadente, se notaba que llevaba horas con una taquicardia porque jadeaba como perro. Resultó que era un hueón llamado Julio César y que estaba grabando una hueá para un matinal llamado Bienvenidos del Canal 13. Siempre que lo veo en la tele me río porque se tropezó por pisar caca. Aún me junto con el Matías pero como una vez al año, ahora es medio narco y no me cae bien la coca, me ponen muy loco, me quedo con la bebida nomás.
after 59 episodes and 8 ovas, I’d like to say #ThankYouWitStudio for a job very well done
whatever path Attack on Titan may take in the future, we’ll always be thankful to the long hours you’ve spent just to deliver to us scenes, producing backgrounds and shots and perfecting human mechanism and emotions that have us on the edge of our seats and never fail to leave us speechless.
Thank you very much!
gaywidows
No quiero seguir sintiéndome de esta manera.Estoy muriendo poco a poco.
¿Que puedo hacer para que me pertenezcas solo a mi?
Algunos días estamos al 100 %, otros días al 90%, otros al 50% o al 30%. Algunos días nisiquiera estamos.
No deberías seguir esperando por mi, decidi perderme.