#historia
Lluvia de dos noches
La temperatura superando el umbral de tolerancia al frío, la lluvia incesante chocando contra mi ventana y el vivo recuerdo de tus manos cálidas encontrándose con mi cuerpo.
Que ganas de volver a sentir(te)
El recorrido desde el GAM hasta su casa tarda 47 minutos y fracción. Ella iba parada junto a la puerta, con el brazo apoyado en la ventanilla de la micro. El viento acariciaba su piel, mientras el atardecer la coqueteaba a lo lejos. Se sentía bien, feliz. Empezó a gritar con todas sus fuerzas “¡La puerta! ¡La puerta!” y antes de que se detuviese por completo ella ya volaba hacia el puente Condell. Exhausta, tomó el martillo de su cartera y rompió el cerrojo. Llegó tarde a la cita, pero se salvó con un “debía arreglar unos cabos sueltos.“
Viví y morí al mismo tiempo en una superposición cuántica de mi propio ser cuando sentí un beso tuyo en un atardecer en cuarentena. Sé que dicen que no hay que salir de casa pero me habría hecho falta un par de balas en el pecho y un poco más para evitar el verte.
Viví y morí al mismo tiempo en un sueño lúcido y tú ni me hablas pero estabas ahí, apoyando tu cabeza sobre mi hombro, diciendo mi nombre, acariciando mi cuello, hablándome de tu pasado y quemando tu futuro. Será la música que está sonando acaso la chispa de mi imaginación, no lo entiendo. Me perdí, otra vez, te busco en la pista y no te encuentro. Entre tanta sombra y neón me encuentro y se podría decir quizás que estás ahí porque te siento pero no te veo, no puedo ver, estoy ciego. Cierro los ojos y te siento, te siento vibrar y sé que no podemos tocarnos porque estoy muerto encerrado en mi casa en un atardecer durante la cuarentena pero al mismo tiempo siento que vivo un beso tuyo en tu luz de sueño lúcido. Estaba perdido, ya no, ya no tanto, al menos. Me encanta como bailas, te ves libre. Veo que otros te ven bailar, te ven a ti como una mujer increíble, yo también lo hago, se acerca uno pero tu no lo pescas, a mi tampoco. Veo que hay una niña que te ofrece un trago, lo recibes y le das las gracias, no sé quién será pero da lo mismo, yo estoy por ti. Me pregunto que será del futuro de la canción ¿Seguirás bailando dentro de cinco minutos más? Me gustaría pensar que sí pero sé que en cualquier momento te puedes ir, alma de ser volátil. Me gustaría saber cómo te llamas, creo que nunca te lo he preguntado. Tengo el mismo sueño todos los días de mi vida y nunca me he preguntado cómo te llamas. ¿Cómo te llamas? Mujer de falda escocesa con una polera y chaqueta de cuero, de piel clara con ojos claros y sonrisa perfecta ¿Cómo te llamas? Le quiero preguntar pero no quiero interrumpirla, sé que es algo banal interrumpir su danza por el gusto de acabar con una duda. Digamos, entonces, que se llama Satanás, sólo porque me gusta el nombre.
Tengo el mismo sueño todos los días de mi vida en donde estoy enamorado de una niña de piel clara con ojos claros, con una falda escocesa y una chaqueta de cuero que baila en un antro y que se llama Satanás. No la toco, sólo la siento, porque en mi sueño estoy ciego y sólo veo su luz.
Cuando despierto, me quedó unos cinco minutos viendo en silencio el cielo de la habitación, veo los posters de Joy Division y de The Smiths, veo el cuerpo desnudo de Camila y reviso si quedan unos Luckies rojos para llevarme una a la boca. Ella me suele decir que le molesta el humo pero que cuando está durmiendo no lo nota. A veces lo siente Lucas, y viene corriendo a lanzarse sobre la cama a saludar a sus papás. Alguna vez leí que los niños tienen la facultad de saber qué sueñan las personas, ojalá que sea mentira, no quiero que conozca las fiestas antes de los catorce.
Todo playa
Caminaba por Pedro de Valdivia cerca de Francisco Bilbao, eran cerca de las una de la mañana y vi un departamento con luces de neón y personas bailando, me quedé un segundo contemplando el cómo se ve la juventud carreteando, el cómo entre todos los departamentos, pareciera que sólo ese tuviese vida. Me dio algo de pena no tener nada que hacer, más que caminar a mi casa para dormir. En ese momento algo me golpeó la cabeza, no sentí dolor pero sí sentí mi cuerpo apagarse al caer sobre el pavimento. Soñé con una tarde en la playa, en donde una mujer morena caminaba hacia mi con un traje de baño precioso, su cabello se veía dorado con la luz del sol, la amaba y quería tanto pasar el día besándola porque era perfecta. Llego hacia mí y me dijo que era muy pronto para irse a dormir, que quedaba toda la tarde, que no fuera fome, que me quedara más tiempo en la playa, yapo, Tomás, no seas fome, quédate, no te vayas, no te vayas, oye, quédate, quédate, oh conchetumare se va a morir este hueón qué mierda se va a morir este hueón conchetumare puta la hueá, tiene la cabeza rota pal pico. Pablo, Pablo culiao en el baño bajo el lavamanos hay un botiquín, corre y tráelo. Puta a este hueón se lo hicieron pico, que paja. Cariño, yo tampoco me quiero ir, la arena está súper rica y todavía no hemos visto el atardecer, no me quiero ir mi amor, quedémonos cinco minutos más aunque sea. Está delirando, al menos está hablando, puta mira cuanta sangre, la ambulancia dice que llega en 30. Le falta caleta por la chucha, ni cagando aguanta tanto. Oye hueón, despierta, despierta culiao. Algo me golpeó la cara, pero no sabía que era, no era su mano, sus manos eran suaves como de un ángel, eso había sido una cachetada. Sentí mojado el pelo y me parecía extraño porque no me había metido al agua, estaba seco, había mucho sol pero tenía frío. Espera ¿Por qué estoy en una playa? Yo debía ir a mi casa. Desperté, tenía un frío horrible y estaba temblando, tenía a 4 pendejos que en mi vida había visto frente a mí. No entendía nada. Vi un botiquín, luego un frasco transparente y mierda, algo hicieron y sentí como mi cabeza se quemaba como quema un cigarrillo en la piel. Alcancé a ver el departamento pero ya no había luces, ni música, ni personas bailando. Son raros los jóvenes, pensé, en mis tiempos los carretes duraban toda la noche.
Debajo de un pie. Que tan relevante ha de ser vivir si se va a morir bajo la planta de un pie, por error, sin querer. Siendo nacida para proteger, para dar la vida por cuidar otra que de una soberana debe nacer, y seguir el ciclo dictado parto por parto, si así se le llama en su reino. Vi la pequeña hormiga, insignificante a mis ojos, muerta por un mal paso que se pudo evitar, lejos de casa y demostrando que vida y muerte pueden ser invaluables con el peor sentido que se le pueda dar a la palabra.
Para muchas personas podría ser extraño analizar tanto el ciclo de una entre millones. Para mí se convirtió en un pensamiento redondo, de esos que giran por un rato con nosotros, se mezclan entre las prioridades y se convierten en ese trozo de canción que no puedes dejar de cantar porque en algún lado se te metió en el camino. La vida de ese pequeño himenóptero se me atravesó en la mente justo después de que la vi caer. Tanto así, que incluso mi subconsciente decidió regalarle uno de esos momentos mágicos en los que me pierdo del mundo mirando a la nada y me tienen que traer de vuelta casi obligado.
Nada más extraño que divagar sobre la vida de una hormiga. No sé si he visto muchas películas de Disney y DreamWorks, si tan jodido tengo el cerebro que pienso puras estupideces, o si en realidad soy tan raro como me siento y tanta mierda que veo en internet me afecta en serio; pero, al menos escogí inconscientemente darle una vida muy épica a la pequeña con muerte tan boba y esos momentos que me perdí del mundo real valieron la pena, o eso quise creer.
¿Qué llevaría a un insecto tan genéticamente controlado tan lejos de su casa? Para mí, el libre albedrío. Para mí, el universo miente al dictar que ellas son guiadas para constituir un súper organismo y que cada decisión que toman fortalece el hormigón que compone su especie y por el que dicha mezcla tan dura recibe su nombre. Para mí, esa pequeña mandó a su reina a la puta mierda y decidió buscar su rumbo sola. Para mí, esa hormiga se paró duro contra el todo mismo y eligió hacer su vida como le diera la gana. En mi opinión, para esa pequeña, insignificante, invaluable en un mal sentido, los adjetivos dejaron de afectar, y su propósito de vida fue tan claro que entendió que pensar en ese mismo era una pérdida total de tiempo. Ella razonó que no estaba para cuestionarse, que no era para rendirse a lo que la vida le deparaba y que nacer, aunque no fuera elección, era un don que no iba a desperdiciar.
Esa hormiga se me convirtió en una explicación muy lúcida de lo que debemos ser. Esa hormiga que tomó su maleta y escapó de las elecciones impuestas. Esa hormiga que traté de rescatar del pánico que causó al ser confundida con una araña. Esa misma que cayó de tu hombro al suelo, terminó bajo uno de nuestros pies por error, y murió enfrentando la vida que quiso. Esa misma hormiga, cuya muerte me hizo pensar y sentirme culpable, que no dejó que la vida la doblegara a lo que “tenía” que ser, se transformó en lo que quiero que veas y no encuentro como hacerte saber.
I wish they could be happy and together again…
Y el dilema que siga… siempre habrán dos opiniones distintas la real y la que el mundo cree.
D. M.