#cuentos

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¡Mire! Fuente, fría, fruta, fresca… ¡cuál gresca! Eternamente jugosa y gustosa, ¡qué cosa! Y hábilmente salerosa y valerosa, ¡cuán hermosa!

Entre el follaje se distingue un coco sentado en la punta de una espada que se va de paseo y deja rastro con su almohada desplumada. Crea confusión entre las cañas de azúcar posando en ellas unas cuantas arañas y vacila a las ramas haciendo sonar sus seiscientas veintiún mil campanas.

-Melanie Flores Bernholz,El capitán de proa.

 El escritor Javier Tomeo murió el pasado sábado a los 80 años.“Somos peces pequeños y robus

El escritor Javier Tomeo murió el pasado sábado a los 80 años.

“Somos peces pequeños y robustos, con grandes ojos que se afanan por verlo todo. Vivimos en aguas profundas lejos de las costas.

Un día, hace miles de años, uno de mis antepasados asomó la cabeza por encima del mar y descubrió las estrellas. Desde entonces nos esforzamos por saltar. Tenemos unas aletas pectorales muy desarrolladas, que mantenemos pegadas al cuerpo mientras nadamos, pero que desplegamos a la manera de alas cuando pretendemos volar.

El aprendizaje, sin embargo, es largo y penoso. Nuestros saltos, de cuarenta a cincuenta metros de longitud, apenas alcanzan, como máximo, los ocho metros de altura. Las estrellas continúan estando muy lejos, pero no renunciamos a nuestro sueño.” El pez volador

“Cuando aquel hombre se quitó el antifaz vi que no tenía nariz. Le dije que era preferible que volviese a ponerse la máscara.
-No debe usted amedrantar al prójimo con esa cara –le dije.
-¿Cree que yo también tengo prójimo? –me preguntó-. ¿Cree usted que los hombres sin nariz podemos presumir de tanto?
Su pregunta me pareció bastante ingenua, pero preferí no responderle y dejarle en la duda, así que supongo que aquel hombre debe de continuar todavía hoy preguntándose cuál puede ser su ubicación en este mundo de impíos narigudos.” Carnaval veneciano

VIII

Campo de batalla y cinco mil combatientes muertos. Los primeros buitres planean ya en las alturas, pero todavía no se atreven a descender. En primer plano, dos guerreros cubierto de sangre.
GUERRERO A. Oye.
GUERRERO B. Qué.
GUERRERO A. ¿Estás muerto?
GUERRERO B. Sí.
GUERRERO A. Por un momento, al verte sonreír, pensé que estabas vivo.
GUERRERO B. Pues estoy muerto.
GUERRERO A. Yo también estoy muerto.
GUERRERO B. Entonces, ¿cómo pudiste verme sonreír, si estás muerto?
GUERRERO A. ¿Y tú? ¿Cómo pudiste sonreír, si no estabas vivo?
GUERRERO B. No sé. A lo mejor la muerte es sólo una media sonrisa.
GUERRERO A. (Dándose por satisfecho con esa respuesta.) Sí, a lo mejor.
Silencio. En lontananza un anciano busca a su hijo entre los muertos, y a los que están caídos de bruces les gira amorosamente la cabeza.

XXIV
Aldea y páramo. Sol de ocaso. PADRE e HIJO están sentado en la linde del camino que conduce al cementerio. Sobre la tierra húmeda, los gusanos avanzan gracias alas contracciones de una capa muscular sucutánea.
HIJO.Padre.
PADRE.Dime.
HIJO.(Alargando el brazo y señalando el horizonte). Mira aquel molino.
PADRE. ¿Dónde ves tú un molino?
HIJO.Allí.
PADRE. Aquello no es un molino, hijo.
HIJO. ¿Qué es, entonces?
PADRE. Un gigante.
HIJO. ¿Un gigante?
PADRE. No hay duda. Fíjate bien. Ahora está quieto, oteando el paisaje. Pero dentro de un momento se pondrá a caminar y a cada zancada avanzará una legua.
HIJO.(Tras un intervalo de silencio).Padre.
PADRE.Dime.
HIJO.(Con voz compungida). Yo no veo que sea un gigante.
PADRE. Pues lo es.
HIJO. ¿Un gigante con puertas y ventanas? ¿Un gigante con tejas y aspas?
PADRE. Un gigante.
HIJO.(Tras una pausa).Padre.
PADRE.Dime.
HIJO. Yo sólo veo un molino.
PADRE. ¿Cómo? ¿Un molino?
HIJO. Sí, un molino. El mismo de siempre.
PADRE.(Con voz grave).Tomás.
HIJO.Qué.
PADRE.(Volviendo lentamente la cabeza y mirando en derechura a los ojos del hijo). Me preocupas.
Silencio.PADREeHIJOpermanecen inmóviles, sin cambiar ya más palabras. Llega por fin la noche y la luna se enciende.
 

XXIX
             DOS HOMBRES sentados en un banco del parque. Ha llegado la primavera y los pájaros se aparejan. Abajo en la tierra húmeda, la república de las hormigas, estremecida, asiste al parto de la voluminosa reina.
HOMBRE A. Ragshsj kdioop.
HOMBRE B. Jkyuuio ertdgfko.
HOMBRE A. Ioerp Gsthdj.
HOMBRE B. Tqaaaq ertsgn.
HOMBRE A. (Insistiendo.) Qerruo iop.
HOMBRE B. (Con expresión divertida, como si pudiese entenderse con su compañero.) ¿Ajll yuupr alms?
HOMBRE A. (Levantando la mirada al cielo, con aire aburrido y desesperado a un tiempo.) Casrhg mmkskp ewwsytrf.
HOMBRE B. ¿Qweikd deiitrop?
HOMBRE A. Jkkñaaaank.
HOMBRE B. (Llevándose las dos manos el vientre.) ¡Ja, ja, ja!
           Silencio. A Partir de este momento, los dos hombres se ignoran completamente. Abajo, en la tenebrosa madriguera, las hormigas aclaman al unísono el parto real.

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Poema a un pájaro

Al batir tus alas dentro de mi tórax

te abriste paso en mi corazón y su niebla purpurina.

Tengo recuerdos de tu cantó en mi pecho,

del más dulce piar de los anhelos.


Hice mal, al alimentarme de veneno e interés ciego.

Dejé libre al ave que anidaba dentro mío.

Aunque no estés ¡Escucha! grito de mi pecho vacío:

Te honró y te amo, entre cielos y mares, atardeceres y amaneceres son testigos de mis buenos deseos.

Aunque este marinero navega hacia aguas más turbias, jamás bajará la frente cuando le pregunten si eran hermosos los momentos en que en su corazón cantaba un ave.

Por #SatanásParado

Ya viene pascua.

Ya viene pascua.


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La pintura de la semana pasada, la regalé en la nana a un gran amigo.

La pintura de la semana pasada, la regalé en la nana a un gran amigo.


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Toda la belleza de las cordilleras del placer, en: www.satanasparado.com

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Muertos en el agua: www.satanasparado.com

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Mis hijos me reclamaban cada vez que consumía sustancias. Decían que las dejara, que estaba destruyendo a nuestra familia.

En cierto modo, tenían razón. Con el tiempo dejé de verlos, me di cuenta de que nunca fueron reales. Los medicamentos estaban funcionando.

Autor: Santiago Pedraza

Cuentos increibles… ¿o no?El original AQUÍCuentos increibles… ¿o no?El original AQUÍ

Cuentos increibles… ¿o no?


El original AQUÍ


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Érase una vez Los Gigantes, un carnaval de cuento…

Cartel anunciador del Carnaval 2022 de Los Gigantes


Quiero dar las gracias al Alcalde y al concejal de fiestas del Ayuntamiento de Santiago del Teide por contar conmigo un año más y valorar mi trabajo. Ha sido todo un placer crear esta obra que es la carta de presentación del carnaval. Este año será a finales de agosto. Nos veremos por allí ☺️

El viaje de Orfeo

Uncuento de hadas con más de cien páginas ilustradas. Orfeo es un príncipe con un don sobrenatural para la música. Con los años se enamora de un compañero del colegio al que secuestra una terrible bruja. En el viaje para rescatarlo hace muchos amigos mágicos que le enseñan a enfrentarse a los miedos.

Libro que trata temas como la diversidad, la fraternidad, el respeto y el amor hacia uno mismo. 

Dirigido a un público superior a siete años. Obra escrita e ilustrada por Jonás Emanuel bajo el sello de DelMedio Ediciones a la venta en todas las librerías de España.

Puedes conseguir un ejemplar en Latinoamérica pidiéndolo en las librerías. 

#el viaje de orfeo    #fairy tale    #cuentos    #illustration    #ilustracion    #romantic    #prince    #magica    #adventure    #orpheus    #disney    

Son las tres de la tarde y corro por la calle de mi casa en Salta buscando algún negocio abierto donde me vendan una caja de preservativos. El barrio entero parece haberse convertido en un gran mercado chino donde hay hasta tigres que pasean como perros entre la gente, menos un negocio donde me vendan una mísera caja de preservativos.

Mateo me espera en mi habitación, logré convencerlo para que se quedara después de unos besos que le robé, y ahora temo que no me espere y se vaya si no consigo el artículo en cuestión,todo esto mientras esquivo a unos niños que corren con galletas de la fortuna entre las manos.

Mateo me espera en mi habitación, y realmente fue una situación forzada lograr que se quedara. No quería hacerlo para nada, tampoco besarme, pero yo terminé rodando en mi cama con él en brazos insistiéndole que me amara un rato más. Conmigo arriba, no pudo resistirse más y me dijo: “me encanta verte así”. Y fue en ese momento, cuando -decidido a cogerme sin más reparo-, le pregunté si tenía forros. Me dijo que no, así que salí toda apresurada a buscarlos. 

Fue en vano porque no los conseguí, y en plena aflicción preservatoriana, desde una esquina y entre faroles de papel rojos con símbolos chinos, pude divisar a Mateo yéndose en bicicleta.

He vivido ya mucho tiempo en el día, la noche me reclama, me llama de vuelta a su lecho.

Es la noche o eres tú, irremediable, incontenible, inevitable, devastadora y tantos otros adjetivos que me perforan el alma.

FantásticoSeñorZorro

De noche se roba mejor

Yo la vi una noche sonriendo en lo alto del balcón. La vi como una estrella, fría y hermosa. ¡Y que se vaya al diablo aquel que me acuse! Qué más podía yo hacer, sí soy nada más que un zorro. ¿A caso a podido el hombre suprimir su sed por la guerra? No me digan que hice lo indebido, pues por ser un zorro mi tarea es la de hacer lo indebido, lo que nadie más se atreve, aquello que atemoriza corazones y achica voluntades eso es lo que me llena de pasión. ¿Qué más podía yo hacer? Ella estaba ahí tan bella, tan radiante y yo acá tan ladrón tan profano, tenía que intentarlo, tenía que probar en carne propia el sabor de los besos robados.

FantásticoSeñorZorro

El tiempo vuelaFinales de abril. Viernes, 10.45 de la mañana. El aeropuerto está ya muy animado. Lar

El tiempo vuela

Finales de abril. Viernes, 10.45 de la mañana. El aeropuerto está ya muy animado. Largas colas ante los mostradores, ni un asiento libre y las cafeterías abarrotadas, evidencian el trajín al que se enfrenta el pequeño aeródromo de Loiu, a cinco kilómetros de Bilbao.

 Acaba de llegar. Se acerca a una de las pantallas informativas. Concentrada en la búsqueda de su vuelo, da un respingo, cuando de una cabeza, demasiado cercana a la suya, emerge una profunda voz de barítono.

–Bueno, parece que de momento todo va bien.  

Susana mira de reojo al intruso, dedicándole lo que solo puede calificarse de mueca y vuelve a concentrarse en el panel. Está nerviosa, como siempre que tiene que viajar. Sabe que aún tiene por delante, en el mejor de los casos, una larga espera. 

Los minutos y las horas han ido pasando lentamente. Está cansada. Sólo sueña con subir al avión y llegar a casa. Se levanta para consultar una vez más la información del vuelo: DELAYED.

 –¡Mierda! No puede ser. Lo que faltaba –se le hace un nudo en la garganta. 

 Pasado, sin embargo, el primer momento de desaliento, decide ver la parte positiva de la situación y se dice a sí misma que su avión saldrá en pocos minutos.  Para aprovechar el tiempo decide ir en busca de un aseo. No parece haber ninguno cerca. Después de caminar unos minutos encuentra un solitario servicio para personas discapacitadas. Estupendo. Ha sido una suerte. Se lava las manos y al salir… la puerta no funciona. Trata de pensar, la boca se le ha quedado seca. Lo intenta de nuevo. Nada. Con los nervios a flor de piel grita:

 –Que alguien me ayude, me he quedado encerrada.
Al cabo de unos segundos, milagrosamente se abre la puerta.
 –Te encuentras bien?
El joven le parece extrañamente conocido. La voz. Claro, eso es. Es el mismo que se le acercó al llegar al aeropuerto. Le da las gracias efusivamente y, por primera vez repara en los ojos azul verdoso del hombre.
 Finalmente, tras una espera mas corta de lo que cabía esperar, Susana sube al avión. Asiento 11A. Se instala.
 –Por fin. ¡Caramba! Hola otra vez –ahí está de nuevo, con su voz de barítono y su mirada azul. 

 Empiezan a hablar. Francesco es siciliano, ingeniero aeronáutico y se dedica a dar conferencias sobre la micromanufactura. Susana, mientras le escucha, le observa por primera vez y se pregunta como no se ha dado cuenta antes del atractivo joven. Siguen hablando de esto y de aquello durante todo el vuelo.

 –No puede ser –dice Susana una hora más tarde –ya hemos llegado.

 –El tiempo vuela –responde Francesco con una picara sonrisa.

 Si esto fuera una película sonaría ahora, de fondo, la cálida voz de Domenico Modugno cantando; “…poi d’improvviso venivo dal vento rapito, e incominciavo a volare nel cielo infinito…”

Por Carmen Figueras


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¿Quién dice que los milagros no existen?La cafetería está de bote en bote. Literalmente no cabe un a

¿Quién dice que los milagros no existen?

La cafetería está de bote en bote. Literalmente no cabe un alfiler.
   El local se ha puesto de moda y la gente acude en masa con la esperanza de encontrar una mesa con acceso a un enchufe que le permita disfrutar de conexión a la red.
   Amelia, Matilde y Luisa, no precisan conectador, por esa razón ocupan una mini mesa en el centro del local, sobre la que apenas caben las tres tazas de café que están tomando. A pesar de las apreturas están a gusto, departiendo tranquilamente. Amelia, la más joven, es una persona comprensiva, respetuosa y flexible. Muy viajada, su experiencia en este terreno la convierte en una compañera ideal para una charla agradable. Matilde, con unos años más, pero con una nula mundología, suple esa carencia con una mente clara y una curiosidad inagotable que hace de ella la oyente perfecta. La mayor, Luisa, a caballo entre las otras dos mujeres, es una fuente de inspiración por su conversación culta e inteligente y, al propio tiempo, un oído atento y respetuoso.
   Las tres mujeres charlan animadamente sobre temas diversos.
   –Bueno, en este momento me gustaría encontrar una persona con la que compartir mi vida –confiesa de repente Luisa.
   –Las relaciones no son fáciles. Al menos para mí. Pero, sin duda, me gustaría encontrar a alguien especial –argumenta Amelia.
   –¡Y a mi! –exclama Matilde.
   –He pensado mucho últimamente cómo debería ser mi compañero ideal. Que cualidades debería tener. Quiero un hombre comprensivo, cariñoso, divertido, paciente, sensible, inteligente, culto y atractivo.  Que me hiciera sentir viva de nuevo y con quien pudiera compartir lo bueno y lo malo –dice emocionada Luisa.
   –Lo que tu pides es un milagro –responde Matilde
   –Y ¿porqué no?
   Pocos meses más tarde, Luisa entra en una librería, va, como es costumbre en ella, un poco acelerada y ciega a todo lo que no sea el libro que busca. Inesperadamente tropieza y bracea instintivamente para asirse a algo que evite su caída. Presa de un momento de pánico, siente como unos fuertes brazos la sujetan. Al incorporarse contempla el rostro de su providencial salvador. Unos ojos de mirada cálida y, un punto burlona, la contemplan.
    –Debería usted mirar por donde pisa –le dice con una seductora sonrisa el hombre que acelera el ritmo cardíaco de Luisa.

¿Quien dice que los milagros no existen? Ya lo creo que sí, sólo hay que creer en ellos.

Por Carmen Figueras


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#RelatoCortoUNA LECHUZA EN LA ANTÁRTIDAEs pequeña y pálida. La mirada de sus grandes ojos inmóviles

#RelatoCorto

UNA LECHUZA EN LA ANTÁRTIDA

Es pequeña y pálida. La mirada de sus grandes ojos inmóviles es viva y penetrante. Se llama Ágata y es… una lechuza.
  La simpática ave, vivía en un oscuro hueco de un viejo edificio. Adoraba los rincones en penumbra y no conocía otro paisaje que el de los Yungas bolivianos. El lugar en el que había nacido, mezcla de verdes laderas, precipicios, cascadas y cálidos valles.
  A pesar de la belleza que contemplaba diariamente, la joven lechuza ansiaba conocer nuevos parajes. Su instinto le decía que, lejos de allí, había maravillas por descubrir.
  Un día, en una de sus batidas, acertó a pasar por el lugar en que Yachay, el anciano y sabio búho, explicaba historias a las jóvenes rapaces que, con los picos abiertos, miraban maravillados al maestro, pendientes de cada una de sus palabras.
  –Pues veréis, –decía en aquél momento Yachay, a preguntas de uno de sus avispados alumnos, –sólo hay un lugar en el mundo en el que no hay lechuzas. Es un territorio muy lejano, llamado Antártida.
   Antártida, Antártida, el nombre sonaba una y otra vez en la cabeza de Ágata que, en aquél mismo instante tomó la decisión de ser la primera en llegar a aquél ignoto y maravilloso paraje.
  Dicho y hecho. Sin una mirada atrás comenzó el arriesgado viaje. Como es un ave nocturna, volaba de noche y descansaba de día. Lenta y silenciosamente, abandonó los  paisajes bolivianos, para sobrevolar la inmensa cordillera de los Andes. Un viaje extraordinario e inimaginable  para una pequeña lechuza.
  Al llegar a la Tierra del Fuego, estaba exhausta. No obstante, hizo un último esfuerzo, para desplomarse, finalmente, en una preciosa bahía, rodeada por el hielo. Al recuperar la conciencia quedó sobrecogida por la belleza del contraste del límpido cielo azul, con el blanco del hielo y la nieve. Ya no podía más. Estuviera donde estuviera, su viaje había terminado.
  De repente, en medio de su aturdimiento, escuchó una algarabía. Ágata miró estupefacta como se acercaban a ella decenas de una especie de aves, de color blanco y negro, que caminaban erguidas de una manera muy graciosa. Se detuvieron a unos pasos de ella, mirándola con curiosidad y ladeando la cabeza. La más atrevida se acercó y le dijo:
  –Perdona el alboroto, pero es que no habíamos visto nunca un ave de tu especie. ¡Bienvenida a la Antártida!

Por Carmen Figueras


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El CambiapielesEstá amaneciendo sobre el Valle de las Rocas. El sol en su lenta ascensión va tiñendo

El Cambiapieles

Está amaneciendo sobre el Valle de las Rocas. El sol en su lenta ascensión va tiñendo de rojo la morada del pueblo navajo. Una extensa llanura salpicada de grandes cerros piedra arenisca.

Jádi, jefe del poblado, ha salido de caza. Su objetivo principal es abastecerse. El invierno ha sido duro y la despensa está vacía. No obstante tendrá que conformarse con lo que la suerte le depare. No quiere alejarse mucho de su hogar. El peligro acecha.

Sin embargo, algo más importante ha impulsado hoy al curtido guerrero. Sabe que ha llegado la hora de enfrentarse al hechicero que ha estado instigando a su pueblo desde hace mucho tiempo. Hataalii, el antiguo hombre-medicina, se apartó de las reglas chamánicas para convertirse en lo que los navajos denominan “Skin-walkeroCambia-pieles” (Yee Naaldlooshii). Seres maléficos que tienen la capacidad de cambiar de forma y adoptar la de cualquier animal.  

De repente, Jádi se da cuenta de la súbita aparición en el cielo raso, justo sobre él, de una extraña y amenazadora nube de tormenta.
–¡Hataalii, muéstrate! Se que eres tú.
Al instante, un coloso con el rostro cubierto, aparece ante él.
–Aquí estoy Jádi –responde el gigante con voz ronca, distorsionada por la máscara.
–No me impresionan tus tretas, chamán. He venido a destruirte.
–No me hagas reír. ¿Cómo vas a luchar contra mis poderes?
–Eres un fanfarrón Hataalii. Dame una muestra de tu magia. Se dice que puedes convertirte en el animal que desees.
Ante los ojos de Jádi, impresionado a su pesar, desfilan sucesivamente un lobo, un coyote y un oso.
–Ciertamente, no puedo negar que son buenos trucos. No obstante están al alcance de otros. Demuéstrame que eres capaz de algo especial. ¿Serías capaz de transformarte en un animal pequeño? ¿Una hormiga, por ejemplo? –sugiere ladinamente el jefe.
Hataalii no puede resistir la tentación de exhibirse y, con una carcajada estentórea, se convierte en una hormiga que inmediatamente aplasta Jádi con su pie.
–La soberbia te ha perdido, cambiapieles –dice el astuto jefe, esbozando una sonrisa.

Significado de los nombres en lengua navajo:

Jádi (antílope)
Hataalii (mago)
• “Skin-walker o Cambia-pieles” (Yee Naaldlooshii)

Por Carmen Figueras

Imagen vía Abzu2


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La pequeña pastoraLa pequeña abraza amorosamente una de las ovejas del rebaño de su madre. Para Mai,

La pequeña pastora

La pequeña abraza amorosamente una de las ovejas del rebaño de su madre. Para Mai, a sus cinco años, los lanudos animales, no son solo fuente de alimento. Para la solitaria niña de la tribu navajo, las ovejas son además compañeras de juego.

Observa con atención a las reses, siguiendo las indicaciones de su madre. Dentro de poco se ocupará ella sola de la tarea. Bueno, no del todo, con la inestimable ayuda de Niyol, su perro. En la cultura de los navajos las mujeres ocupan socialmente un lugar muy especial. Ellas cuidan el rebaño de ovejas, cardan la lana, hilan y tejen y, ante conflictos entre familias, ellas deciden y juzgan.

De pronto Mai percibe la agitación del rebaño. Instintivamente, en lugar de llamar a su madre, se acerca a las ovejas. Al principio no se da cuenta, pero cuando los animales empiezan a dar saltos y a dispersarse en todas direcciones, puede escuchar claramente el tintineo característico de una serpiente de cascabel.

Está aterrorizada, pero sabe que debe mantenerse inmóvil. Cualquier movimiento puede ser mortal. El reptil se mueve hipnóticamente agitando su cola. Sus ojos clavados en la niña que tensa sus músculos esperando el inminente ataque…

Justo en ese momento el batir de unas alas rasga el aire y una imponente águila atrapa de un zarpazo a la sorprendida serpiente, alejándose de nuevo, tan vertiginosamente como ha aparecido. La madre de Mai que ha contemplado la escena impotente, corre a abrazar a su hija. Ambas alzan la vista contemplando el majestuoso vuelo de la rapaz que se lleva la víbora como alimento de sus pequeños.

El Gran Espíritu ha devuelto la paz al valle. Ahora queda la tarea de recuperar una a una las ovejas enloquecidas. Pero eso es ya otra historia.

Significado de los nombres en lengua navajo:

Mai(flor brillante)
Níyol(viento)

PorCarmen Figueras.

Imagen vía Photostoric


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