#tiempo
Una sonrisa y una estadía.
No quiero decirlo pero,
tengo el corazón acelerado,
y un poco apenado sabe.
Tengo la juventud huyendo de mi cuerpo
y la energía de los diecisiete,
y yo a usted le debo un “te quiero”.
Estoy sano por fuera
y antiguo por dentro,
como un árbol que envejece
y aún sigue floreciendo.
Recuerdo la tarde de octubre,
cuando empezaba la era de otoño,
donde florecen los girasoles y
las noches son más largas.
Cuando las hojas de los robles se adaptan
y cambian su color,
-justo entonces-
comprendía la calidez de un lugar,
y de un nuevo amor.
Yo soy aquel que pasa por el ayer
y recuerda al chico enamorado
sosteniendo el sudor en las manos
sin saber que tono utilizar para expresarse.
Yo supe del dolor desde temprano
desde mi infancia,
y de la hora para jugar
la hora para llorar,
para reír y decir te quiero
hora para callar, gritar
y exclamar el sueño
y era divertido porque todo se reducía a un juego
menos el amor,
no conocía su hora ni su tiempo
hasta después que conocí de ti,
me gustabas, me enamoraste
y lo supe desde aquella tarde,
aquel momento.
Quiero verte nuevamente,
sin prisa,
con tus mejillas sonrojadas
y tu pequeño labial
que tanto mencionas por correo,
para tus labios resecos
por el frío y por los nervios.
Nervios, que también causas en mi sistema
por las palabras que esencian tu mente y tu boca.
Nervios que emergen cuando
me quedo detalles
de cada cosa.
Ahora lo sé, te quiero,
sin correr y en escalas,
te quiero.
Esta es mi estadía,
mientras por ti espero,
mando esta carta a tus manos,
deseando que al terminar la estreches contra tu pecho
porque de esa manera sabré
que mi amor dejó tu corazón abierto
sin importar la distancia
y sabiendo
qué;el ahora,
es nuestro tiempo.
Us Hidden;Una sonrisa y una estadía.
¿Cómo venir aquí sin llorar?
Nadie soporta tanto
lo que no quiere ¿no?
porque,
de ser así ella hubiese soportado
un poco más el existir,
hubiese aceptado su vida
y que también fue feliz
hubiese querido
un poco más sus días,
pero, no sucedió así
te lo llevaste todo
-y pienso-
menos a mí.
Que jodido y caótico final
-¿Cómo venir aquí sin llorar?-
esta vez dejó correr el dolor
entre la sangre y la abertura,
y le tomó solo
cinco minutos
que repentinamente
se llevó su vida…
cinco minutos
donde nadie notó que su mirada
se desvanecía.
Te perdí(ste) te fuiste,
si, lo hiciste,
mucho antes
de las despedidas
y poco después de tantas risas.
¿Sabes?
Corrí a buscarte
y ya no estabas en tu repisa,
ni en tu cabaña,
ni en ese galpón que solías ir
cuando te sentías chiquita.
Y que tonto ¿no?
te busqué
dónde ya no estás
donde ya no volverás, ni vendrás;
acomodar tus pensamientos
tus libros
tu cabello.
Porque ahora tengo
la diminuta carencia de
nuestros pequeños espacios;
de ti y de mí
de tus bailes breves,
de tus risitas burlonas,
de tu olor corporal,
incluso de tus lágrimas
en mi pecho después de llorar.
El tiempo fue muy poco
y tu voz la recuerdo muy bien
ahora estoy aquí
con escasa poesía,
con el corazón cargado
y sin ti también.
Quizás a la gente le hace falta recordar que el tiempo no vuelve, y las personas tampoco.
Si tan solo supieras, tiempo, te decepcionarías al saber que deseamos más horas con quienes menos podemos estar.
¿Hay un orden perfecto?
Aunque el orden sea el desorden, ese orden de desorden es perfecto.
Todo es perfecto.
Tu eres perfecto.
Tu pasado es perfecto.
Tu presente es perfecto.
Tu futuro es perfecto.
Rindete ante ese orden perfecto.
Suelta el control, y date cuenta que NUNCA LO PERDISTE POR QUE NUNCA LO TUVISTE.
Simple
Llevo 2 años diciendo que iba a perder peso, parece que el tiempo no está de mi lado.
No condicionaré el presente de un pasado que pasó por un futuro en el que a lo mejor ni se convierte.
Yo no sé olvidar cómo lo hiciste tú.
No quiero quedarme dormido, porque te extrañaría mi amor.
Amar es un pretexto para adueñarse del otro.
Para volverlo tu esclavo.
Para transformar su vida en tu vida.