#diario

LIVE
#motoscafo 4/150 // . . . . #diariodituttelecose #diario #parole #racconti #pensieri #microracconti

#motoscafo
4/150 //
.
.
.
.
#diariodituttelecose #diario #parole #racconti #pensieri #microracconti #potere #pensieri #mare #raccontibrevi #narrativa #frasi #brevi #storie #vacanze #frasi #poesia #cose #leggere #scrittura #persone #amori #vita #appunti #piccolecose #ricordi #politica
https://www.instagram.com/enrico_mb/p/BvGveGCFxaz/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=1drinhkj1qpni


Post link
#11settembre4/150 // . . . . #diariodituttelecose #diario #parole #racconti #pensieri #microraccon

#11settembre
4/150 //
.
.
.
.
#diariodituttelecose #diario #parole #racconti #pensieri #microracconti #torrigemelle #illustrator #raccontibrevi #amori #brevi #storie #bambino #parola #infanzia #minima #narrativa #professore #frasi #poesia #cose #leggere #scrittura #persone #graphic #boh #vita #oggi #compitidellevacanze #ricordi #minimi
https://www.instagram.com/enrico_mb/p/BuooTPqFXz-/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=4xsymm0j7w2m


Post link
#conchiglie 3/150 // . . . . #diariodituttelecose #diario #parole #racconti #pensieri #microracconti

#conchiglie 3/150 //
.
.
.
.
#diariodituttelecose #diario #parole #racconti #pensieri #microracconti #illustrator #raccontibrevi #brevi #storie #bambino #infanzia #scuola #frasi #poesia #cose #leggere #scrittura #persone #graphic #boh #vita #stories #compitidellevacanze #ricordi (presso Castelfranco Veneto)
https://www.instagram.com/enrico_mb/p/Bub-td8h4XS/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=taunr8fgnr5w


Post link
#viaggio 2/150 // . . . . #diariodituttelecose #diario #parole #racconti #pensieri #storie #addio #m

#viaggio 2/150 //
.
.
.
.
#diariodituttelecose #diario #parole #racconti #pensieri #storie #addio #moglie #frasi #poesia #cose #leggere #persone #graphic #boh #vita #compitidellevacanze
https://www.instagram.com/enrico_mb/p/BuOtgrElydI/?utm_source=ig_tumblr_share&igshid=u23dk0sg9hhq


Post link

Mañana es mi cumpleaños…

Cumplir años es el tiempo y el espacio en el que mueres para vivir, es el tiempo y el espacio para reinventarse.

Le escribí a un gran amigo para decirle que nunca antes había sentido tanto entusiasmo por cumplir años, él respondió, “Solo tienes ocho horas al día para reconstruir tu presente…las demás horas se te van en dormir, comer, etcétera. pues si has pasado 41 veces por el mismo punto una vez al año…me hablas cuando lo hayas hecho infinitamente.” Me sacó una sonrisa y me hizo mucho sentido.

Este cumpleaños es muy especial, tengo muchas razones para que lo sea, el año pasado aprendí lo valiosa que es la vida, aunque siempre lo he sabido, nunca será lo mismo saberlo porque te lo han dicho tus padres desde que eres una niña a vivir situaciones en donde la vida te muestra que cada segundo de tu presente es valioso.

Este cumpleaños decidí pasarlo en el mar, agradezco su generosidad, su belleza, siempre ha sido una fuente de inspiración, es fuerte, majestuoso, es grande, el mar es un amigo sin edad, sin tiempo en el espacio, es fiel, ha estado conmigo desde que nací, compartimos muchas lunas en silencio, quiero decirle al mar, cuanto le he extrañado…

Abril 2018.

“Il ruolo dello scrittore è di dire non quello che possiamo dire tutti, ma quello che siamo incapaci di dire.”

Anaïs Nin, Diario V (1947-1955)

¿por qué siento que sos tan mío si nunca te tuve?¿por qué no puedo imaginarte amando a nadie más que a mi si en verdad nunca me amaste?¿por qué me convenzo de que me extrañas si nunca me mandaste un mensaje?¿por qué nunca me mandaste un mensaje?¿por qué nunca viniste a buscarme si sabes de memoria el camino hasta mi casa?¿por qué todavía espero que las cosas hubiesen sido distintas? si todo lo que dijiste la última noche fue desde la verdad, y no desde el enojo, como elijo pensar para tener la sensación de que al menos algo sentiste por mí en algún momento entonces no entiendo ¿cómo se puede extrañar tanto a alguien que nunca existió?

Te recuerdo con el amor intacto. Aunque ya no estés. Aunque solo existas en mi memoria y te vayas borrando con cada noche de otoño que paso sin tu mensaje. Ya no me acuerdo de tu voz, supongo que eso es de lo primero que se olvida. No me acuerdo de la forma de tus manos pero aún puedo sentirlas sosteniéndome la cara, mientras cierro los ojos como si me fueras a dar un beso y al abrirlos me inunda un sentimiento de vergüenza y rabia porque sé que nunca me vas a volver a besar. Te recuerdo con el amor inmóvil, fijo en mi cabeza y en mi corazón. No hay una sola cosa que haga que no sea para vos, aunque no te vayas a enterar. Incluso todo lo que creo que es mío, en realidad es tuyo, te pertenece más a vos. Mi cuerpo es más tuyo que mío. Y sé que las personas no le pertenecen a otras pero me cala los huesos pensar que nunca voy a ser de otra persona, como lo fui tuya. Y como lo sigo siendo.

Desde chica soy inquieta, imparable. Pienso y repienso todos los escenarios una y otra vez. Mi abuela siempre me decía “que pase lo que tenga que pasar”. ¿Qué es lo que pasa?¿la vida?¿el amor?¿los sueños? Quizás todo lo lindo de estar vivo se nos pasa mientras buscamos encontrarnos en canciones tristes poemas para identificarnos. O mientras lloramos a personas que no murieron, personas que todavía están. Personas con las cuales todavía hay posibilidad de arreglar las cosas, o que irremediablemente tenemos que dejar atrás. Se nos pasa mientras nos quedamos mirando el pasado, un momento perfecto que ya se terminó, pero que duró lo que tuvo que durar, porque sino no hubiese sido perfecto. El tiempo se nos va en las cosas a medias, que son tan cotidianas, y no sirven. Mientras dudamos si agarrar o soltar a alguien y no nos damos cuenta que de esa forma no nos estamos permitiendo volar. Todo lo que vale la pena parece escaparse de nuestras manos una y otra vez porque estamos muy ocupados con las cosas que ya pasaron. Creo que lo que mi abuela en realidad quería decirme, es “no hay otro tiempo para vivir que no sea el presente”.

Cuando era chica creía que escribía sobre amor porque era algo que nunca tendría. Algo que necesitaba poner en palabras para sentirme menos sola. Creía que escribía todo lo que no estaba destinado a pasarme. Pensaba que solo estaba poniendo en palabras aquello que no conocía, aquello de lo que no tenía idea. Después me di cuenta que ese es mi superpoder. Me puedo enamorar una y otra vez de todas mis poesías. Puedo olvidarme del resto del mundo por un rato mientras me siento a escribir. Puedo perderme en las sílabas y los versos. Puedo enamorarme de la magia y de todo lo que cobra vida con un lapiz y un papel. Puedo alejarme del dolor del mundo real y habitar mi fantasía. Donde no hay mentiras, ni heridas. Y el villano siempre es muy fácil de identificar.

Tu mirada tan sincera me encuentra replantándome mi vida entera. Me hace dudar si alguien alguna vez volverá a mirarme de la misma manera. Tu mirada me provoca y me confunde. Me muestra tu amor y tu indiferencia irremediable. Me muestra tu paz y mi guerra. Me enseña un refugio y después me deja a la deriva. La intensidad de tu mirada me advierte que vas a romperme el corazón. No me importa incluso sabiendo que las miradas no mienten. Tu mirada triste es casi tan indescifrable para mi como para los demás. Pero por suerte te conozco mejor que nadie. Tus ojos me lastiman porque sé que no podría odiarte ni aunque así lo quisiera. Mis ojos te lastiman porque sabes que nadie te va a amar de la misma manera.

Nunca sé sobre qué escribir pero sin embargo siempre abro mi cuaderno con la inocencia de un niño al que le regalan crayones por primera vez y todo el mundo se convierte en un lienzo. Escribir, pintar, hablar, mirar, ¿es todo lo mismo, no? Llevo a todos lados mis pensamientos pero nunca puedo ordenarlos y en lugar de eso sólo mastico el lápiz amarillo que alguien me prestó. Perdón. Siempre vuelvo a los mismos lugares pensando preguntas que nunca voy a poder contestar. ¿Qué le pasó al hijo de mi vecino del departamento en el que vivía cuando era chica y cuando me mudé no vi nunca más? Llevo años sin hacer duelo por la gente que se murió en mi memoria y hoy solo representan un silencio eterno. Pero está bien porque no me gusta el ruido. Ni siquiera la música. Todas las canciones me hacen acordar a alguien… y eso que nunca dediqué ninguna. Hay personas que arruinan canciones sin nunca saberlo. El amor no se vuelve a sentir igual dos veces y por eso no creo en las segundas oportunidades. Lo que ya está quemado no se puede volver a encender y yo me siento ceniza. Nunca me siento tan sola como cuando pienso en vos. A veces pienso en mandarte alguno de los 185 poemas que te escribí pero me da miedo que te importe tan poco que me vayas a contestar. Ninguna respuesta va a ser suficiente. Doy vueltas en la cama, garabateo mi cuaderno, escribo tu nombre al derecho y al revés. Esto es lo que soy. Esto es lo que ofrezco. Una serie de oraciones inconclusas que quizás algún día alguien quiera ordenar. Pero eso no es lo mío, yo no le doy sentido a lo que escribo, solo lo siento. Y eso no siempre es racional.

Cuando me voy a dormir siempre dejo la ventana abierta para sentirme cuidada por la luna y por todos los que habitan en ella. En mi propia luna. Donde viven las personas que amo y ya no están conmigo, y todas las personas que amé y en algún momento dejé de amar porque nos alejamos. Donde guardo mi versión favorita de personas que hoy quizás no podría reconocer ni teniéndolas en frente.

Me gustaría poder decirle a todos los que habitan mi luna que siento su calidez y me ayuda a conciliar el sueño todas las noches, sobre todo en el invierno cuando hace frío, estoy triste y tengo miedo. Gracias por el calor. Gracias por los sueños y por la claridad. Gracias por la oscuridad y la sutileza. Gracias por cuidar también todo lo que descansa conmigo. Gracias por la quietud. Me paso el día ansiando que llegue la noche para poder respirar.

Me pregunto si hay ciertas cosas que te hacen acordar a mí. En estas sábanas perdimos el miedo. En esta cuadra nos dimos la mano. En la escalera nos dimos ese abrazo que lo cambió todo. En la cocina nos vimos por última vez antes de que me abras la puerta y yo me vaya para siempre. Acá nos enamoramos. Acá dejamos de estar enamorados. Acá perdí la cabeza. Acá lloré a los gritos. En mi almohada tuve los mejores sueños de reencuentros. Esta remera la usé cuando te vi por primera vez. Contra esta pared nos dimos el primer beso. En mi habitación nos dijimos la verdad. En todos los rincones de toda esta puta ciudad nos quisimos. Me pregunto si a mi hay algo que no me haga acordar a vos. En mi cuerpo están tus marcas. En mi espalda tengo tatuada tu inicial. En mi corazón está tu casa. Aunque no lo sepas. Aunque nunca vayas a saberlo. Una parte tuya estará siempre conmigo, incluso cuando pase el tiempo, una fracción de mi corazón siempre te pertenecerá a vos.

hasta que no te amigues con vos mismo este amor será la guerra. mientras sigas creyendo que tus armas son de odio y rencor, y no de tristeza, jamás terminarán las batallas. solo ganarán los honestos y perderán los que no puedan enfrentar sus verdades. la revolución es ese espejo que refleja nuestros miedos y la victoria está del otro lado. como en todas las guerras habrán soldados caídos, solo espero que esta vez no sean nuestros corazones. si lo damos todo no perderemos, aunque nos claven todas sus flechas en el pecho. y van a aparecer nuestros nombres en los libros de historia con la frase “permitirse morir de amor también es ganar la guerra.” por siempre en un estante en la biblioteca de algún intelectual de la época, sellados al fondo de la página. unidos de por vida, esperando que la historia se vuelva a repetir.

si hay personas que son preguntas hay otras que son respuestas.

yo siempre con el “¿y ahora que vamos a hacer?”, y vos cada vez con una respuesta distinta. casi ensayada.

“hoy vamos a hacer lo que podamos”, “hoy vamos a cambiar el mundo”, “hoy vamos a irnos a algún lugar”, “hoy no vamos a hacer nada”.

no sé cómo hacías para siempre saberlo todo. o al menos saber un poco más que yo. se me hacía imposible seguirte. siempre eras más inteligente, más ágil, más gracioso, más creativo.

quizás en todo mi asombro no fui capaz de notar tu soledad. y sí, debe ser solitario estar un paso más adelante que todo el resto del mundo.

a veces pienso que si yo te hubiese visto un poco más a vos, y no a toda esa fachada en la que te escondías, hoy todavía seguiríamos juntos. perdóname, chico valiente, por pensar que el que tenía que cuidarnos eras vos.

Inauguro questo diario con una bella macchia di caffè che, spero, lasci intendere a sufficienza quanto io sia caffeina-dipendente (credo che il termine giusto sia ‘caffeinomane’, ma ha un suono spaventoso).

Avevo deciso già da ieri di comprare una nuova Moleskine (anche se i miei progetti prevedevano che fosse nera) ma non prevedevo che sarebbe stato un diario. Probabilmente questo è quello che verrebbe definito uno «spreco di risorse utili», visto che effettivamente ho così tante agende che potrei adibire a diari. Ma un po’ per questo improbabile tono di rosa, un po’ perché i miei livelli di dissociazione mentale stanno andando particolarmente fuori fase, ho deciso per questa elezione definitiva.

Ho deciso di usare uno pseudonimo. Un nome finto, ma non ha importanza, anche se forse è una cosa ridicola: il nome non sarà vero, ma lo sarà quello che è scritto qui. Come diceva Shakespeare (sono banale, lo so; oramai questa è La Citazione per eccellenza): una rosa, se chiamata con altro nome, conserva comunque lo stesso profumo.

Vorrei che quello che scrivo qui fosse reale, anche se nascosto da un nome. La mia vita non è chissà quanto movimentata, ma farò un tentativo comunque: la costanza non è una delle mie doti (e  non è che io ne abbia molte), ma vedremo di farci bastare quel miliardesimo di regolarità che possiedo.

(oggi ho un linguaggio stranamente forbito, tbh di solito non parlo così).

Detto questo, partiamo dal principio.

Chi è Beatrice?

Beatrice Raeli ha 21 anni. Ne farà 22 il 28 novembre. Come deducibile, è nata nel 1994 ed è Sagittario ascendente Scorpione. Questa infelice mescolanza zodiacale la rende un incubo per chiunque conosca un minimo di zodiaco. Soffre di sindrome bipolare e – probabilmente – di sindrome della personalità borderline. Ha un disordine alimentare, così gentilmente (!) ribattezzato ‘disturbo psicofisico’ da suo padre J. Suo padre non è la sua persona preferita. Per quanto Beatrice si sforzi, non sarà mai abbastanza per lui o per sua madre C. D’altronde, C. e J. hanno I. di cui occuparsi. I. è il Figlio Perfetto, il Figlio Giusto. Lui è tutto quello che Beatrice non è. I genitori di Beatrice (suo padre J. in particolare) non esitano a farglielo notare.

Beatrice pesa 113 kg alle ultime stime. Essendo alta 178 cm, non si è trasformata in una palla di lardo rotolante. Vuole dimagrire a ogni costo, perché è da quando aveva 8 anni che è a dieta, e davvero non ne può più. Sente che i suoi ‘disturbi’ la porteranno al suicidio, se non diventa magra al più presto. Se non può accettare la propria mente, vuole almeno amare il proprio corpo.

Beatrice ha iniziato questo diario, sperando che la aiuti a chiarificarsi, mente e corpo. Beatrice ha paura di non farcela, ed è per questo che si affida a queste ridicole soluzioni funzionali da manuale di autoaiuto. Ma Beatrice ha 21 anni ed è a dieta da quando ne aveva otto. Questo non l’ha aiutata a rimanere sana di mente, e ormai deve salvare il salvabile.

Beatrice vuole solo stare meglio. Vuole non aver voglia di mangiare senza avere fame. Vuole smettere di sentirsi in colpa ogni volta che manda giù un boccone. Vuole poter indossare un top e dei calzoncini cortissimi senza che le sue cosce sfreghino l’una contro l’altra fino a sanguinare, e senza un rotolo di pancia che strabordi oltre l’orlo dei jeans.

Beatrice vuole avere la pancia piatta. Vuole avere la pelle liscia e vuole che i ragazzi la vedano. Vuole che i ragazzi la guardino.

Beatrice non vuole vergognarsi del proprio corpo. non vuole perdere le speranze, anche se è a dieta da quando aveva otto anni ed è stanca. È così stanca che a volte alzarsi dal letto e affrontare quel mondo che le urla che finché non sarà magra non andrà bene le sembra impossibile.

Beatrice vuole – disperatamente – amarsi.

Ha iniziato questo diario perché vuole documentare il suo percorso. Benché si prospetti – ancora– lungo e faticoso, Beatrice non vuole averne paura. anzi, vuole amare anche il percorso stesso. Non vuole averne paura. vuole essere soddisfatta di sé stessa. raggiungere quell’obiettivo che inizia a sembrarle impossibile.

Beatrice vuole essere sincera con sé stessa.

Beatrice deve essere la sé stessa che vincerà.

Questo diario non conterrà tanto gli avvenimenti quanto le sensazioni, le emozioni. Forse sarà confuso, pieno di voli pindarici e discorsi senza capo né coda.

Ma magari anche questo aiuta, no?

Ora mi aspetta un dolce senza lattosio per I. da preparare. Visto che sono i primi giorni di scrittura, probabilmente mi ritroverò a scrivere più volte al giorno, ma… non so.

See you soon.

B.R.

loading